Para Sandra Pulliza Rosado, la maternidad significa el milagro por el que siempre clamó, pues no se le hizo fácil quedar embarazada durante sus primeros siete años de matrimonio con Reinaldo Hernández Landrón.

Desde entonces, la vida de esta especialista en publicidad cambió completamente, al arrullar en sus brazos a su pequeña Mila, quien vino al mundo hace 14 años para darle un nuevo sentido a sus días.

Luego nació su hermanito Dylan, de 10 años, para completar el cuadro familiar que ha transformado sus prioridades, especialmente en el cumplimiento de sus responsabilidades laborales como directora de publicidad de National Lumber, Bargain City y Downtown Development Corp., sin descuidar el bienestar de los suyos.

La mujer de 48 años, oriunda de Canóvanas, confesó que, “cuando me enteré de que iba a ser madre, fue un milagro”.

“Mi hija mayor fue ‘in vitro’. Después de siete años de casada, nos dimos cuenta de que había algunos problemas y tuvimos que recurrir al programa de (fertilización) ‘in vitro’ y se me dio a la primera (intento). Te podrás imaginar que ese proceso, esa barriga, fue un sueño. Me la disfruté en todo el proceso”, recordó la hija de Carmelo Pulliza y Carmen Rosado Agosto.

Lo que Sandra no imaginaba era que, la felicidad de ser madre tocaría a su puerta nuevamente, sin esperarlo.

“Después de tanto trabajo que me dio tener la primera, que llegara el segundo de manera natural, fue otro milagro. Te puedo decir que mis hijos son milagros de Dios”, aceptó la egresada en publicidad de la Universidad del Sagrado Corazón.

Igualmente, destacó que, “como madre, me disfruto estar con ellos. Me encanta estar con ellos; hablar con ellos. Disfrutamos estar juntos, así que, definitivamente, uno vive para ellos”.

Al describir a sus retoños, Pulliza Rosario destacó las cualidades artísticas de su hija Mila, mientras que Dylan es más activo en los deportes.

“La niña tiene talento para el dibujo y es muy aplicada en sus clases. El niño está en el área de los deportes y es muy activo. Puedo decir que son niños muy sensatos y respetuosos. Así que, he tenido la buena suerte de que son muy buenos. Soy muy privilegiada en eso”, afirmó la profesional, quien completó una maestría en Mercadeo de la Universidad de Phoenix.

“La nena es bastante sensata y mide muchísimo lo que va a hacer y lo que va a decir. Ahí se parece un poquito a mí. El niño le encanta hacer muchas cosas y, en esa parte, también se parece mucho a mí porque nos encanta estar metidos en diferentes actividades”, manifestó.

Al igual que toda madre profesional, las prioridades de Sandra cambiaron tan pronto nacieron sus hijos.

“Los que trabajamos en la industria de las comunicaciones, es bastante cuesta arriba el desconectarse del ajoro, porque hay tanto detalle y tanta gestión que hay que coordinar que, el reto mayor es desconectarse. Cuando uno está con la familia es con la familia y hay que dejar a un lado todo ese compromiso de trabajo”, argumentó.

“La realidad es que tengo la fortuna de tener un compañero de vida, mi esposo, que estamos en la misma página los dos y nos disfrutamos este proceso. Todas las decisiones que tomamos están dirigidas a nuestros hijos y a nosotros, a la familia como tal”, resaltó, al mencionar que lleva 22 años de casada.

Entretanto, aceptó que, “ser mamá, para mí, es mi norte, es mi centro y es la prioridad en mi vida. Todo lo demás es añadidura, pero, para mí, el bienestar de mi familia es todo, por supuesto, Dios primero”.