Muchas personas se encuentran preocupadas por el regreso a clases, unos por los contagios que puedan suscitarse en el ambiente escolar, mientras hay padres que tras la imposición de la vacuna del COVID-19 como requisito para niños de 12 años en adelante, se han preguntado qué pasaría si no acceden a vacunar a sus hijos.

Hasta la pasada semana, según datos del Departamento de Salud (DS), más de 121 mil niños y jóvenes que cuentan con la edad para vacunarse no lo habían hecho todavía. Esto representa un 10% de toda la población apta para inmunizarse.

La doctora Iris Cardona, principal oficial médica del DS, estableció que la Ley Núm. 25 del 25 de septiembre de 1983, conocida como la Ley de Inmunización, establece que ningún estudiante o niño en nivel preescolar, podrá ser admitido o matriculado en una escuela, centro de cuidado diurno o centro de tratamiento social si no está debidamente inmunizado. Ahora, a este mandato se añade la vacuna contra el COVID-19, la que por orden del Secretario de Salud, el doctor Carlos Mellado, se hace compulsoria para iniciar el año escolar 2021-2022 de los estudiante en edad de recibirla. Esta ley también permite al Secretario hacer obligatoria la inoculación para toda la población, ya que fue declarada una pandemia por el virus.

“Esto se trata de cualquier vacuna, no solamente de la vacuna contra de COVID-19. Es importante que conozcan estas leyes que establecen mandatos de vacunación. El espíritu de la ley es asegurar que todo estudiante menor de edad al comenzar en la vida escolar estuviera debidamente vacunado contra enfermedades que podían interferir con el desarrollo”.

Según Cardona, la primera ley que data del 1974 y aplicaba específicamente para el sistema de educación pública hasta que en 1983 se firma la Ley Núm. 25 del 25 de septiembre de 1983 “buscando que la ley aplicara con igual rigor a todo el sistema educativo, entiéndase escuelas públicas y privadas y a todos los niveles escolares desde los centros de cuido preescolares, los llamados ʿpre-preʾ, que en el pasado no estaban, pero fueron cogiendo importancia, hasta la universidad”, explicó la doctora. Entonces, ¿que pasaría si un padre opta por no vacunar a su hijo en edad de 12 años o más?

En su artículo número 2, la ley establece categóricamente que “ningún estudiante o niño pre-escolar podrá ser admitido o matriculado en una escuela, centro de cuido diurno, o centro de tratamiento social si no está debidamente inmunizado”. De acuerdo con Cardona, la responsabilidad de hacer valer la ley es de la escuela y su director, ya que deben solicitar evidencia de la vacunación a los padres, quienes son responsables de inmunizar a sus hijos y entregar ese certificado de vacunación. A su vez, el Secretario de Salud tiene la responsabilidad de revisar todos los años cuales son las vacunas que se van a pedir y comunicarlo adecuadamente al público para que se pueda cumplir con esto.

Sin embargo, la funcionaria aclaró que hay un proceso a seguir si el menor no presenta el certificado de inmunización al inicio de clases.

“Se le da un tiempo, se le tiene que notificar por escrito a los papás del estudiante de que tiene tanto tiempo para presentar este certificado. Un niño que no está vacunado de nada o tiene varias vacunas atrasadas, pero los papás someten un plan de vacunación para cumplir con la ley, pues la ley lo permite. En ese caso la escuela está obligada a revisar periódicamente que el niño vaya siendo llevado a completar las dosis de vacunas recomendadas”, dijo la alta funcionaria de Salud.

No obstante, hay dos excepciones que permiten a los padres no vacunar a sus hijos y ambas están cobijadas bajo el Artículo 5 de la Ley Núm. 25.

“Aquellos que quieran ir sobre esta ley, que no quieren vacunar a sus hijos, se les permite hacerlo solamente por dos razones: religiosa y médica. Esas son las dos excepciones”, especificó Cardona. Ambas excepciones requieren de una documentación oficial y un debido proceso para hacer válida la petición.

“El artículo 5 quizás es uno de los más importantes porque habla de aquel que no esté vacunado y te presente una declaración jurada, estableciendo que sus papás pertenecen a una organización religiosa, cuyo dogma conflige o está en contra de la vacunación, pues no se le requiere. Pero es bien específica y eso es lo que quizás trae alguna confusión, la ley dice que la declaración (jurada) debe indicar cuál es la religión, debe tener la firma de los papás y el ministro, pastor o el jefe de la iglesia”, detalló la doctora.

En cuanto a la excepción médica, el mismo artículo 5 establece que “no se requerirá certificado de inmunización de aquel estudiante o niño preescolar que presente una certificación médica firmada por un médico autorizado a ejercer la profesión en Puerto Rico, a los efectos de que una o más de las inmunizaciones requeridas por el Secretario de Salud, pueden ser detrimentales para la salud del estudiante”, dice la ley.

“El certificado debe indicar cuál es la razón y cuánto tiempo está exento por razones médicas de la vacunación o la vacuna que sea. La ley les da la facultad a los doctores”, dijo la principal oficial médico del DS. Las excepciones médicas quedan a discreción del doctor que atiende al paciente y es el o ella quien puede constatar que la vacuna en cuestión será contraproducente para el menor.

“Yo como pediatra, si un paciente yo lo vacuné y desarrolló una reacción alérgica severa a esa vacuna, yo tengo que decir que no puede recibir la dosis subsiguiente y así lo voy a establecer en el certificado. Si tengo un paciente que ahora mismo está en un tratamiento intensivo para cáncer o la enfermedad que sea, por un tiempo definido yo establezco que no le conviene recibir vacunas de, en este caso virus vivos, porque no se recomienda. Pero, el tratamiento va a durar este tiempo y vamos a hacer un programa para cuando se pueda, vacunarlo. Eso aplica, por ejemplo, un paciente que haya recibido un trasplante de médula, que se tiene que volver a vacunar, pero hay un tiempo específico. No puede ser inmediatamente por los medicamentos que está usando. Igualmente, hay una serie de tratamientos donde el doctor puede certificar. Los médicos certifican y se hacen responsables de esa certificación, por eso es que se pide”, mencionó la pediatra.

En cuanto a las consecuencias de no vacunar a un menor con las dosis requeridas por el Departamento de Salud, Cardona sostuvo que hay unas sanciones establecidas dentro del artículo 7 de la Ley de Inmunización, tanto para el personal de la escuela o centro de cuido, como para los padres.

“La ley establece unas sanciones para la escuela que están en el artículo 7. Hay unas multas, e incluye incluso reclusión, eso es a discreción del tribunal. Pero, también hay sanciones para los padres”.

En el artículo 7 la ley establece que todo registrador, director que permita que un estudiante o niño pre escolar se matricule en una escuela en violación de las disposiciones de esta ley, “será culpable de delito menos grave, sancionado con pena de reclusión que no excederá de seis meses o multa que no excederá de $500 dólares o ambas penas a discreción del Tribunal”. También se establece que el funcionario podrá ser sancionado administrativamente por la agencia para la que trabaja.

En el caso del padre que no cumplan con las disposiciones de la Ley de Inmunización o que suministren información falsa al director, “será culpable de delito menos grave y convicto que fuere sancionado con pena de reclusión que no excederá de $500 dólares u ambas penas a discreción del Tribunal”.

Recomendaciones ante las preocupaciones por la vacuna

El pediatra Víctor Ramos Otero, presidente del Colegio de Médicos y Cirujanos de Puerto Rico (CMCPR), estableció que históricamente la vacunación obligatoria ha generado detractores, pero asegura que también ha logrado una respuesta de aceptación en la gran mayoría de las personas.

“Los mandatos de vacunación siempre hay quien se va a resistir. Nosotros hemos tenido experiencia con mandato de vacunación, hay mandato de vacunación para el regreso a la escuela. Por ejemplo, la última [vacuna], que no era obligatoria y se puso obligatoria, que es la de VPH (virus del papiloma humano), el aumento fue dramático cuando ocurrió el mandato. Los mandatos de vacunación funcionan, está en la historia de los de aquí y de otros países, porque cada país tiene distintos mandatos. Sé que funcionan porque hoy los pediatras se están volviendo locos de llamadas de padres, no para quejarse, sino preguntando dónde los puede ir a vacunar. Mucha gente los estaba dejando pensando: ʾyo estoy en mi casa, no salgo, estoy protegido, no lo dejo salirʾ. Y, ahora están buscando donde vacunar a sus hijos”, explicó el doctor Ramos Otero.

Según el presidente del CMCPR, los padres que tengan dudas en cuanto a la vacunación contra el COVID-19, deben dialogar antes con el pediatra de sus hijos.

“Ciertamente, tienen las mismas preocupaciones que se tienen con las otras vacunas. Mi recomendación es que vayan con su pediatra y si usted tiene 27 preguntas, se las va a contestar. Usted tiene genuino derecho a tener todas las preguntas que tenga y que su pediatra o su médico le conteste todas las dudas que tenga. Usted no tiene que hacerlo con dudas, hay profesionales de primera que le van a poder explicar porque es importante, porque funciona la vacuna, porque las cosas que se dicen de desinformación no son reales”, comentó el también miembro de la Coalición Científica.

Una de las mayores preocupaciones de los padres es la asociación de la vacuna de Pfizer con problemas cardiacos en los jóvenes. La funcionaria del DS sostuvo que el efecto adverso fue estudiado y que el nivel de gravedad de las condiciones cardiacas no es alto y los pacientes afectados suelen recuperarse rápido.

“El asunto de la inflamación cardiaca en general, incluye miocarditis que es inflamación del miocardio y pericarditis que es inflamación de la membrana que cubre el corazón que se llama pericardio. Dentro del sistema de vigilancia de eventos adversos que se lleva con las vacunas, se levantaron unos casos de jóvenes que habían sido vacunados, en su mayoría menores de 21 años que presentaban en un tiempo inmediato a la vacunación (unos días o unas semanas después), dolor de pecho con evidencia por laboratorio de alguna inflamación del músculo del corazón”, destacó la doctora Cardona.

“La realidad es que esto se miró, el comité suspendió prácticas de vacunación, la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, en inglés) tuvieron sus reuniones inmediatamente se levanta bandera. Tengo que decir que ese sistema funciona, como pasó con la vacuna de Janssen y los coágulos. Encontraron en el monitoreo que los reportes eran raros cuando lo pones contra la cantidad de millones de dosis de la vacuna administrada en los Estados Unidos, la mayoría ocurrió en jóvenes a partir de los 16 años; más con la segunda dosis que con la primera. Pero, usualmente, estos casos recuperan bien. La mayoría de estos pacientes volvieron a sus actividades rutinarias en un periodo de tiempo corto. Hubo algunas hospitalizaciones y ese comité asesor sigue recomendando la vacuna para todos los mayores de 12 años de edad en adelante. La probabilidad de tener problemas cardiacos si te da la enfermedad de COVID-19 es más alta que con la vacunación. Así que la recomendación sigue siendo vacunarse”, agregó la pediatra.

Por su parte, el doctor Ramos Otero afirmó que el riesgo de enfrentar estos problemas cardiacos existe, pero sostiene que es poca la probabilidad de enfrentar estos percances.

“Sí, hay unas situaciones de miocarditis y pericarditis, pero cuando sumas los casos dan un 0.8% de las personas que se vacunaron. Usualmente (se da el problema) al cuarto día de la vacuna de Pfizer, otros han sido en otros momentos. Pero, lo importante es que han sido condiciones leves que se han recuperado rápidamente, no han tenido secuelas y se han ido para sus casas sin ningún medicamento”.

Según el doctor Ramos, “las posibilidades de tener miocarditis porque te dé una infección viral es más alta que la que te puede dar por la vacuna”. Asimismo, afirmó que el efecto de la miocarditis a causa del COVID-19 o del síndrome multiinflamatorio multisistémico (MIS-C), que puede dar como cuatro semanas después del COVID, ocasiona en los niños una miocarditis severa.

“Tienes muchas más posibilidades de tener una miocarditis severa porque le dio COVID o porque le dio MIS-C que por la vacuna. Se ha demostrado que los que han tenido casos (de miocarditis o pericarditis) que son menos de los que te pueden dar naturalmente, son casos leves que no han tenido secuelas”, concluyó el pediatra.