Como no es posible ponerlos a jugar sobre una cancha en igualdad de condiciones, el legendario Michael Jordan influenció en las decisiones del montaje del documental The Last Dance que produjo ESPN el año pasado con el objetivo de probarle a las nuevas generaciones que él era un mejor jugador que LeBron James.

Quien así piensa y así lo dice lo es el excompañero de Jordan en los Bulls, Scottie Pippen.

En una entrevista ofrecida por Pippen al portal GQ.com, Pippen recuenta que lamentó mucho los ángulos publicados en The Last Dance, la serie televisada por ESPN en medio de la pandemia y por Netflix a nivel mundial, ya que fue literalmente una producción que buscó idealizar básicamente a Jordan y no los logros de los Bulls de Chicago como equipo que en la década del 1990 ganó seis campeonatos en la NBA.

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“Michael estubo determinado a probar a la actual generación de fanáticos que él era más grande de la vida durante sus días como jugador, y aún más grande que LeBron James, el jugador que muchos consideran es igual, sino superior que él. Así es que Michael presentó su historia, no la historia del último baile, como nuestro entrenador, Phil Jackson, bautizó la temporada del 1997-98 una vez fue obvio que los dos Jerrys (el dueño Jerry Reinsdorf y el gerente general Jerry Krause) determinaron que era hora de romper el equipo no importara lo que pasara ese año”, declaró Pippen.

Pippen revela en la entrevista que esperaba más del documental. Y explica que el mismo fue como fue porque Jordan puso como condición para darle luz verde al producto que él tuviera control editorial del recuento, es decir, que literalmente él fuera el director de la serie.

Michael estaba determinado a probar a la actual generación de fanáticos que él era más grande de la vida durante sus días como jugador, y aún más grande que LeBron James, el jugador que muchos consideran es igual, sino superior que él

-Scottie Pippen

“Los últimos dos episodios fueron transmitidos el 17 de mayo. Similar a los ocho anteriores, los capítulos glorificaron a Michael Jordan sin dar casi nada de loas a mí y mis orgullosos compañeros. Michael merece gran parte de la culpa”, destaca Pippen. “Esperaba mucha más. Cuando me hablaron del proyecto casi un año antes, me emocioné y casi no podía esperar por verlo sabiendo que vería vídeos e imágenes nunca antes vistas. Mis años en Chicago, comenzando como un novato en el otoño de 1987, fueron los años más gratificantes de mi carrera: 12 hombres uniéndonos como uno, para lograr alcanzar el sueño que teníamos desde niños mientras jugábamos por diferentes canchas a través de todas partes cuando lo únicos que necesitábamos era una bola, un canasto y nuestra imaginación. Ser parte de los Bulls en la década del 1990 fueron algo mágico. Para nuestro tiempo y todos los tiempos”.

Pippen asegura que su sentir es el mismo de los demás compañeros.