Las peores consecuencias de no atender a tiempo las repercusiones orales del estrés son dolor orofacial severo, fracturas de dientes, pérdida de dientes por inflamación en las encías, caries dentales y aftas bucales, advirtió el dentista Carlos Maldonado Velázquez.

La salud mental puede incidir directamente en el cuidado dental. Más allá de los efectos fisiológicos y las condiciones orales que pueden estar asociadas al estrés, este puede afectar el ánimo y el comportamiento de la persona, siendo posible que ocurra un descuido en los hábitos de higiene oral y que se adopten dietas no saludables”, destacó el dentista.

El doctor explicó que el estrés produce una desregulación fisiológica que eleva los niveles de cortisol y provoca niveles altos de azúcar en la sangre. Además, aumenta la adrenalina y la contracción muscular; afecta el sistema inmune y aumenta la inflamación del tejido y de la mucosa oral, el tejido blando que forma la cavidad oral que rodea los dientes.

La doctora Elba Díaz Toro, catedrática de la Escuela Dental del Recinto de Ciencias Médicas, compartió que el sistema inmunológico de las personas que atraviesan mucho estrés se debilita, por lo que el cuerpo no responde igual a un dolor o a un síntoma en un diente o una muela. Los diferentes tipos de lesiones -como las aftas bucales o la pérdida de hueso en las encías- pueden exacerbar el estrés.

Díaz Toro compartió que muchos de sus pacientes con cáncer oral atraviesan por condiciones graves de estrés y el apoyo emocional es esencial para atenderlos en el proceso.

La catedrática reconoció que el cuidado de la salud mental contribuye a que las personas con este tipo de enfermedades puedan manejar las emociones y desarrollar estrategias para combatir el estrés antes de que se apodere.

Manifestaciones del estrés en la boca

El doctor Maldonado Velázquez enumeró varias manifestaciones y condiciones que el estrés puede provocar:

  • Alteraciones en la articulación temporomandibular (ATM): Grupo de afecciones que causan dolor y disfunción en la articulación mandibular y en los músculos que controlan el movimiento de la mandíbula.
  • Herpes labial: Lesiones que tienden a reaparecer cuando disminuyen las defensas por razón del estrés.
  • Bruxismo: Es un trastorno en el que se aprietan, crujen o rechinan los dientes. Esto puede ocasionar desgaste o fractura del esmalte dental.
  • Gingivitis: Inflamación de las encías, que puede incluir sangrado de las encías debido a la alteración de los procesos inflamatorios como consecuencia del estrés.
  • Enfermedad periodontal: Es una inflamación severa de las encías que, de no ser tratada a tiempo, puede destruir el hueso que ofrece soporte a los dientes, ocasionando que se aflojen, lo cual puede llevar a la pérdida de dientes.
  • Caries y sensibilidad dental: El estrés afecta la producción de saliva y esto favorece la aparición de caries dentales.
  • Halitosis o mal aliento: Puede ser, a su vez, producto de la gingivitis o de problemas gastrointestinales como el reflujo.

Es deber del dentista que, una vez se detecta alguna de estas condiciones orales relacionadas al estrés y el paciente confirme que está atravesando un período de estrés, se refiera a algún especialista médico o le recomiende buscar ayuda, ya sea mediante apoyo psicológico o de autoayuda, para que la persona pueda desarrollar estrategias que le ayuden a manejar el estrés y prevenir sus consecuencias”, aconsejó Maldonado Velázquez.

¿Cómo se puede manejar el estrés?

La directora del Departamento de Psiquiatría del Recinto de Ciencias Médicas, la doctora Karen Martínez González, definió el estrés como “la manera en la cual tú manejas las múltiples obligaciones que la vida te pone al frente [...]. Estamos hablando de la manera en que el cuerpo responde a tu poder de adaptarte al medio ambiente”.

La psiquiatra reconoció que el estrés es parte natural del ser humano, pero, cuando es demasiado, es considerado como un factor negativo que repercute en todas las partes del cuerpo, incluyendo la boca.

Martínez González enfatizó que el primer paso es identificar cuándo el estrés es negativo, para buscar ayuda profesional que proponga terapias para trabajar en las causas que estén produciendo esos altos niveles de estrés.

“Lo más importante para uno reconocer con qué recursos se cuenta para manejar el estrés, es preguntarse: ‘¿cuándo me estoy quedando sin suficientes recursos para manejar este estrés?’. Nos vamos a dar cuenta porque nuestro cuerpo nos va a mandar ese mensaje”, detalló.

La doctora insistió en que ha visto cómo los profesionales de la salud oral han comenzado, durante los últimos años, a dar referidos a psicólogos y psiquiatras porque han reconocido las implicaciones del descuido de la salud mental.

“Lo que hacemos es terapia, buscar la manera de ir hablando y buscando estos recursos, de poder ayudar a la persona a manejar mejor el estrés. No tenemos que esperar a sentir síntomas clínicos de un trastorno de ansiedad o un trastorno depresivo. Al contrario, lo que nos gustaría es prevenir que la persona llegue a ese punto de tener una condición crónica de salud mental que afecte su salud oral”, observó.