Los domingos por la tarde, el reloj avanza lentamente, pero nuestras mentes ya empiezan a sentir el peso del lunes que se avecina. Correos pendientes, tareas acumuladas, reuniones y clases.

Lo que debería ser un momento de descanso, se convierte en una mezcla de nostalgia por el fin del fin de semana, ansiedad por la semana que empieza y cansancio acumulado.

Este fenómeno, conocido como “domingo de bajón” o “Sunday Scaries”, es más común de lo que parece.

¿Qué es el fenómeno del “domingo de bajón”?

El término “Sunday Scaries” surgió en Estados Unidos alrededor de 2009 y aunque no se sabe con certeza quién lo acuñó, se utiliza para describir la incomodidad y el rechazo que muchas personas sienten ante la idea de regresar al trabajo o a la escuela el lunes, especialmente después de un fin de semana largo o vacaciones.

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Según Liseth Paulett, decana de la carrera de psicología de la Universidad Científica del Sur, este estado puede estar relacionado con el “burnout”, ya que muchas personas se sienten sobrepasadas, agotadas y frustradas ante las demandas laborales, sociales o económicas que se avecinan.

Aunque no existen estudios científicos que respalden esta sensación con datos concluyentes, Paulett señala que cada vez se observan más signos de agotamiento físico y mental en la sociedad.

Por su parte, Susan Alber, psicóloga de Cleveland Clinic, explicó que este tipo de ansiedad anticipatoria suele manifestarse en la tarde o noche del domingo, cuando la mente empieza a enfocarse en las responsabilidades de la semana siguiente. La ansiedad resultante a menudo se acompaña de insomnio y pensamientos repetitivos.

¿Debería preocuparme si me pasa todos los domingos?

Sentir el “domingo de bajón” no significa necesariamente que se tenga un problema de salud mental grave. De acuerdo con la psicóloga clínica Ana Ramírez, aunque puede resultar incómodo, este malestar se diferencia de la depresión clínica, ya que está relacionado con la anticipación del inicio de la semana y no con un trastorno del ánimo persistente.

Sin embargo, cuando este malestar se vuelve recurrente y persiste, se puede convertir en un indicador de que algo más profundo está ocurriendo.

Alber destacó que, en personas con depresión o ansiedad diagnosticada, los síntomas del “domingo de bajón” pueden intensificarse. La señal de alerta aparece cuando el malestar se vuelve constante, con efectos como la alteración del sueño, cansancio crónico, irritabilidad y mayor vulnerabilidad ante problemas físicos y psicológicos.

Si estos síntomas comienzan a influir en nuestras decisiones diarias o relaciones, o si están acompañados de insomnio, dolores de cabeza, pérdida de apetito o tensión constante, es importante buscar atención profesional.

Según Antonella Galli, psicóloga de la Clínica Ricardo Palma, si el malestar dura más de dos semanas, podría tratarse de depresión, y en ese caso, es recomendable acudir a un especialista.

¿A quiénes afecta el “domingo de bajón”?

El “domingo de bajón” es un fenómeno que afecta a muchas personas. Según Susan Alber, hasta el 80% de la población experimenta esta sensación en algún momento, especialmente aquellos que trabajan en ambientes muy demandantes o que tienen responsabilidades laborales o académicas poco predecibles.

Personas con rasgos como el perfeccionismo, la autocrítica o la tendencia a la ansiedad anticipatoria son más vulnerables a este fenómeno, ya que tienden a enfocar su mente en los posibles escenarios futuros, exagerando las dificultades que les esperan. Paulett también señaló que aquellos que procrastinan o dejan tareas importantes para el último minuto son más propensos a vivir este tipo de ansiedad dominical.

Además, los factores externos como jornadas laborales largas, entornos tóxicos o un estilo de vida saturado pueden aumentar la probabilidad de experimentar el “domingo de bajón”, ya que el contraste entre el fin de semana —un tiempo de desconexión— y el inicio de la semana laboral resulta más difícil de manejar.

¿Cómo se siente el “domingo de bajón”?

Este fenómeno no es solo una sensación pasajera, sino una serie de síntomas físicos y mentales que se hacen evidentes tanto en el cuerpo como en la mente. A menudo, empieza de manera sutil, con un desayuno tranquilo que se interrumpe al recordar las tareas pendientes.

La tensión muscular, el dolor de cabeza y la frustración por no haber aprovechado el fin de semana de manera adecuada son algunos de los síntomas más comunes.

De acuerdo con Ana Ramírez, este malestar puede incluir taquicardia, sudoración, malestar estomacal, irritabilidad y dificultad para concentrarse. Estos síntomas se intensifican cuando la mente se queda atrapada en pensamientos sobre lo que traerá el lunes: una presentación importante, tareas urgentes o simplemente la sensación de que el fin de semana no se aprovechó como se esperaba.

¿Cómo impacta el “domingo de bajón” en la vida diaria?

Este fenómeno puede afectar diversas áreas de la vida cotidiana:

  • Rendimiento laboral o académico

La ansiedad y el mal descanso durante el fin de semana pueden disminuir la concentración, la memoria y la capacidad de tomar decisiones, afectando negativamente el desempeño laboral o académico.

  • Relaciones interpersonales

La irritabilidad y el mal humor se pueden trasladar al entorno familiar o de pareja, generando tensiones innecesarias.

  • Motivación y energía general

A largo plazo, la constante ansiedad dominical puede disminuir la motivación por las actividades cotidianas y aumentar el riesgo de agotamiento emocional.

  • Estabilidad emocional

La combinación de cansancio, desmotivación y ansiedad genera mayor vulnerabilidad emocional y menor control sobre las acciones y decisiones.

¿Cómo prevenir y enfrentar el “domingo de bajón”?

  • Organizar el domingo sin sobrecargarlo

La clave está en programar actividades placenteras sin llenar la agenda. Actividades como caminar, leer o pasar tiempo con seres queridos pueden ayudar a desconectar.

  • Cuidar el cuerpo

Mantener horarios regulares de sueño, evitar el consumo excesivo de cafeína o alcohol y hacer ejercicio son hábitos que pueden mejorar el bienestar emocional.

  • Crear un ritual dominical

Establecer actividades agradables como preparar una comida especial o disfrutar de una película puede transformar el domingo en un día de descanso verdadero.

  • Desconectar para reconectar

Evitar la tentación de revisar correos o mensajes laborales durante el fin de semana ayuda a reconectar con uno mismo y con los demás.

  • Técnicas de relajación

Si el malestar ya apareció, prácticas como respiración profunda, estiramientos o meditación pueden proporcionar alivio inmediato.

Resignificando el domingo

El domingo no tiene por qué ser sinónimo de ansiedad. Como sugieren las expertas, es clave cambiar nuestra perspectiva sobre este día, gestionando mejor nuestras expectativas y creando rutinas que fomenten el bienestar.

Identificar pensamientos negativos y reemplazarlos por afirmaciones realistas, o incluso dedicar tiempo para repasar lo logrado durante la semana, puede ayudar a reducir el malestar y transformar el domingo en una pausa valiosa para recargar energías.

En resumen, aunque el “domingo de bajón” es común y afecta a muchas personas, se puede prevenir y enfrentar con hábitos de autocuidado, cambios en la forma de pensar y un enfoque positivo hacia el inicio de la semana.

Si el malestar persiste, la orientación de un profesional de la salud mental puede ser fundamental para recuperar el equilibrio emocional.