Manatí. Neira Ortiz le sacó lágrimas y sonrisas a su padre, el legendario José ‘Piculín’ Ortiz, con el campeonato logrado el lunes por las Cangrejeras de Santurce en el Voleibol Superior.

Ortiz, quien estuvo presente en el juego de campeonato del lunes en Manatí ante las Atenienses, reconoció este martes que la emoción fue grande al ver a si hija realizarse como campeona.

“Estoy bien orgullo de ella. Se que quería salir el corazón allí“, reconoció el cinco veces campeón con los Cangrejeros de Santurce en el BSN.

El orgullo radica, no solamente en verla ganar un campeonato, sino en el trabajo que empeñó su hija para lograrlo. Ortiz detalló que siempre le inculcó a su hija el orden de los procesos deportivos: trabajar para luego cosechar triunfos.

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“Me da orgullo por su perseverancia. Siempre le he dicho que las cosas no llegan rápido, que hay que trabajarlas”, dijo. “Neira ha ido realizado y entendido su rol en el juego, que eso es lo más importante, además de su perseverancia”.

Neira tiene 31 años y ha jugado, además de para las Cangrejeras, en equipos como las Criollas de Caguas, las Llaneras de Toa Baja, las Polluelas de Aibonito y las Capitalinas de San Juan. También ha jugado en el exterior en países como Italia, Alemania, Rumanía, Hungría y Perú. Y ha sido parte de las todas las selecciones nacionales. Fue atleta de la NCAA en la Universidad de Colorado.

Promedio en la serie final 9.0 puntos por juego. Aportó 17 bloqueos para puntos en los cuatro encuentros, lo que no consideran los toques de balón que tienen continuidad en contraataques. Agregó un ace y solamente cometió tres saques negativos.

Su padre también vio un intangible que su hija aportó al equipo.

“Tiene algo importante: el espíritu de equipo, de mantener a las chicas unidas. Fue un equipo de estrellas, pero bien unido, y dictaron”, dijo Ortiz sin dejar atrás el orgullo de ver a su hija lograr el campeonato luego de trabajar fuerte para rehabilitarse de una lesión que no le permitió jugar en la final del año pasado, la cual su equipo perdió..

El combo de hija y padre campeones se abrazaron en la cancha el lunes, en un breve encuentro que, seguramente continuaría en la semana para recordar el campeonato.

El encuentro fue casi silente y todo emociones, según lo describió Neira.

“Es un sentimiento bien brutal, de mucho orgullo y de felicidad. Nos abrazamos, lloramos y reímos. No nos dijimos nada”, dijo la atleta sobre el encuentro con su padre, quien actualmente está recibiendo tratamiento de quimioterapias por padecer un cáncer colorrectal, y otro con su madre, Nirita Ruiz.

Ortiz evita las comparaciones porque éstas no son justas, dijo. Neira creció con un padre idolatrado por Puerto Rico, una figura de reconocimiento internacional. Y seguramente quería ser como su padre, y lo ha conseguido porque siguió la rama del deporte y ahora es campeona también.

Ortiz sí dijo que Neira se debe sentir más liviana personalmente ahora que ganó.

“Consideró que Neira se acaba de sacar un peso grande de encima. A pesar de que son injustas las comparaciones, Neira va a ser puramente ella. Se ha desarrollado con su propia personalidad y consistencia”, dijo.