Muchos habían sido los encuentros de la doctora Jo Ann Santiago Rivera con el cáncer. Desde pacientes, amistades hasta su propio padre; todos habían enfrentado esta temible enfermedad. Pero, en el 2018, esta condición cruzó los límites, llegó a su vida y se internó en su cuerpo para cambiar por completo su manera de pensar y de vivir.

“En un viaje a Nueva York fui a patinar al Rockefeller Center y en una de esas me caí, mi compañero me ayudó a levantarme y me dice: “Jo Ann, yo como que sentí algo cuando te levanté”. Ese día, en la habitación del hotel, me autoexaminé y, efectivamente, había algo en el seno derecho que era nuevo para mí”, recuerda la doctora, quien una vez regresó a la isla, se realizó sus pruebas de cernimiento anuales y le encontraron una lesión altamente sospechosa en su seno.

Así, pasó a realizarse una biopsia y, se confirmó su diagnóstico de cáncer de seno el 28 de diciembre de 2018.

Ese momento del diagnóstico le cayó como un balde de agua fría, pero Santiago siempre se mantuvo enfocada en que enfrentaría la batalla a la que había sido convocada en otras ocasiones, pero que nunca había tenido que pelear como soldado de primera línea.

“Yo, como médica, siempre había sido la persona encargada de cuidar, atender y procurar la salud; y, esta vez, me había tocado a mí. Yo viví con mi papá la experiencia porque es sobreviviente de cáncer de próstata. Entonces dije, ya he vivido todas las etapas, fui médico, ahora tengo el cáncer en la familia. Pero, uno nunca piensa que le va a pasar a uno. En ese momento me convertí en paciente y es un panorama que te cambia en todos los aspectos”, expresa la internista.

La doctora admite que lo más duro fue comunicarle a sus padres la situación y enfrentar la rudeza de las quimioterapias; algo que jamás pensó que sería tan fuerte. No obstante, comenzó su carrera para sobrevivir en enero del 2019.

“Es como que te mueven el piso y no tienes manera de agarrarte. Como médica, jamás pensé que el manejo de la condición podía ser tan hostil. Honestamente, lo había podido ver desde distintos puntos de vista, como médica, como hija de un paciente y cosobreviviente, pero vivirlo en carne propia… Yo le decía al doctor Luis Báez Vallecillo: ‘yo sé que todos nos vamos a morir, pero yo no me voy a morir de cáncer, me voy a morir de la quimioterapia porque es demasiado hostil’. Ahí te identificas con las mujeres que pasaron ese camino antes que tú y empiezas a ver las cosas de otra perspectiva”, confiesa.

Según Santiago, lo que la sostuvo en medio de todo ese fuerte proceso fue su fe y la certeza de que esa prueba era solo parte de su crecimiento.

“La carrera del paciente diagnosticado con cáncer es una carrera bien empinada, de grandes obstáculos; es una carrera que duele y necesitas mantener la actitud. Eso es algo que no me permití perder. Siempre he sido una persona cristiana y me aferré bien fuerte a Dios y a mi fe. En los momentos más difíciles, yo le decía: ‘Dios mío, ¡ayúdame! Yo sé que tú estás aquí conmigo. Sé que esta experiencia tiene un proceso superior en mi vida, sé que algo bueno viene’. Nunca me dejé caer. Lo veía como una prueba que había sido escogida para vivir y que tenía las herramientas para poder sobrellevarla”, afirma.

En mayo de 2019, le hicieron la mastectomía bilateral con los expansores y la patología vino libre de enfermedad. Aunque aún no han transcurrido cinco años para ser declarada cancer free, Santiago confesó que vive día a día.

“Vivo el día a día. Sobrevivimos un día a la vez. Mañana, ya veremos… Dios dirá”.

Desde entonces, la doctora Santiago dejó su práctica clínica y labora como directora médica de Proyectos Especiales de la Unidad de Asuntos Clínicos de MCS, pero mantiene viva su vocación, pues continúa aportando su experiencia laboral y sus vivencias personales en pro de los afiliados, así como también de los proveedores.

“La posición de directora médica en la aseguradora, me permite ser un eslabón facilitador para que el proveedor pueda ofrecerle a su paciente el manejo médico necesario. Me siento responsable de colaborar para que se canalicen todos los requerimientos de cumplimientos que tiene la aseguradora con las agencias reguladoras. En ese sentido, sigo manteniendo mi vocación de servir”, afirma Santiago.

Además, la doctora se dedica a dar su testimonio para ayudar a otras personas a enfrentar con optimismo sus diagnósticos.

“Siento el compromiso de compartir mi testimonio, primero para crear conciencia de que el cáncer de seno no lo podemos prevenir, pero tenemos la oportunidad de detectarlo tempranamente, y que, solo bajo estas circunstancias, tenemos 95 % de probabilidad de salir victoriosos. Llevo ese mensaje de lo importante que es tomar conciencia de nuestra salud. No podemos posponer nuestros cuidados”, recalca la doctora, quien también brinda su tiempo para ayudar a otras pacientes a través del voluntariado en la organización Susan G. Komen Puerto Rico.

Tratando de devolver todas las bendiciones que había recibido al poder decir que soy sobreviviente, empecé siendo voluntaria de Susan G. Komen Puerto Rico, hasta que mi oncólogo me recomendó para ser parte de la Junta Directiva y, hace un año, soy presidenta del Comité Educativo de la Junta Directiva de Susan G, Komen Puerto Rico. El voluntariado me escogió a mí y con mucho orgullo lo llevo porque tú eres el beneficiado dentro de esa aportación que estás haciendo”, concluye, no sin antes exhortar a todos los pacientes de cáncer a buscar las ayudas que provee esta organización sin fines de lucro.