La vallista Jasmine Camacho Quinn ha abierto hoy su corazón mediante unas expresiones ofrecidas en su cuenta de Instagram para admitir que vivió momentos de estrés y tensión de cara a su histórica participación en los Juegos Olímpicos Tokio 2020 en los que ganó la segunda medalla de oro olímpica de la historia para el Comité Olímpico de Puerto Rico y en los que además fijó una nueva marca olímpica para su evento de los 100 metros con vallas.

Presentándose en sus segundos Juegos Olímpicos, ya que también compitió en los de Río 2016, Camacho Quinn se acercó a los juegos con alta tensión porque en su mente cargaba el fracaso que tuvo en sus primeras Olimpiadas cuando tropezó con una valla cuando dominaba a sus rivales en el evento semifinal de su prueba, quedando tendida y frustrada en el piso. Tras ellos pasaron cinco largos años hasta su reivindicación en Tokio. Y ahora la atleta ha admitido lo difícil que le fue superar sus miedos y tensiones.

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“Escribo esto solo porque me permite sentirme mucho mejor hablando de ello. Me he examinado mucho, pero ver todo escrito ha hecho que todo sea mucho mejor para mí”, escribe Camacho Quinn.

“El 2021 fue un año muy estresante para mí. Tenía tanto miedo de muchos resultados. Miedo de tener otra experiencia olímpica fallida. Miedo a un nuevo cambio de entrenador. Miedo de lo que pasaría con mi contrato. Miedo a lesionarme. Miedo de ser lastimada por la gente. Tenía miedo. Lo que causó tanto estrés e ira dentro de mí”.

La atleta abundó que por un tiempo buscó ayudo con una sicóloga, pero que luego dejó de acudir a ella porque pensó que podía hacerlo por su cuenta.

“Era un proceso nuevo para mí, y no saber cómo manejar todo era muy difícil para mí. Tuve una terapista, pero dejé de ir a ella porque pensé que estaba bien por mi cuenta. Debí haber seguido”.

Me sentí perdida. Perdida y lastimada. Confundida y sola. Estuve evitativa. Me puse mucha presión sobre mí para ser nuevamente Jasmine Camacho Quinn. No sentía que solo debía complacerme a mí sino también a la persona con la que estaba, a mi familia, mis entrenadores y a muchas personas que me apoyan. Me sentí tan cargada. No estaba feliz pero estaba tratando. No estar feliz puede causar estrés, rabia, depresión e inseguridad

-Jasmine Camacho Quinn

Sentir el estrés y tensión no fue solo un aspecto emocional. Camacho Quinn destaca que la situación afectó su capacidad para descansar y le sumió en un intenso régimen de entrenamiento con el que buscó no fracasar nuevamente.

“Me sentí perdida. Perdida y lastimada. Confundida y sola. Estuve evitativa. Me puse mucha presión sobre mí para ser nuevamente Jasmine Camacho Quinn. No sentía que solo debía complacerme a mí sino también a la persona con la que estaba, a mi familia, mis entrenadores y a muchas personas que me apoyan. Me sentí tan cargada. No estaba feliz pero estaba tratando. No estar feliz puede causar estrés, rabia, depresión e inseguridad”, destaca la atleta que este año aspira a convertirse en campeona mundial y dueña del nuevo récord de su evento.

Las inseguridades mencionadas hicieron que Camacho Quinn sintiera en más de una ocasión el deseo de dejarlo todo. Fueron instancias en las que se sentía sola. Y batallaba con emociones que ciertos días le hacían sentirse súper confiada en su talento y preparación y otros temerosa de lo que le depararía el futuro.

La vallista comparte cómo se sintió al ganar la segunda presea dorada para la delegación de Puerto Rico en los Juegos Olímpicos.

Ganar no cambió las cosas

El esfuerzo, por su parte, le llevó a ser exitosa y ganar la medalla de oro. Con él llegaron momentos de gran felicidad. Pero igualmente más tensión y dolor interno.

“Sabía que mi vida cambió en ese momento. Inmediatamente tantas personas querían parte de mi tiempo y atención, y era algo tan drenante. Drenante solo porque estaba tratando con mis propios problemas mentales, los que tenía que arreglar. Solo que no sabía cómo”, abunda en su largo escrito.

Luego de todo eso vino la pérdida de su abuela y Camacho Quinn siguió alejándose de muchas personas y sumiéndose en una depresión de la que dice solo haber despertado una semana antes de volver a comenzar a entrenar para esta temporada.

“Aprendí tantas cosas sobre mí en el pasado verano. Ahora sé lo que quiero y lo que no quiero. Lo que estaré dispuesta a tolerar y lo que no. No mendigaré por cosas básicas como honestidad y respeto. Cómo yo responderá si cambiará. Cómo hablaré. Todo tiene que ver con crecer y estoy abierto a todo eso”, precisa.

“Solo quiero estar mejor completamente. Aprender a cómo manejar situaciones. Aprender cómo dejar de ser evitativa. Sé que soy una persona genuina y amorosa. Ser tan entregada me ha costado tanto pero eso es por lo buena que soy. Bendice a otros y serás bendecida”.

Finalmente expresa que después de tanto dolor ha aprendido que es una persona muy fuerte y se ha perdonado por haber sido tan exigente con ella misma.

“He tomado la decisión de dejar ir todo el dolor y de perdonarme por haber sido tan exigente conmigo misma. Me perdono por haber tolerado cosas que nunca había tolerado antes. Me perdona por la forma que manejé las cosas. He decidido dejar de esperar por una disculpa sincera. Por como reaccioné. Por las cosas que dije. Sé que nunca podré moverme hacia adelante si no me perdono a mí misma. He comenzado a tomar los pasos apropiados para sanarme de tantas cosas que he guardado para mí. Estoy soltera. Estoy enfocada en mí misma y estoy mejorando completamente en todas las áreas de mi vida. Estoy totalmente encaminada en mi crecimiento personal”.