Las terapias biológicas ayudan a los pacientes con asma
Pueden ser eficaces para quienes no han logrado controlar sus síntomas con los tratamientos estandarizados
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Aproximadamente, 84,136 niños y adolescentes tienen asma en Puerto Rico, conforme con los datos del Programa de Manejo y Control del Asma del Departamento de Salud. En los adultos, la prevalencia actual de esta enfermedad es de 10.4 %, lo que significa que una de cada diez personas padece de esta condición crónica en el país, según la misma entidad. Estas cifras posicionan a la isla como uno de los países del mundo con mayor incidencia de este padecimiento, que, de no ser tratado adecuadamente, podría deteriorar significativamente la calidad de vida de los que lo padecen.
“Hay una conexión directa entre el ambiente que hay en Puerto Rico. Tenemos un hábitat tropical, mucha humedad y, por lo tanto, mucho hongo. Además, el polvo del Sahara, a menudo, deteriora la calidad del aire. Todos estos elementos influyen en la incidencia de asma tan alta que tenemos”, explicó el neumólogo Luis Francisco Nieves Garrastegui.
La influencia de los factores ambientales en el índice de asma que menciona el especialista en enfermedades pulmonares se debe a que esta enfermedad es respiratoria y provoca que las vías aéreas de los pulmones se inflamen y se estrechen. De esta forma, se obstruye el flujo de aire y se dificulta la respiración.
Pese a que el asma es incurable, el médico enfatizó que, bajo los tratamientos adecuados, los pacientes pueden controlar los síntomas y “tener una vida completamente normal”. Cada vez, existen más alternativas para tratar la enfermedad con mayor eficacia. En los últimos años, con la llegada de las terapias biológicas, ha aumentado la posibilidad de tratar exitosamente los casos más graves de esta condición.
Inicialmente, para lograr estabilidad en los pacientes, el doctor, quien también es miembro de la directiva de la Sociedad Puertorriqueña de Neumología, explicó que el tratamiento base es el de antiinflamatorios derivados de cortisona. Sin embargo, estos medicamentos, que también se conocen como corticoides, pueden ser problemáticos debido a que cumplen con su función de disminuir la inflamación a todos los niveles de las células del cuerpo, por lo que crean una diversidad de efectos secundarios.
Entre los efectos perjudiciales, Nieves Garrastegui destacó el aumento de peso, la diabetes, la osteoporosis y problemas de la piel. Incluso, según la enciclopedia médica MedlinePlus, este tipo de medicamento también puede causar cataratas en los ojos y debilitar los huesos.
Por el contrario, los tratamientos biológicos atacan a las células y a los mediadores de inflamación directamente relacionados con los pulmones. De esta manera, se eliminan los efectos secundarios de la cortisona.
Además, debido a la diversidad de medicamentos biológicos que existen en el mercado, el paciente puede recibir un tratamiento individualizado basado en sus necesidades específicas, detalló el médico.
“Es medicina personalizada. Por ejemplo, si el paciente tiene eosinófilos bien altos, que son las células que están en la sangre, pues se puede escoger uno de los biológicos sobre el otro. Si el paciente tiene [los niveles de] inmunoglobulina E altos, también se puede seleccionar un biológico sobre el otro y, si el paciente tiene problemas de la piel, es decir, tiene alergias, psoriasis o problemas de pólipos nasales, también hay unos biológicos que funcionan mejor que otros”, enfatizó.
Aunque, de acuerdo con Nieves Garrastegui, en Puerto Rico ha ido aumentando el uso de este tipo de medicamentos, no es una opción viable para todos los pacientes con asma, ya que son complejos en su fabricación y, por tanto, costosos.
¿Cómo se determina si un paciente es candidato para este tipo de tratamiento biológico?
“El paciente tiene que haber fallado a las terapias convencionales”, resaltó.
De igual forma, previo a prescribir algún tratamiento biológico, se debe asegurar que el paciente está utilizando los medicamentos base de forma adecuada.
Luego de que el profesional de la salud confirma el seguimiento óptimo, por parte del paciente, del tratamiento que se le ha prescrito y se realizan los estudios pertinentes, se podrá ordenar un fármaco biológico como tratamiento suplementario.
Cuando el paciente empieza a mejorar, se le disminuye paulatinamente el tratamiento principal, elaboró Nieves Garrastegui.
Es importante que se cumpla con este proceso de determinación porque, de lo contrario, es muy difícil que los seguros médicos autoricen el plan de tratamiento.
“Ahora mismo, la mayor limitación que tiene este tipo de terapias nuevas es que los planes médicos no las quieren aprobar”, destacó.
El mantenimiento es clave
Con los avances farmacológicos, es posible que los pacientes asmáticos mantengan una buena calidad de vida. No obstante, es crucial que quienes padecen de esta enfermedad visiten rutinariamente a su médico primario para darle seguimiento a sus síntomas.
“No es solamente cuando tenga sibilancias o fatiga que [el paciente] debe ir al médico. Cuando mejor se trata el asma, es cuando el paciente se siente bien. Así se puede hacer un plan para darle terapia de mantenimiento que garantizará una mejor salud pulmonar”, concluyó.

Este contenido comercial fue redactado y/o producido por el equipo de GFR Media.