Cada año, este profesional celebra ser padre de dos varones, Yadriel Morales Cartagena, de 24 años, a quien crió desde que este tenía 8 años, y Rubén Andrés Rodríguez Cartagena, de 12 años, quien es su hijo biológico. Pero, este año, asume esa celebración con la nostalgia de la partida de su padre, Rubén Rodríguez Román, y tiene el compromiso de honrar su memoria, siendo el mejor padre que pueda ser.

“El desafío más fuerte es que este es el primer año que voy a tener un Día de Padres sin mi papá, quien falleció en octubre del año pasado. Por eso, este día tiene una connotación especial, no tan solo es el tema de ser ese padre ejemplar y ser ese amor incondicional que mis hijos necesitan, sino también ser ese papá que mi viejo quería que yo fuera. Como me decía el viejo mío: ‘tú vas a ser mejor que yo’. Por eso, este día es una forma de honrarlo”, expresó Rodríguez.

Aunque su nueva perspectiva de la paternidad es asumir ese legado de quien, en vida, le enseñara cómo ser un buen padre, la realidad es que, desde hace mucho tiempo, Rodríguez viene dando lo mejor por sus retoños, y, todo, basado en los valores que le inculcaron en su infancia.

“Mi hermano y yo nos criamos con mi papá, él siempre fue un papá presente; un tipo que no paraba de buscar formas de echar adelante. Tuve la bendición de tener un padre increíble. Fue maestro de escuela pública, al igual que mi mamá, que fue trabajadora social, y nací y me crié en Santa Juanita, en Bayamón, un barrio bastante limitado en recursos, pero aprendí de mi viejo que el trabajo, la disciplina y esa perseverancia de proponerte las metas son la clave de superar cualquier cosa. Por eso, siempre exhorto a mis hijos a ser trabajadores”, explicó el publicista de profesión.

Realizando un autoanálisis de sus características como padre, Rodríguez considera que lo principal es que es “un padre presente, amoroso, protector, pero muy exigente”, y afirmó que son estas cualidades las que le han permitido asumir su rol de padre de la manera en que lo ha podido ejercer.

Una de las particularidades de su paternidad es que llegó de repente cuando conoció a María Del Pilar Cartagena y a su hijo Yadriel, quien apenas tenía 8 años. Desde entonces, ese niñito le enseñó a ser padre e hizo nacer en él un amor genuino por el hijo que le regaló la vida.

“Al primer hijo no lo vi nacer, pero sí crecer y me enseñó a ser padre; me enseñó a entender el valor de una familia. Eso fue un cambio bien importante para mí porque siempre he sido una persona bien disciplinada y apasionada en cuanto a mi carrera profesional, y cuando conocí a su mamá y lo conocí a él, pues me enamoré de ambos. Eso me aterrizó porque, en ese momento, viajaba muchísimo y despertó un amor de padre que no había conocido antes”, confesó Rodríguez, quien también resaltó el distintivo amor que llegó a su vida a través de su otro hijo, Rubén Andrés.

“Algo que me ha parecido distinto es que todo el mundo recuerda el día en que nació su hijo, yo pude ver nacer a Rubén Andrés, pero, en mi caso, siento que amo hoy a mi hijo más que el día en que nació. Ha sido día a día y lo amo mucho más. Rubén Andrés tiene un alma especial; él es el alma de la fiesta”, resaltó el orgulloso progenitor.

Con el paso de los años, mientras educa a sus hijos y se hacen unos hombres, Rodríguez reveló que la paternidad continúa siendo una enseñanza de vida.

“De las primeras cosas que me enseñó este amor de padre es la paciencia, la tolerancia, la empatía, porque, muchas veces, me limitaba a involucrarme personalmente con la gente, mantenía un límite, no me permitía crear conexiones y no tenía esa sensibilidad, esa paciencia. Pero, cuando empecé a ser padre, me despertó un amor distinto y me ayudó a ver a las personas y las cosas con un tacto distinto, con empatía. Te humaniza y te hace entender que la mayor felicidad es cuando tienes algo que puedes compartir, alguien a quien proteger, alguien que te ama”, afirmó el padre de familia.

Aunque su labor como CEO de las agencias Influmedia y P2P le demanda mucho tiempo y esfuerzo, destacó que el amor por sus hijos lo ha llevado a dividir su ocupada agenda para darle prioridad a su principal proyecto de vida: sus hijos.

“El amor del que estamos hablando hace que uno haga todo sin que le pese. ¡Quién diría que tenía que levantarme a las 6:00 a.m. a preparar desayuno! Antes, en mi vida de soltero, eso no iba a pasar, pero, con el amor que despiertan los hijos en uno, se hace”, señaló.

Una de las principales metas que tiene es poder cumplir con las expectativas que su rol como padre requiere y, según Rodríguez, trabaja cada día con eso en mente.

“A la mayoría de la gente no le gusta defraudar a las personas. El hecho de que mis hijos nunca se decepcionen de mí, darles ese ejemplo de que, hasta en los momentos más oscuros, tú mantengas la actitud, la perseverancia y el amor a la familia… Eso, para mí, no tiene precio”, puntualizó Rodríguez.

La autora es periodista colaboradora de Suplementos.