El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático de las Naciones Unidas publicó un informe en el que científicos de todo el mundo aseveran que los aumentos en temperaturas globales son producto de la actividad humana y virtualmente irreversibles.

Por tanto, la humanidad enfrenta ahora dos retos monumentales: primero, adaptarse a nuevos patrones climatológicos permanentes y, segundo, tratar de evitar más calentamiento. La política energética de Puerto Rico responde a ambas prioridades.

Según el informe, las primeras consecuencias del cambio climático ya se están viviendo. Huracanes como María están desarrollándose con mayor frecuencia. La pérdida de zonas playeras a la erosión, inundaciones costeras y el alza en los niveles del mar también se están manifestando dramáticamente.

A futuro, los hallazgos del informe nos deben preocupar aún más. Si no hacemos más para reducir la emisiones de gases de efecto invernadero, las temperaturas globales podrían alcanzar, para finales de este siglo, escalas no vistas desde el Plioceno, la época geológica del planeta hace unos 3 millones de años.

Aunque la aportación de Puerto Rico a esta peligrosa tendencia alcista es mínima, y los grandes responsables son los países más desarrollados e industrializados, como ciudadanos del mundo, tenemos un deber moral con la próxima generación de puertorriqueños. De igual forma, acuerdos a nivel internacional obligarán a transiciones para las cuales debemos estar listos. De lo contrario, podríamos quedar rezagados y perder competitividad. Aun empresas como Exxon Mobil están haciendo una transición hacia un modelo económico más sostenible y de menor dependencia sobre el petróleo. Puerto Rico no puede quedarse atrás.

El sector que más contribuye al calentamiento es el energético. Según las Naciones Unidas, cerca del 35 % de las emisiones globales provienen de la generación de energía y otro 25 % de la transportación. Puerto Rico, donde actualmente el 97 % de la energía eléctrica se genera de combustibles fósiles, tiene que moverse hacia renovables con sentido de gran urgencia. La política pública en materia energética que el Negociado de Energía supervisa y promueve, nos obliga a generar 40 % de nuestra producción con fuentes renovables en o antes de 2025, 60 % para 2040, y 100 % antes de 2050. Estas metas están incluidas en el Plan Integrado de Recursos aprobado por el Negociado en agosto de 2020.

Por otro lado, el presidente Biden, junto a los presidentes de Ford, General Motors y Chrysler, anunció una propuesta para que el 50 % de los vehículos nuevos vendidos en Estados Unidos sean eléctricos para el 2030. Pero, para que podamos percibir los beneficios de esta segunda transición, también será importante que la energía que mueva esos vehículos sea de fuentes renovables.

Las condiciones para estos cambios nunca han sido más favorables ni necesarias. De acuerdo con el informe, World Energy Outlook 2020, de la Agencia Internacional de Energía, la solar fotovoltaica se encamina a ser “la fuente más barata de electricidad en la historia”. Además, Puerto Rico cuenta con, al menos, $10 mil millones en fondos federales para mejorar el sistema de transmisión y distribución para que pueda integrar la generación renovable exigida en la legislación.

El autor es el presidente del Negociado de Energía y la Junta Reglamentadora de Servicio Público.