Con el pasar de los años, el cambio en estilos de vida está latente. La población de envejecientes aumenta año tras año, provocando una transformación en las relaciones familiares. De acuerdo con datos preparados por la Oficina de la Procuradora de las personas de Edad Avanzada, la proyección para la población de las personas de 60 años o más en el año 2050 será de alrededor de un 39%, lo que reflejaría un aumento de un 14% de lo que prospectó para el 2020, que fue un 25%.

Cada vez son más los hijos o los hermanos que se han visto en la triste encrucijada de buscar un cuidador o un centro de cuidado para su ser querido, ya sea porque este padece una enfermedad crónica, las rutinas de trabajo no les permiten cuidarle o el envejeciente ha perdido la noción de tiempo y espacio.

Para José Llanos Marcano, profesor universitario y operador de un hogar de envejecientes, el cuidador de adultos mayores es la persona capacitada para apoyar o ayudar a los adultos mayores en su cuidado. Su función principal consiste en contribuir a ese bien del adulto mayor, atendiendo con calidad y calidez sus necesidades para tener una mejor vida.

Llanos cuenta que la dinámica con los familiares cuando llevan al adulto mayor al hogar de cuido extendido es una llena de respeto.

“Lo que busca la familia es sentir la confianza de que su familiar envejeciente estará bien cuidado. Al momento de dejarlos en el hogar, los familiares sufren, pero, con el pasar del tiempo, entienden que es por el bienestar del adulto mayor”, mencionó.

Para el profesor, la dinámica con los familiares que deciden dejar a su familiar en el hogar de ancianos que dirige es llevadera y ha notado un incremento en su censo.

“Dado el ritmo de vida que llevan las personas y su ocupación con las tareas cotidianas, poder estar al pendiente de un adulto mayor se hace más difícil, por lo que puedo decir que ha aumentado en un 50 % más comparado con otros años”, concluyó.

Por otra parte, las personas que mantienen un cuidador en el hogar transforman su dinámica familiar completamente, por lo que el cuidador debe adaptarse a esas familias y sus rutinas diarias.

Según la Ley 121 o Carta de Derechos de la Persona de edad Avanzada en Puerto Rico, algunos de los puntos a tomar en consideración al momento de ser un cuidador son:

  • Establecer un ambiente de confianza con el adulto mayor
  • Evitar imágenes negativas de la vejez
  • No utilizar la restricción o el castigo para disciplinar a una persona
  • Ofrecer un trato con dignidad
  • Fomentar un ambiente de tranquilidad
  • Establecer estrategias de comunicación efectiva con el adulto
  • Otras

Por otra parte, una de las organizaciones que agrupa a adultos de la edad dorada AARP (antes conocida como la American Association of Retired Persons) ofrece algunos consejos para las personas al momento de decidir ser o buscar un cuidador. Algunos de estos son:

Forma un equipo: muchas veces, los familiares se agotan, por eso es importante que busquen la ayuda de un cuidador. Este puede ser un familiar o un profesional especializado en esta área.

Prepara un plan: este plan debe contener una definición de funciones de los miembros de la familia, llevar un registro por escrito de todas las tareas que se realizarán con el envejeciente e, igualmente, mantener una buena comunicación.

Maneja el estrés: la rutina de cuidar al adulto mayor puede ser drenante, es importante que maneje situaciones que le puedan provocar estrés al cuidar al envejeciente. Toma un descanso para recuperar las energías y retomar tu rutina.

Igualmente, Llanos recomienda que los familiares, al momento de buscar un cuidador, verifiquen bien los servicios que brinda y que constaten físicamente el lugar o la institución.

“Si el familiar observa que no está bien para él, tampoco lo estará para su ser querido. Una vez internado en el hogar, la responsabilidad de su cuidado es total”.