Mucho se recalca el mensaje de cómo “la detección temprana es tu mejor arma”. Pero, es que no hay otra frase que resuma la importancia de que las personas se realicen los exámenes de rutina, además de siempre estar atentas a los síntomas que provoque alguna enfermedad, más aún si se habla del cáncer de seno.

“Se dice ‘detección temprana’ porque el cáncer no se puede prevenir. Hay que hacer un llamado a las pacientes jóvenes, ya que no suelen hacerse estudios de rutina, por lo que conocer sus factores de riesgo de la enfermedad es un elemento importante, al momento de realizarse estudios o pruebas genéticas”, instó la doctora Eva Cruz Jové, directora de Senos Puerto Rico.

De acuerdo con Cruz Jové, los tipos de cáncer en los que se pudiera saber el riesgo son: el cáncer de seno, el de ovarios y el de tiroides, en donde, con una consulta genética, se hacen estudios de cernimento. Casi el 95 % de las pacientes en cuyos estudios genéticos se reflejan los genes BRCA1 y BRCA2 van a tener cáncer. “

Dependiendo en qué momento de la vida de la paciente, el cáncer de tiroides es bien común en la mujer y debe ser parte del cernimiento que se realice. La mamografía, la endoscopia, los estudios de tiroides y el de densitometría ósea son los estudios básicos que se debe hacer la mujer para mantener una buena salud”, aconsejó.

“Aún existe mucho miedo. Yo siempre digo que el miedo lo que hace es frenar el que la gente actúe. Hay tantos mitos sobre el cernimiento de cáncer de seno, como, por ejemplo, que la radiación que genera la mamografía da cáncer, que la compresión del equipo es horrible o que los implantes de seno se van a romper. Necesitamos romper los mitos y perder el miedo a la posibilidad de un diagnóstico positivo”, alertó Cruz Jové.

A su vez, amplió la información, explicando que los estudios de rutina lo que buscan es detectar una lesión que no necesariamente es palpable para la paciente. Por eso, continuamos con la concienciación y la importancia de que la mujer tenga autoconocimiento de su cuerpo. Si la lesión se puede palpar es porque se encuentra en un estadio tardío. Una mamografía de rutina ofrece el tiempo razonable para brindar un tratamiento en etapas tempranas y evitar que el cáncer crezca.

“De los mitos antes descritos el más común es el de la compresión. Sin embargo, hoy en día, las máquinas comprimen el seno y lo sueltan sin una molestia mayor. Además, la radiación que emite el estudio no hace daño. Aun así, entiendo que la población está bastante consciente de la importancia de este tipo de estudio. Mujeres que tienen cirugías estéticas como los implantes de seno están realizándose la mamografía”, mencionó la experta en radiología.

Actualmente, los cirujanos plásticos están utilizando materiales que no se dañan con la compresión de la máquina como el silicón, además de que el implante, al momento de la cirugía, lo están colocando detrás del músculo, lo que permite un mejor cernimiento.

“Lo que sí he visto de pacientes jóvenes que se han puesto implantes es que antes de someterse a la cirugía estética no tienen mamografías previas. Cualquier persona que se vaya a hacer implantes debe realizarse una mamografía o estudio de seno antes de ponérselos. Si están entre las edades de 35 a 40 años, se hacen la mamografía y si son menores una sonomamografía. Hemos encontrado lesiones en mujeres antes de la cirugía estética, lo que resulta en la cancelación del procedimiento y, por ende, [se enfrentan a la necesidad de] comenzar el tratamiento para la enfermedad”, añadió la también presidenta del Comité Ejecutivo 2022 de la organización Susan G. Komen Puerto Rico.

Los mayores esfuerzos para fomentar la prevención es que las pacientes pierdan el miedo. Por ello, Cruz Jové exhortó a que, tal y como se hacen la prueba del Pap todos los años, recuerden que la mamografía es un estudio que va de la mano. Es sumamente importante conocer que, si existe un historial familiar, en donde el cáncer sea un precedente, deben hacerse las pruebas de cernimiento.

“Es importante saber que los estudios indican que las mujeres entre las edades 50 a 59 años que se hacen mamografía regularmente, disminuyen su riesgo de morir por cáncer de seno en un 14 % y las mujeres entre 60 a 69 años lo reducen en un 33 %. A mayor edad, tenemos más probabilidades de padecer la condición, pero también obtenemos un mayor beneficio al realizarnos la mamografía, ya que, hacerla con regularidad, ha probado bajar la mortalidad. Muchas preguntan: ‘¿Cuándo sería mi última mamografía?’. La respuesta es que debemos continuar los exámenes de rutina hasta que la paciente tenga una expectativa de vida en salud de diez años o más”, concluyó Cruz Jové.

Recuerda que la detección temprana es un plan de acción para combatir el cáncer. ¡Toma las riendas de tu salud!