No siempre las cosas salen como queremos. Los retos de la vida y los logros que alcanzamos requieren perseverancia y la capacidad de manejar los obstáculos que surgen en el camino. Cuando nos sorprende algo que no esperábamos, no entendemos, no nos gusta y amenaza el logro de lo que queremos, surge la frustración. La frustración es una reacción muy común. Es una emoción que produce gran malestar y usualmente está acompañada por la percepción de que no tenemos el control, las destrezas, el conocimiento o la capacidad de vencer el obstáculo y lograr la meta.

La tolerancia a la frustración es la capacidad de sobrellevar el malestar que producen los contratiempos y de no abandonar las metas o tareas y mucho menos tornarse agresivos o depresivos. La capacidad para tolerar la frustración se va aprendiendo y desarrollando, no nacemos con ella. Se aprende por la enseñanza, el modelaje y la práctica. Por otro lado, si nuestros padres y cuidadores son de sobreproteger y de resolvernos los problemas para que no suframos se pierden las oportunidades de desarrollar la confianza en lograr las metas. En la adversidad crecemos y maduramos.

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Señales de que estás ante una situación frustrante

  1. Estás en “shock”. Surge un contratiempo inesperado que te provoca confusión y no logras entender lo que es y lo que debes hacer.
  2. No puedes dormir, te desvelas. Te preocupas y le dedicas mucho tiempo a tratar de entender o resolver la situación sin lograrlo.
  3. Tus intentos de resolver no consiguen lo que quieres. Tratas y tratas, pero lo logras.
  4. Pierdes interés o te aburres al no lograr la tarea, evades o te alejas de un reto o situación sin intentar manejarlo
  5. Te crees incapaz y te evalúas de forma negativa a base del reto o la tarea

Señales emocionales de la frustración

  1. Ansiedad, coraje, molestia, incomodidad, irritabilidad
  2. Ante la situación experimentas síntomas físicos tales como: dolor de cabeza, sudoración, dolores estomacales, mucho sueño, debilidad

Alternativas

  1. Reacciona con curiosidad cuando surge un reto o problema. Todo reto, problema tiene solución. Si reaccionas con curiosidad descubrirás algo nuevo.
  2. Encabuya y vuelve y tira”. Inténtalo nuevamente antes de abandonar una estrategia; a veces la practica logra pulir la destreza que ya tienes y que es la adecuada.
  3. Búscale “la quinta pata al gato”. Redefine la situación. A veces el problema está en cómo definimos la situación, de tal manera que teniendo la solución de frente no la vemos.
  4. Pregunta y busca información. Pedir instrucciones y orientación es de sabios y no significa que eres incapaz ni que te falta inteligencia.
  5. Retírate a la trinchera. Cuando la frustración y el cansancio produce errores es mejor tomarse un breve descanso, desconectarse de la situación o tarea y luego con ojos frescos y renovadas energías se encuentra la solución.
  6. Camina, comete algo, toma agua, échate agua fría en la cara, date un baño. Estas actividades activan otros procesos que pueden ayudarte a encontrar la solución.
  7. Persevera. El bateador “Babe Ruth” tenía el récord de imparables en el béisbol a la misma vez que tenía el récord de “ponchadas al bate”
  8. Busca ayuda profesional. Aprenderás estrategias para manejar la situación frustrante de ahora y muchas del futuro.