Nueva York. Había una vez un cantante puertorriqueño, salsero, específicamente, que luego de décadas de carrera musical, una noche se transformó en intérprete de tango.

Así se puede resumir el debut del cantante Gilberto Santa Rosa anoche en Broadway con el musical Forever Tango, el cual se llevó a cabo en el teatro Walter Kerr, y donde demostró que a la hora de interpretar es capaz de ponerse cualquier sombrero, incluso, el de tanguero. “El Caballero de la Salsa” se tranformó en pura pasión al cantar y bailar una serie de números en la reposición de este espectáculo, escrito y dirigido por el argentino Luis Bravo.

Relacionadas

Una impecable orquesta de 11 músicos, entre ellos cuatro veteranos bandeonistas capaces de estrujar el corazón, sirvió para llevar al intérprete boricua por siete magníficas interpretaciones, entre ellas sus éxitos Si te dijeron, Conciencia y Que alguien me diga, con arreglos de tango. Las nuevas versiones de estos clásicos del vocalista fueron acertadas, ya que no fueron dramáticas, sino que se les realizaron pequeños cambios que transformaron las melodías en piezas más románticas que Santa Rosa dominó de principio a fin.

Forever Tango abarca desde el nacimiento de esta danza en las calles de Buenos Aires a fines del siglo XIX hasta sus manifestaciones más modernas. No hay personajes fijos, sino que son más bien viñetas, que se hilvanan a través de la música y el baile.

La primera aparición de Gilberto Santa Rosa surgió en la segunda melodía del musical, cuando salió al escenario transformado en el dueño de un burdel de Buenos Aires de principios del siglo XIX, acompañado de varias mujeres a su alrededor. Con sombrero de ala ancha blanco y en estricto traje oscuro, el artista derrochó elegancia en esta primera aparición en la que no cantó, sino que dio algunos pasos, acompañado por experimentadas bailarinas. El artista se defendió lo mejor que pudo, mostrando seguridad plena al dar pasos básicos sin errores, mientras caracterizaba con humor y dramatismo su personaje. Si bien no deslumbró con el baile, sí lo hizo posteriormente con su voz, la cual no falló ni en una sola nota.

Garúa fue su primera canción de la noche, para la que salió solo al escenario en etiqueta negra y con micrófono en mano. Este clásico argentino lo logró sin mayores esfuerzos, transmitiendo la pasión necesaria para conectar con la audiencia del teatro. El segundo tema que vocalizó, Si te dijeron, fue una de sus grandes interpretaciones de la noche, siendo aplaudido desde que susurró las primeras palabras.

La audiencia, que abarrotó el elegante y acogedor teatro de Broadway, no dudó en aplaudirle nuevamente en otra de sus actuaciones, Oro y plata, un candombe en el que volvió al escenario, esta vez, vestido de forma más casual, y acompañado por varios bailarines, entre ellos, las estrellas del programa Dancing With The Stars, los ucranianos Karina Smirnoff y Maksim Chmerkovskiy. La pareja deslumbró desde el inicio del evento, especialmente, en la pieza Romance entre el dolor y mi alma, en la que realizó impresionantes giros de piernas.

Gilberto Santa Rosa regresaría tres veces más al escenario para cantar Que alguien me diga, Conciencia y El día que me quieras, sin duda, su mejor actuación de la noche. Su interpretación de este clásico argentino logró emocionar, erizando la piel de muchos, y arrancando aplausos, ya que logró vocalizarlo con sutileza y con ese sentimiento que pocos artistas son capaces de transmitir.

Para el cantante, la noche de ayer fue una que quedará grabada en su memoria, ya que alcanzó con éxito ese sueño que una vez tuvo y que hoy ya es una realidad.

El cantante debutó anoche en Broadway con la reposición del musical Forever Tango.