Un hombre joven se ajusta sus gafas ovaladas color rosa y su sombrero. Un amigo que le acompaña le ayuda a acomodar la parte de atrás de un abrigo largo color negro que lleva puesto. Su nombre es Jonathan y mientras se prepara para entrar al Coliseo José Miguel Agrelot recuerda que se hizo fanático de Bad Bunny fue al escucharlo interpretar “Soy Peor”, una de sus canciones más populares.

Al igual que Jonathan, los miles que hacen su entrada al Coliseo visten inspirados en el estilo de moda del artista. La ropa colorida, gafas, sombreros y uñas pintadas son la orden de la noche en personas de todos los géneros.

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El Coliseo de Puerto Rico, conocido coloquialmente como el “Choliseo”, es el segundo escenario de la experiencia musical “P FKN R”. Mientras en el Estadio Hiram Bithorn se lleva a cabo el concierto principal, una pantalla gigante proyectará el mismo en vivo para un segundo grupo de fanáticos. Mientras trabaja en los toques finales de su vestido, Jonathan expresa lo que representa Bad Bunny para su generación.

“Estamos hablando de que tenemos un chamaquito de la isla que literalmente ha puesto a Puerto Rico en un lugar donde hacía tiempo ningún otro artista lo ha logrado hacer. Vamos a seguir apoyando lo nuestro y esa es una de las razones principales por la cual estamos aquí”.

De esta manera explica su razonamiento para asistir a un evento en el que no verá a uno de sus artistas favoritos en vivo, si no, a través de una pantalla gigante. En “P FKN R The Ultimate Experience”, como ha sido llamado esta experiencia simultánea, se transmitirá el concierto en vivo junto con un espectáculo visual y un montaje que combinará sonidos, efectos especiales, iluminación de última tecnología y elementos que la producción del evento asegura brindarán “una experiencia única”.

Ya preparado para entrar, Jonathan dice que, aunque intentó conseguir taquillas para el evento en el Estadio Hiram Bithorn, se conforma con estar donde está. Pero entra con esperanzas: desde hace días se rumora la posibilidad de que Benito Martínez Ocasio se transporte desde el Bithorn hasta el Coliseo en algún momento de la noche. Pero su esperanza viene acompañada de cautela. “No quiero crearme expectativas, quiero que si pasa, pasó y me lo disfruto”.

La entrada al evento es ordenada y es visible la presencia de personal del Departamento de Salud en vela del cumplimiento de los protocolos sobre Covid-19. Adentro, la pantalla gigante donde se proyectará el concierto muestra varios anuncios en un ciclo repetitivo. El montaje es minimalista. La pantalla sola en la tarima es complementada por un espectáculo de luces. Las gradas se llenan de a poco mientras las personas hacen paradas en una pequeña tienda de mercancía con camisas del evento y van en busca de bebidas y comida. La noche fluye con tranquilidad.

Una experiencia diferente

El tiempo pasa y comienzan a sentirse aires de desesperación. Debido a problemas en la entrada del evento principal en el Estadio Hiram Bithorn, un retraso de más de cuatro horas hace que varias personas decidan irse del concierto en el Coliseo de Puerto Rico. Pero el lugar está tan lleno que la ausencia de unas 500 personas es imperceptible.

Arcángel sorprende a los fanáticos en el Coliseo de Puerto Rico como parte del concierto de Bad Bunny.
Arcángel sorprende a los fanáticos en el Coliseo de Puerto Rico como parte del concierto de Bad Bunny. (Stephanie Rojas)

La presencia súbita de Bad Bunny en la pantalla gigante es la señal de que el concierto está por comenzar. En un mensaje de agradecimiento a sus fanáticos, el artista se disculpa porque no lo podrán ver en persona. Segundos después, entre risas, confirma el rumor de que llegará hasta el Coliseo José Miguel Agrelot. “Los veo horita”, dice con una sonrisa pícara al acabar el video. Las gradas se sienten vibrar ante la algarabía y saltos de celebración.

Comienza el concierto. La energía de las miles de personas en el Estadio Hiram Bithorn se refleja en el Coliseo. Hay un retraso evidente entre la transmisión y el concierto en vivo, pero esto tiene su propósito. A pesar de lo inusual de la experiencia de no ver al artista de manera presencial, los gritos y participación de la fanaticada son tan potentes como los de un concierto normal.

Alejandra Pérez Valcarcel tiene 16 años y este es el primer concierto al que va en su vida. La acompaña su grupo de amigos, algunos de ellos visten completamente de mercancía de Bad Bunny, como sus zapatos de edición especial con la marca Adidas y un abrigo con el ojo solitario, posiblemente el símbolo más reconocido del artista urbano. A pesar de que su vivencia no es la de un concierto formal, Alejandra siente que estar en el Coliseo no va a restarle a su experiencia.

“Yo esperaba venir para acá mejor porque mi primer concierto no quiero que sea un revolú bien grande. Es por eso que vinimos para acá, para estar más tranquilos, más seguros”, razona la adolescente.

La llegada del Conejo Malo

La expectativa de la llegada de Bad Bunny mantiene a todos en vigilancia. Versiones distintas y coloridas del rumor daban vueltas por el piso desde temprano. “Me dijeron que llega en helicóptero”, aseguró una joven mientras su compañero explicaba su creencia de que llegaría en el mismo camión que había servido como tarima en el Hiram Bithorn.

Aquí un vistazo a la exhibición que recoge los momentos más memorables del artista boricua.

Luego de un concierto de aproximadamente 3 horas con la participación de varios artistas invitados como J Balvin, Myke Towers, Romeo Santos, Ñengo Flow y Jowell y Randy, Bad Bunny emitió un mensaje de despedida. Se apagan las luces y se hace silencio. Por varios segundos el ambiente se siente tenso. “¿Realmente va a venir Bad Bunny?”, se pregunta un hombre mayor parado en arena.

Y como en un acto de magia, aparece Benito Martínez Ocasio en la tarima del Coliseo de Puerto Rico. Los gritos de emoción ahogan las palabras del cantante, entre las que se puede apenas escuchar “se los dije que iba a venir”. El concierto en el Bithorn terminó varios minutos antes, pero el retraso en la transmisión proveyó el tiempo necesario para que se moviera entre los dos lugares.

Con una cantidad de energía que parece interminable, comienza a cantar algunas de sus canciones más conocidas comenzando con “Chambea”. Luego de varias canciones adicionales, le pregunta a su público “¿quieren seguir?”; la contestación es un sí inmediato y contundente. Todavía le quedan sorpresas al Conejo Malo.

La aparición repentina de Arcángel en la tarima provoca una reacción de celebración visceral de parte del público. Junto a quien llama su padrino musical, Bad Bunny interpreta canciones como “Tú No Vive Así” y “Me Acostumbré”. Luego de lo que esencialmente es un pequeño concierto adicional, Bad Bunny se dirige a su público con un mensaje de agradecimiento.

Con las palabras “soy de ustedes por siempre”, cierra la primera noche de la experiencia musical “P FKN R”. Son las 3 de la mañana.

Las gradas se vacían rápidamente y los fanáticos salen de manera ordenada. Afuera, Emilio Ortiz reflexiona sobre el evento. Reconoce que al principio se sentía un poco raro, pero durante el transcurso de la noche pudo disfrutar de esta versión inusual de un concierto.

“Está bastante rarito tenerle que gritar a una pantalla, pero después tú sigues gritando y ves a otros gritando y tú sigues la corriente hasta que te olvidas que es una pantalla”.

El joven, aún con emoción evidente y un brillo en los ojos, mira a su alrededor como tratando de absorber y procesar lo que acaba de vivir. Sonríe, luego respira profundamente y expresa desde el fondo de su corazón lo que casi todo Puerto Rico parece pensar: “yo lo amo, Bad Bunny es el mejor”.