Aclaremos de qué se trata la diabetes y el control glucémico mediante diferentes tipos de insulinas, otros medicamentos y dispositivos. Hay diferentes tipos de diabetes, las más comunes son la diabetes tipo 1, que comprende del 5 al 10% de la población, y el tipo 2, con aproximadamente 90%.

La doctora Madeline Gutiérrez es endocrinóloga.
La doctora Madeline Gutiérrez es endocrinóloga. (Shutterstock)

La diabetes tipo 1 es una condición autoinmune mediante la cual existe destrucción de las células ßeta del páncreas, causando deficiencia de insulina. La diabetes tipo 2 manifiesta resistencia o deficiencia relativa a la insulina.

Nuestra insulina basal endógena es liberada a nuestro sistema por el páncreas. Esta insulina representa un 50% de la insulina producida durante el día de 24 horas. Tenemos, también, la insulina prandial, la cual se libera cuando ingerimos alimentos.

El medicamento oral más utilizado para el control glucémico (en la diabetes tipo 2) es la metformina. Existen, además, otros agentes orales que se pueden utilizar solos o en combinación con la metformina para mejorar la efectividad. En la diabetes tipo 1, nuestras opciones van a limitarse a la utilización de insulina.

La diabetes tipo 2 progresa y, poco a poco, los niveles de insulina que produce el paciente son ineficaces y hay que utilizar insulina en el manejo del caso.

Cuando el paciente con diabetes tipo 2 no llega al nivel glucémico deseado, se debe comenzar con la insulina, usualmente, añadida a los agentes orales que ha estado utilizando. Hay casos de diabetes tipo 2 que vienen muy descontrolados y hay que darles insulina de entrada.

Las insulinas disponibles son insulinas humanas, que se producen por métodos de laboratorio y no proviene de humanos o de páncreas de animales. Existen otras insulinas modificadas para alargar o acortar su tiempo de acción. Algunas son de acción rápida; otras de acción corta, intermedia, ultralarga y mezclas de las anteriores.

En la diabetes tipo 2, usualmente se comienza con una insulina basal. Ya se producen insulinas basales que tienen una acción que dura 24 horas.

Si el paciente continúa con niveles elevados de azúcar, utilizando una insulina basal, se le puede añadir una insulina prandial antes de las comidas. Usualmente, se utilizan insulinas de acción corta, para cubrir la subida de azúcar que surge cuando se ingieren alimentos. Existen preparaciones de insulinas mixtas como 70/30 o 75/25, por dar un ejemplo. La insulina regular concentrada U-500 se utiliza para controlar la hiperglucemia en pacientes con resistencia severa a la insulina o en aquellos que requieren grandes cantidades de insulina para su control. Hay insulina inhalada de corta acción y se está formulando una insulina para uso oral.

El modo de acción de la insulina varía con cada persona; por eso se ajusta la dosis según la respuesta del paciente.

Los frascos o cartuchos de insulina en uso pueden conservarse a temperatura ambiente que no pase de 30° C hasta por 28 días. Existen otras insulinas que pueden durar hasta 56 días a temperatura de ambiente. Cada paciente debe preguntarle a su médico cómo conservar la insulina cuando no hay refrigeración. Cada preparación tiene sus particularidades.

La tecnología ha ido avanzando. Contamos con una gama de dispositivos como monitoreo continuo de glucosa, microinfusores de insulina y bolígrafos “inteligentes” que utilizan una aplicación para ayudar a calcular la dosificación de la insulina.

Los efectos secundarios más comunes al usar insulina son las hipoglucemias (glucosa < 70 mg/dL) y el aumento de peso. Monitorear la glucosa en la sangre disminuye el riesgo de hipoglucemias. Ejercitarse y la buena alimentación pueden evitar el aumento de peso. Hay diabéticos tipo 2 que, al adoptar estilos de vida saludables, logran reducir o eliminar el uso de la insulina.

Cada paciente es único y debe comunicarse con su médico para saber qué tipo de insulina es la mejor para él. Cumplir con las metas en el tratamiento lo llevará a una vida plena y de bienestar.

La autora es endocrinóloga.