¿Por qué la enfermedad renal crónica es silenciosa?
Comúnmente, presenta síntomas en las primeras etapas

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Si los riñones no filtran la sangre como deberían y pierden su función de manera gradual, la enfermedad renal crónica repercute seriamente en el organismo. Sin embargo, es frecuente que no haya síntomas en las primeras etapas.
Por esta razón, hay una gran probabilidad de que la enfermedad no sea detectada a tiempo, con un impacto considerable en el tratamiento y la expectativa de vida. Según el Portal de datos sobre enfermedades no transmisibles, salud mental y causas externas ENLACE, de la Organización Panamericana de la Salud, las enfermedades renales ocuparon el octavo puesto en las 15 principales causas de muertes y pérdidas en salud en la región de las Américas de 2000 a 2019.
También, en la sección Carga de enfermedades renales, ENLACE señala que son la décima causa de años de vida perdidos (mortalidad prematura), la décima causa de años de vida ajustados por discapacidad y una de las causas con mayor tasa de crecimiento en la región.
Asimismo, la prevalencia en Puerto Rico es alta, al igual que la diabetes, una de las causas más comunes de enfermedad renal. De acuerdo con la División de Promoción para la Salud del Departamento de Salud de Puerto Rico, el 16.8 % de la población adulta en el archipiélago vivía con diabetes en el 2021, o sea, 1 de cada 6 adultos. Las personas de 65 años o más conformaban el grupo más afectado.
Entre las comorbilidades asociadas a la diabetes, la enfermedad renal alcanzó el 9.3 %. Por su parte, la hipertensión, la causa más frecuente de enfermedad renal junto a la diabetes, representó la comorbilidad más prevalente, con un 75.1 %.
En cuanto a la ausencia de síntomas en las etapas tempranas, la enfermera y coordinadora de educación y enlace comunitario de la Fundación Puertorriqueña del Riñón, Carla González, sostuvo que es muy importante el monitoreo constante y conocer la clasificación de las etapas de la enfermedad renal.
De esta manera, la entrevistada compartió la tasa de filtración glomerular (TFG) para identificar el nivel de función de los riñones. En la etapa 1 ya hay presencia de proteínas en la orina. En la etapa 2 se presenta una pérdida leve de la función renal. En la etapa 3 —que incluye 3a y 3b— la disminución va de leve a moderada y de moderada a grave. En la 4, la pérdida es grave. En la etapa 5 ya son necesarios la diálisis o el trasplante de riñón.
Para el Instituto Nacional de la Diabetes y las Enfermedades Digestivas y Renales (NIDDK, por sus siglas en inglés), la detección temprana recae en dos pruebas de laboratorio: la TFG y la albúmina en la orina. Si hay daño renal, la albúmina, que es una proteína en la sangre, pasa a la orina.
“Cuando la enfermedad avanza, algunos síntomas son picazón generalizada, cansancio, pérdida de apetito y de peso, hinchazón de los pies y tobillos, y náuseas”, mencionó González.
Según información difundida por el Sistema de vigilancia de la enfermedad renal, de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés), los trastornos del sueño y la necesidad frecuente de levantarse durante la noche para orinar son habituales en las personas con enfermedad renal crónica.
Igualmente, los CDC reportan que estas personas declaran tener más limitaciones en la realización de actividades diarias que las que no tienen la enfermedad. Estas incluyen limitaciones al caminar, estar de pie por mucho tiempo y levantar objetos pesados.
Sin duda, la educación sobre la salud renal es importantísima. La prevención y el diagnóstico a tiempo se mantienen como clave en los planes de acción para la reducción de la prevalencia de las enfermedades crónicas.
La autora es periodista colaboradora de Puerto Rico Saludable.

Este contenido comercial fue redactado y/o producido por el equipo de GFR Media.