Los tiempos de emergencia, a menudo, obligan a la reestructuración de los organismos y entidades que mantienen operando los servicios esenciales en Puerto Rico.

En el caso de la educación, las crisis generan espacios de reinvención, exigiendo a las instituciones adaptarse a las necesidades de su matrícula y encontrar soluciones creativas para mitigar las pérdidas y brechas en el aprendizaje para el mayor número de personas.

Para el decano de la Escuela de Artes y Diseño de la Universidad de Sagrado Corazón, Javier Hernández Acosta, lo mismo ocurre con los estudiantes que componen la matrícula de la facultad que dirige, la cual, ante tiempos de emergencia, se mantiene estable y, a veces, incluso, aumenta. Tal fue su experiencia como decano, puesto que ocupó en agosto del 2021, navegando los doce programas de bachillerato y los dos currículos graduados que forman la Escuela de Artes y Diseño.

Ante las exigencias provocadas por la pandemia del COVID-19, “rediseñamos todo el proyecto académico y nuestra oferta graduada para hacerlas mucho más pertinentes a unas áreas de oportunidad de Puerto Rico”, señaló el doctor en Desarrollo Empresarial. Esto, según indicó, acarreó un mayor volumen de estudiantes interesados en una oferta académica que reflejara los intereses y ambiciones de su matrícula. “Nos enfocamos en áreas donde teníamos una larga trayectoria y especialidad… en las comunicaciones, oportunidades para explorar la escritura creativa, desarrollo empresarial y gerencial, y, durante la pandemia, cuando uno piensa que habría mayor deserción, vimos un incremento”, acertó el también catedrático.

Sobre este particular, Hernández Acosta reflexionó sobre los motivos que incentivan a las personas a emprender en nuevas metas académicas en tiempos de emergencia, lo que describe como un “indicativo de lo que los estudiantes necesitan”, pues, a su juicio, los tiempos de crisis invitan a espacios de pausa para accionar sobre proyectos suspendidos, viejas ambiciones y nuevas pasiones.

Para Hernández Acosta, todo diseño de currículo debe tomar en consideración las razones, el factor decisivo que acompaña la determinación de todo estudiante de ingresar a un programa de estudios graduados, ya que, en su experiencia, estos varían y podrían ofrecer información valiosa al momento de considerar ampliar o modificar la oferta académica existente. Pues, “hay quienes lo hacen para profundizar en sus disciplinas; hay quienes lo hacen porque quieren moverse de disciplina o hacer un cambio de carrera; hay quienes lo hacen por circunstancias particulares [como mantener operando un negocio familiar]; y hay quienes solo quieren seguir sus pasiones… todo esto es válido”, sostuvo el decano. Por ello, insistió en la necesidad de mantenerse educado sobre la audiencia que busca y procurar los servicios de la institución de educación postsecundaria y el por qué. Bajo este análisis, añadió, la universidad ha podido robustecer sus currículos, habilitando lazos de comunicación entre las personas interesadas en emprender una nueva gesta académica y recursos de la facultad dispuestos a sostener conversaciones puntuales sobre las metas y los objetivos.

En el caso de Sagrado, los cambios incorporados han rendido frutos. Según narró Hernández Acosta, el mercado requirió la flexibilización de la oferta para garantizar programas completamente remotos, de menor duración y más intensivos. A estos efectos, la combinación de todos estos elementos ha surtido el efecto de retener la matrícula existente, mientras invita a un universo de estudiantes que encuentran la posibilidad de realizar la maestría, algo viable y atractivo.

De este modo, a su entender, completar una maestría, a pesar de los tiempos de crisis, puede significar un paso estratégico para estimular el crecimiento en distintas áreas de interés del estudiante, de manera que represente un “valor añadido en su profesión, metas particulares y desarrollo profesional”, aseveró. Agregó que, asimismo, esto dependerá de que el estudiante procure información, contemple sus intereses para cursar el grado y se familiarice con la institución para alcanzar “la mejor alineación entre las expectativas del estudiante y la oferta de la institución”, concluyó.

La autora es periodista colaboradora de Suplementos.