El útero, también conocido como matriz, es el órgano reproductor femenino en donde se produce la gestación de los seres humanos.

El útero está localizado entre la vejiga y el recto y tiene la capacidad muscular de expandirse mientras se desarrolla el feto dentro de él. La cérvix es la parte inferior del útero que conecta el cuerpo del útero con la vagina.

Si se desarrollan células anormales en la cérvix, o la parte inferior del útero, puede ocasionar varios tipos de cáncer, siendo uno de ellos el cáncer cervical o cáncer de cuello uterino.

El cáncer cervical tiende a ocurrir en la mediana edad. Se diagnostica con mayor frecuencia en mujeres entre los 35 y 44 años. Rara vez se desarrolla en mujeres menores de 20 años. Muchas mujeres mayores no se dan cuenta de que el riesgo de desarrollar cáncer cervical todavía está presente a medida que envejecen.

La Sociedad Americana del Cáncer (SACC PR) afirma que más del 15 % de los casos de cáncer cervical se encuentran en mujeres mayores de 65 años. En Estados Unidos, el mayor grupo de incidencia se encuentra entre las mujeres hispanas.

Según SACC PR, para el 2020 en Estados Unidos serán diagnosticadas sobre 13,800 nuevos casos de cáncer cervical invasivo, de los cuales 4,290 mujeres morirán por su causa. Por un tiempo, esta enfermedad fue una de las causas más comunes de muerte por cáncer en mujeres en Estados Unidos. Este número ha bajado considerablemente desde que se fomenta y se practica el examen de discernimiento del Pap o Papanicolau, que puede detectarlo incluso antes de que se desarrolle.

También existe la vacuna contra el VPH que previene la infección por el VPH-16 y el VPH-8. Estos dos tipos son causantes de la mayoría de los casos de precáncer y cáncer de cuello uterino, así como muchos casos de cáncer de ano, pene, vulva, vagina y garganta.

La vacuna también ayuda a prevenir los dos tipos de VPH-6 y VPH-11 que causan la mayoría de las verrugas genitales tanto en mujeres, como en hombres. La vacuna está indicada para mujeres y hombres entre los 9 y 45. Debe enfatizarse en que la vacunación no es un sustituto de las pruebas de detección, ni protege contra todos los tipos de VPH. Las mujeres deben realizarse regularmente sus pruebas de Papanicolaou.

La autora está diplomada por el American Board of Obstetrics and Gynecology (ABOG) y es Fellow del American College of Obstetricians and Gynecologists (ACOG). Tiene su práctica privada en Navitas Med Boutique, 200 ave. Winston Churchill suite 303, Rio Piedras. Para información, llama al 787-753-4198.