Rapidez, certeza y confianza, así describió el radiólogo especialista en imágenes y biopsia del seno, doctor Samuel Padua, los beneficios de la inteligencia artificial como aliada en el diagnóstico de cáncer de seno. “La inteligencia artificial es inevitable y es nuestra aliada. La complementamos, utilizando nuestro juicio, lo que beneficia para diagnosticar en etapa temprana el cáncer de seno. La rapidez con la que yo puedo diagnosticar aumentó dramáticamente”, puntualizó.

El especialista informó que, actualmente, las mujeres tienen mayor conocimiento sobre las guías preventivas, el cuidado y la importancia de hacerse una mamografía, lo que ha generado un aumento en el volumen de los estudios. A tales efectos, señaló dos beneficios principales del uso de la inteligencia artificial llamada Transpara, que utiliza en el Manatí Medical Center y CT Radiology Complex, en Bayamón.

“El primero es que me ayuda a identificar lesiones sospechosas en la imagen. La herramienta computarizada marca donde entiende que pudiera existir una lesión de riesgo, ya sea una masa o microcalcificaciones sospechosas, entre otros. Antes, este tipo de tecnología era alta en hipersensibilidad, pero tendía a ser baja en especificidad. Lo moderno no solo detecta esas lesiones, sino que también trata de buscar especificidad. Esto quiere decir que marca todo lo que parece sospechoso y da un por ciento que detecta si es de alta o baja preocupación. Por lo tanto, la detección asistida por computadora mejoró grandemente en esa especificidad”, detalló Padua.

Además, el radiólogo destacó como el segundo beneficio del instrumento el que, antes de comenzar a leer los estudios, ya la computadora procesó todos los casos, identificó las lesiones que le parecieron sospechosas y arrojó un número resumido del riesgo de cada caso, que fluctúa del uno al diez, donde diez es un estudio con muchos hallazgos que preocupan. “Cuando comienzo a analizar, voy directamente a los estudios que ya la computadora marcó con algún posible hallazgo maligno, por lo tanto, acelero el diagnóstico y el que esa paciente pueda recibir tratamiento, y, definitivamente, en cáncer el tiempo es vida”, sostuvo.

De igual forma, Padua explicó que la inteligencia artificial ya no es estática y va aprendiendo, ya que el algoritmo del sistema se va alimentando con los casos, aumentando su especificidad hasta alcanzar que todo lo que marque tenga mayor importancia. “El mejor número que tiene la inteligencia artificial son los verdaderos negativos. Es consistente y bastante asertiva cuando arroja resultados negativos. En definitiva, se ha logrado mayor rapidez y confianza; es como tener un colega viendo los casos conmigo”, afirmó. Además, destacó que la inteligencia artificial es un apoyo al médico, por lo que no puede verse por sí sola.

Según alegó el doctor, en estos momentos, el cáncer de seno en Puerto Rico está bastante estable. Sin embargo, la experiencia de los distintos profesionales de la salud que trabajan con la condición podría coincidir en que ha aumentado un poco la incidencia, en parte, porque ha disminuido la población. “Sigue estando cerca de una de cada diez puertorriqueñas que va a ser diagnosticada con cáncer de seno a lo largo de su vida. Las estadísticas continúan indicando que es más frecuente en pacientes de mayor edad, sobre todo, en las pacientes mayores de 65 años”, informó.

Por eso, se refuerza la importancia de mantener en las guías de recomendación que se realicen las evaluaciones una vez al año, todos los años, después de los 40 años a pacientes de riesgo promedio de cáncer de seno. “La alarma que sostuvimos los radiólogos, utilizando el sustento clínico, logró que se reinstalará el cernimiento a partir de los 40 años, aunque continúan con la sugerencia de un año sí y otro no, y que esta debería ser una conversación individual con su médico”, informó.

De acuerdo con Padua, el Colegio Americano de Radiología se mantiene firme en que el cernimiento debe ser una vez al año, a partir de los 40 años, en toda mujer de riesgo promedio. “Sí, se ve más el cáncer de seno a partir de los 50 años, pero tienden a ser de más alto grado cuando se diagnostican, con más probabilidad de metástasis y más difíciles de tratar. Su composición molecular es más compleja, por tanto, el tratamiento se hace más complejo”, detalló.

Por ello, Padua recordó que, “mientras tengamos herramientas para la detección temprana, eso significa que hay vida. Hay que hacer el esfuerzo para llegar al centro radiológico a hacerse la mamografía. Las máquinas modernas son más ergonómicas y la molestia es menor. También tenemos técnicas especializadas para las pacientes que tienen implantes. Si conoces que hay historial de cáncer de seno o factores de riesgo, conversa con tu médico para ver si recomienda hacer la mamografía antes de los 40 años. Si ya te toca, pues no falles. La clave es no fallar, porque una detección temprana nos puede salvar la vida”.

La autora es periodista colaboradora de Puerto Rico Saludable.