Acidez, “identidad” de la uva y balance: estos son algunos de los elementos que las personas expertas en vinos consideran al momento de catalogar si un vino es bueno. Sin embargo, en última instancia, para los individuos conocedores o desconocedores de las complejidades de esta bebida, su disfrute tiene todo que ver con su sabor y con las acciones que se toman para amplificarlo.

De manera simple, “el mejor vino es el que a ti te gusta”, mencionó el especialista en vinos de La Enoteca de Ballester Hermanos, Pedro Alvarado. Entonces, antes de poder maximizar la experiencia con una botella de vino, hay que saber identificar correctamente cuál se ajusta a los gustos individuales. Pero, ante tanta variedad en el mercado, ¿cómo se logra seleccionar un vino que guste?

Analizando el gusto del paladar individual

Para hacer esto, el director de la Academia de Sommeliers de Puerto Rico, Alejandro Ferris, recomendó pensar en los productos que la persona disfruta ingerir, ya que servirá de guía para seleccionar el vino adecuado.

“Si soy una persona que me gusta el café y el chocolate negro, entonces tengo unos gustos de productos amargos, por lo que apreciaré más los vinos que tengan un cierto nivel de amargura. Si me gustan los sabores dulces y no los amargos, entonces buscaré vinos que tengan características más dulces que, por regla general, son los vinos más jóvenes y que no han pasado por barrica. De la misma forma, si me gusta mucho lo cítrico, como la limonada, la toronja, etcétera, buscaré vinos que sean más ácidos, como suelen ser los blancos”, ejemplificó.

Una vez se selecciona la botella de vino correcta, existen prácticas que se pueden realizar para amplificar el disfrute de la copa de vino.

1. La decantación

La decantación es el proceso de oxigenar el vino que ocurre cuando se mueve el líquido de la botella de su recipiente a otro y, para Alvarado, todos los vinos se benefician de esta técnica.

“El vino es un ser vivo. No es una botella. Lo que vemos es el color del cristal o el líquido blanco, si es rosado, si es tinto, pero, dentro de esa botella, hay moléculas vivientes. Hay moléculas aromáticas. Hay aromas de color y, una vez entran en contacto con el oxígeno, esas moléculas se empiezan a recrear y a reproducirse en otras moléculas que expresan diferentes aromas. Y, por lo tanto, si tú quieres disfrutar el vino, pásalo a un decantador. Luego, lo sirves en la copa y verás que el vino se va oxigenando y te va ofreciendo lo mejor que puede dar y representar”, explicó.

2. El material de la copa importa

“Debemos tener una copa de cristal”, puntualizó Alvarado. La copa de cristal permite capturar los aromas del vino que, según abundó, es el 85 % de lo que se aprecia de esta bebida.

“Si usamos cartón o plástico, vamos a tener los aromas de conflicto y no vamos a poder filtrar los aromas del vino”, dijo.

Para consumir vino blanco, lo ideal es una copa pequeña de cristal que tenga una cabida, a mitad de copa, de unas cuatro onzas. Cuando se trata de un vino tinto, se necesita una copa de cristal más grande, comúnmente conocida como “copa globo”, para que haya un proceso adecuado de oxigenación.

3. Servir a la temperatura adecuada

La temperatura del vino cambia el sabor del vino por completo, mencionó Alvarado.

“La diferencia es del cielo a la tierra. A veces, uno, por la prisa, no toma el vino a la temperatura que es y le echa la culpa al nombre o al que le vendió la botella, pero la realidad es que no te lo estás tomando a la temperatura correcta”, expresó.

El vino espumoso se recomienda disfrutarlo a unos 45 grados de temperatura. En el caso de los vinos blancos, se sugieren unos 55 grados. Mientras que los tintos, se deben beber a unos 65 grados. Para alcanzar estas temperaturas en el clima cálido de Puerto Rico, el sommelier sugiere colocar las botellas de vino en el congelador o una hielera por cinco o diez minutos para bajar la temperatura.

Además, para ayudar a mantener la temperatura adecuada de la bebida, es recomendable que se agarre la copa por su tallo y nunca por la curvatura del globo. “De esta manera, la temperatura de nuestro cuerpo no afectará la del vino”, mencionó Alvarado.

Prolonga el disfrute

Si sobra vino luego de haber consumido unas cuantas copas, Alvarado recomienda que se guarde en áreas oscuras y frías.

¿La mejor alternativa? Tener una nevera con control de temperatura y humedad para guardar, de manera eficaz, las botellas y garantizar la calidad de la bebida para la próxima ocasión en la que se diga: “¡Salud!”