Tu cuerpo protegió a tu bebé en la matriz; las vacunas ayudan a proteger a tu bebé, ya que previenen enfermedades. De hecho, las vacunas han contribuido a que las grandes epidemias de enfermedades como: la viruela, la poliomielitis, la difteria, el sarampión, la rubéola y las paperas, parezcan recuerdos lejanos. Pero, estas enfermedades infantiles solo seguirán bajo control si la mayoría de los niños recibe las vacunas.

Si se produjera un brote, los bebés que no hayan recibido todas las vacunas podrían correr el riesgo de desarrollar una enfermedad que podría requerir hospitalización, causar una incapacidad o incluso la muerte. Esto es lo que estamos viviendo con esta nueva enfermedad del COVID-19, causada por el SARV-Cov-2.

Las vacunas ayudan a prevenir la enfermedad, mientras que los antibióticos únicamente se administran a los niños cuando ya se han enfermado. Esto es especialmente importante en el caso de la enfermedad neumocócica, pues, con frecuencia, sus gérmenes han desarrollado resistencia a determinados antibióticos.

En la actualidad, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, en inglés) recomiendan que los niños ya tengan puestas las vacunas contra catorce enfermedades cuando llegan a los 2 años.

La enfermedad neumocócica, ¿qué es?

La enfermedad neumocócica es causada por unas bacterias llamadas neumococos. La enfermedad es, a menudo leve, pero puede provocar síntomas graves, discapacidad de por vida o la muerte. Así, el neumococo puede causar infecciones de oído, pulmón, sangre y cerebro. Los niños menores de dos años, los adultos mayores de 65 años y las personas afectadas por algunas afecciones médicas corren un mayor riesgo de desarrollar infecciones neumocócicas graves. Entonces, si los adultos están saludables, los niños también están saludables.

Síntomas

Hay muchos tipos de enfermedad neumocócica. Los síntomas dependen de la parte del cuerpo que afecte.

La enfermedad neumocócica es la causa de hasta la mitad de las infecciones de oído medio (otitis media). Los síntomas son: dolor de oído, fiebre o somnolencia.

La neumonía neumocócica (infección de los pulmones) causa: fiebre, escalofríos, tos, respiración rápida o dificultad para respirar y dolor de pecho. Se estima que la neumonía neumocócica causa 150,000 hospitalizaciones cada año en Estados Unidos.

La meningitis neumocócica (infección del tejido que recubre el cerebro y la médula espinal) causa: rigidez en el cuello, dolor de cabeza, fiebre alta y confusión. En los bebés, puede provocar falta de apetito y que rehúsen tomar líquidos orales, vómitos o somnolencia. Alrededor de 1 de cada 12 niños que contraen meningitis neumocócica muere.

Las infecciones sanguíneas (bacteriemia y septicemia) pueden causar fiebre, escalofríos o estado de alerta bajo.

¿Cómo se transmite?

La enfermedad neumocócica se transmite por el aire o por contacto directo, es decir cuando una persona infectada tose o estornuda. Algunos niños tienen la bacteria en la nariz y la garganta, pero no llegan a sentirse mal. Aun así, pueden transmitir la enfermedad. Tomar la decisión de vacunar a tu bebé contra la enfermedad neumocócica es el primer paso para protegerlo. Es decir, que la prevención de la enfermedad mediante la vacunación es una responsabilidad importante.

Los médicos de la Academia Americana de Pediatría (AAP), los CDC y su Comité de Asesoramiento sobre Prácticas de Inmunización (ACIP, en inglés) recomiendan el uso de las vacunas antineumocócicas.

¿Cuáles son las vacunas antineumocócicas PCV y PPSV?

La vacuna contra el neumococo conjugada, conocida como la PCV13 o Prevnar13, protege contra trece tipos de bacterias neumocócicas que causan las infecciones por neumococo más frecuentes en los niños.

La vacuna contra el neumococo polisacárida, conocida como la PPSV23, protege contra 23 tipos de neumococos.

Estas vacunas son muy eficaces para prevenir enfermedades graves, la hospitalización e, incluso, la muerte.

Sigue el programa de inmunización recomendado

El programa de vacunación recomendado está diseñado para proteger a tu bebé, generando inmunidad en las etapas iniciales de la vida, antes de que se exponga a enfermedades potencialmente mortales. Gracias a la vacunación sistemática, las tasas de incidencia de enfermedades evitables mediante vacunas (y los riesgos que implican para la vida de los niños pequeños) se han reducido drásticamente en Estados Unidos y en muchas otras partes del mundo.

La vacuna contra el neumococo conjugada (PCV13 o Prevnar 13) se administra a todos los bebés en una serie de cuatro inyecciones: la primera a los dos meses y luego a los cuatro, seis y 12 a 15 meses. Es posible que algunos niños mayores de dos años necesiten recibir una inyección de PCV13, si se han saltado una o más dosis previas, sobre todo si tienen una afección crónica o una enfermedad que debilite el sistema inmunitario. El médico debe decidir cuándo y con qué frecuencia necesitan recibir la PCV13 sus pacientes en edad infantil.

Los médicos también recomiendan poner la vacuna contra el neumococo polisacárida (PPSV23) a los niños de edades comprendidas entre los dos y los 18 años con algunos tipos de afecciones crónicas. Entre ellas, se incluyen: enfermedades cardíacas, pulmonares o hepáticas, diabetes, insuficiencia renal, sistema inmunitario debilitado (debido al cáncer o a una infección por el VIH o a problemas relacionados con el bazo) e implantes cocleares.

Este enlace en internet muestra la tabla actualizada de las vacunas recomendadas por edad y muestra el listado de las enfermedades prevenibles con las vacunas: http://www.cdc.gov/vaccines/parents/index-sp.html.

Posibles efectos secundarios

Los niños que reciben la vacuna contra el neumococo pueden presentar molestias musculares, enrojecimiento o inflamación en el lugar del pinchazo. También pueden tener fiebre o febrícula después de la vacunación. Existe un riesgo muy reducido de tener reacciones alérgicas, tras la recepción de cualquier vacuna. Las vacunas contra el neumococo solo contienen un pequeño trozo del germen y, por lo tanto, no pueden causar una enfermedad por neumococo.

El pediatra es el mejor recurso para responder a las preguntas o inquietudes

Las citas regulares ayudan a mantener la salud de tu bebé bajo control. Asiste a todas las citas médicas programadas para asegurarte de que tú y tu pediatra hayan hecho todo lo posible para ayudar a proteger a tu hijo. La Academia Americana de Pediatría recomienda que lleves a tu bebé, por lo menos, a nueve visitas durante sus primeros dos años de vida. Las visitas para el niño sano son oportunidades fundamentales para hablar sobre la salud y el desarrollo de tu bebé y garantizar que el programa de vacunación de tu bebé esté al día, incluso con la nueva vacuna de COVID-19, ARNm.

La autora es pediatra y pasada presidenta de la Sociedad Puertorriqueña de Pediatría.