Las enfermedades reumáticas comprenden una gama de afecciones que afectan el sistema locomotor y el tejido conectivo que facilitan el movimiento, la postura y el empleo de la fuerza muscular. Algunas de estas, como la artritis reumatoide, surgen como trastornos autoinmunes que, además de las articulaciones, pueden atacar sistémicamente el cuerpo, incluidos los órganos vitales.

Doctora Yvonne Font, reumatóloga
Doctora Yvonne Font, reumatóloga (Suministrada)

De acuerdo con la doctora Yvonne Font, la artritis reumatoide se caracteriza por ser una enfermedad autoinmune en la que el cuerpo pierde la capacidad para reconocer el tejido sano, atacándolo. De ahí estriba la importancia de una identificación temprana y un tratamiento adecuado y oportuno. Como detalló la reumatóloga, esta puede manifestarse con síntomas como dolor, hinchazón, enrojecimiento y rigidez de las articulaciones, así como limitación del movimiento.

Sin embargo, al tratarse de una enfermedad autoinmune crónica, sin cura, ignorar sus manifestaciones puede acarrear complicaciones adicionales en otros órganos y tejidos, como la piel, los ojos, los pulmones y los sistemas circulatorio y neurológico. A estos efectos, la doctora levantó bandera ante algunas señales que deben servir de alerta para realizar una evaluación médica al primer indicio.

“Las banderas incluyen dolor e hinchazón en las articulaciones, sin signos de trauma ni lesión previa, particularmente por las mañanas. También si ese entumecimiento dura más de media hora y si el paciente nota que ese dolor mejora con el movimiento”, recalcó la doctora Font. Acentuó que deben observarse otros síntomas, como el cansancio, la fatiga, la disminución del apetito, la fiebre baja, los dolores musculares o los ojos y la boca seca.

Aunque comúnmente la artritis reumatoide se manifiesta en las articulaciones pequeñas y medianas de las manos o los pies, al tratarse de una enfermedad sistémica, sus síntomas pueden confundirse con manifestaciones propias de otros padecimientos. Por ello, a juicio de la doctora Font, ante el primer episodio de dolor e hinchazón articular que persista por más de cuatro a seis semanas y sin trauma aparente, el paciente debe procurar una evaluación inmediata. “Tenemos que descartar la posibilidad de que existan otros problemas autoinmunes inflamatorios como artritis psoriásica, lupus, gota, polimiositis o infecciones, entre otras. Si este es el caso, queremos encontrarlos tempranos”, subrayó.

La artritis reumatoide puede manifestarse con síntomas como dolor, hinchazón, enrojecimiento y rigidez de las articulaciones, así como limitación del movimiento.
La artritis reumatoide puede manifestarse con síntomas como dolor, hinchazón, enrojecimiento y rigidez de las articulaciones, así como limitación del movimiento. (Suministrada)

El origen de la artritis reumatoide es multifactorial, por lo que puede deberse a diversos factores o rasgos del organismo. La doctora Font adujo que existe una predisposición genética que podría activar la enfermedad al entrar en contacto con ciertos agentes externos precipitantes. Entre ellos, destacó ciertos virus e infecciones, algunas anomalías hormonales, eventos estresantes y el uso frecuente de cigarrillos, el cual se ha asociado con aumentos en la severidad de los síntomas.

Según describió la reumatóloga, para elaborar un plan de tratamiento integral y personalizado de los síntomas de cada paciente con artritis reumatoide, el médico debe realizar una serie de estudios que incluyen un examen físico completo y pruebas radiológicas y de laboratorio, así como un análisis detallado del historial del dolor y de los síntomas presentados. Para controlar la enfermedad y preservar la función articular, se recomienda la combinación de medicamentos antiinflamatorios, moduladores del sistema inmunitario y terapias físicas. Además, cambios en el estilo de vida, como el ejercicio supervisado y los hábitos saludables para ayudar a reducir la inflamación y mejorar la calidad de vida del paciente.

Para la doctora Font, comprender el panorama de la duración de los síntomas constituye una parte esencial del proceso de detección e identificación del trastorno reumático en cuestión.

“Para hacer el diagnóstico, hacemos un historial detallado, vemos los síntomas y su duración, porque lo característico de estas enfermedades crónicas es que duran mucho tiempo y, a partir de seis semanas de molestia continua, nos ayuda a denotar que hay algo persistente”, sostuvo Font, trazando una distinción entre la artritis reumatoide y otros tipos de artritis que, como la osteoartritis, se destacan por su cualidad degenerativa y no por su autoinmunidad.

La artritis reumatoide, al ser el principal tipo de artritis inflamatoria autoinmune y afectar al 1 % de la población adulta mundial, requiere el uso de medicamentos especializados que logren controlar la respuesta inflamatoria y evitar complicaciones que puedan llevar a la incapacidad. Este trastorno predomina entre las mujeres entre 35 y 50 años, quienes representan el 70 % de los casos confirmados a nivel mundial. En el caso de Puerto Rico, Font resaltó un estudio del Recinto de Ciencias Médicas de la Universidad de Puerto Rico, en el que se reveló que una de cada 140 mujeres puertorriqueñas padece esta enfermedad.

Por último, la acción temprana, tanto de la persona afligida como de su equipo médico, es imperativa para preservar la calidad de vida y evitar daños irreversibles.

“El problema no solamente es el dolor y la pérdida de función, sino que muchos de estos pacientes pueden desarrollar problemas emocionales asociados a su enfermedad, pues hay ansiedad sobre las limitaciones físicas, vemos la incapacidad de proveer o mantener un trabajo, la disminución de ingresos y otros tantos efectos que tenemos que considerar”, aseveró Font, por lo que “esto es un trabajo en equipo. Asimismo, contar con un buen núcleo de apoyo será esencial en la ruta hacia el mejoramiento”.

En resumen, la artritis reumatoide es tratable, no se debe esperar que el dolor avance y es importante consultar con un reumatólogo. Para más información, puede comunicarse con la doctora Yvonne Font al 787-223-8050.