“Ser niño no debería dolernos y para todos ser niños y crecer no sucede de la misma forma”, con estas palabras, la psicóloga clínica y coordinadora del Programa de Salud Integral Hospital Menonita CIMA, doctora Desireé Rivera, enfatizó el llamado a identificar y atender las alertas sobre las necesidades emocionales o de conducta que puedan tener los niños.

De acuerdo con la psicóloga clínica, fomentar la salud mental infantil es primordial para que los niños aprendan y desarrollen habilidades sociales saludables que les faciliten enfrentar o manejar los problemas futuros. “Es importante estar atento a la salud mental de nuestros niños para promover una calidad de vida positiva y que puedan desempeñarse de forma adecuada en distintos ambientes como el hogar, la escuela, en actividades extracurriculares y, eventualmente, en sus etapas profesionales”, sostuvo.

¿Cuáles son las señales que se presentan?

Rivera aclaró que todos los niños van a presentar temores o comportamientos disruptivos en algún momento. Sin embargo, los padres pueden identificar cuándo esos síntomas o rasgos son persistentes e interfieren en las actividades cotidianas del niño y en los distintos ambientes. Por ejemplo, en la escuela, en la casa, o donde lo cuidan o juega. “[Es necesario] explorar si, en esos ambientes, el niño presenta cambios de comportamiento y si son más emocionales o de conducta para poder manejarlos”, informó.

Además, la psicóloga sostuvo que los trastornos o diagnósticos mentales en los niños manifiestan cambios serios en la forma habitual de aprender, comportarse o manejar emociones y esto les puede causar angustia en las diversas actividades diarias.

“Si hay un momento de enojo que se presente y luego continua con su vida cotidiana fue un evento aislado o típico de la inmadurez de su edad y de cómo manejar una situación; pero, cuando es repetitivo y en distintos ambientes es un indicativo serio de las emociones o situaciones que enfrenta el niño”, explicó. También puede ocurrir que el comportamiento solo ocurra en un lugar (por ejemplo, en la casa o la escuela) y es una alerta que responde a algo que puede estar sucediendo en ese lugar.

Tipos de complicaciones que pueden presentar

A nivel de salud mental pueden presentar complicaciones en el proceso de aprendizaje. A modo de ejemplo, la psicóloga mencionó dificultades en materias específicas como Matemáticas, o en habilidades básicas como escritura o lectura. Estas pueden ser una necesidad que se traduzca a una condición como déficit de atención. Al igual que los problemas en el período de concentración y en el manejo de la conducta, si es impulsivo o lo contrario -inatento- o una combinación de hiperactivo con tiempo de atención breve y de memorización limitado. Otras señales son:

  • Angustia
  • Ansiedad
  • Trastorno de conducta
  • Trastorno oposicional desafiante. Los hábitos de reto a la autoridad repetidamente son una alerta. “Cuando no sigue las normas sociales a pesar de que hay una estructura de respeto esto es un aviso de que algo está ocurriendo”, advirtió.
  • Trastornos alimentarios
  • Obsesiones con algunos patrones
  • Efectos po traumáticos, si hubo exposición algún tipo de trauma como violencia o maltrato
  • Exposición y uso a sustancias como alcohol y droga
  • Problemas de aprendizaje o desarrollo
  • Depresión

Recomendaciones para los padres

“Lo primero es aceptar que el niño está cambiando o que algo se le hace difícil. Un ejemplo, es el ADHD. A veces, a los papás se les hace más complejo aceptarlo que al mismo niño y dicen que son changuerías o que no les gusta la escuela. Sin embargo, el que se den cuenta y lo acepten es importante, porque el niño con déficit de atención pasa más dificultad que un niño que no lo tiene; para él, atender y aprender sería más sencillo que escuchar la cantaleta y, para colmo, esforzarse”, afirmó la especialista de salud mental.

Detección a tiempo, aceptación y comunicación

Por lo general, las señales o síntomas de condiciones relacionadas con los niños se presentan en los primeros años, aunque es importante tener presente que algunos se desarrollan en la adolescencia. Ciertamente, un diagnóstico en etapas iniciales o escolares hace una gran diferencia en que el niño pueda aprender destrezas a tiempo anticipado y que, eventualmente, se le haga más fácil lograr esos hitos y compensar esas necesidades. “Es importante, entre padres, estar abiertos a reconocer y fomentar la comunicación, tener el mismo idioma y compartir la responsabilidad de ayudar al niño de forma afectiva o conductual”, aconsejó.

Búsqueda de ayuda

“Cuando nos demos cuenta de que ese rasgo o comportamiento se extiende y es persistente por más de cuatro semanas, y que ocurre en los distintos ambientes, es necesario que empiece a explorar con los cuidadores, maestros, familiares o dirigentes para saber si notaron la dinámica”, aconsejó la especialista. Rivera añadió que estos son las fuentes principales para saber los aspectos donde el menor presenta estos desajustes o cambios.

Entre las opciones, la doctora mencionó los servicios de psicoterapia, un consejero profesional o los trabajadores sociales escolares como herramientas que se pueden utilizar para evaluar las necesidades individuales emocionales o conductuales del menor.

“Con ayuda se benefician ambos frentes, el psicólogo puede asistir al niño en el proceso para que sea consciente de los cambios y aprenda destrezas, y, a su vez, a los padres, proveyéndoles estrategias de parenting para aprender a manejar al niño y aplicar el plan de modificación de conductas”, dijo.

Sostenerse con apoyo entre pares

A veces, los padres enfrentan la vida solos o con familiares cercanos, pero existen grupos de apoyo de padres donde pueden ir a ventilar, expresar sus experiencias y aprender nuevas estrategias, pero, sobre todo, para apoyarse entre ellos y apoyar al niño. Rivera reconoció que el padre también se cansa de no saber qué hacer y sentir que se le agotan las herramientas.

“Terminamos haciendo lo que creemos y, en el proceso, podemos lastimar al niño y lastimarnos nosotros”, indicó.

Por último, la psicóloga clínica expresó que, aunque todos los padres desean el hijo perfecto, la perfección no existe, por consiguiente, “nuestros hijos pueden presentar necesidades y es más hermoso aceptarlas para suplirlas y ayudarlos a cubrirlas que no querer verlas. Es doloroso aceptar que las cosas no son como esperaban, pero no habrá cambios, si no se trabaja con la conducta o la necesidad que presenta el niño”. El llamado es a no minimizar las emociones del menor y a darse la oportunidad de explorar cualquier recurso que te ayude a ayudar a tu hijo.

Alertas adicionales que presentan los cambios:

  • Pérdida de interés en cosas que solía disfrutar
  • Poca energía
  • Duerme mucho o poco
  • Observar si su cuerpo tiene marcas o se está autolesionando
  • Pensamientos suicidas
  • Aislamiento, si antes socializaba y deja de hacerlo
  • Dieta, ejercicio excesivo o miedo aumentar de peso

La autora es periodista colaboradora de Suplementos.