La utilización de medicamentos para conciliar el sueño es algo bastante común en nuestros tiempos.

El problema radica en que algunas personas llegan a crear cierta “tolerancia” que les obliga a buscar constantemente dosis mayores, aunque esto no necesariamente implique que existe una adicción, a menos que haya una mal utilización de los fármacos.

Según el psiquiatra Víctor A. Toraño, resulta importante establecer que las personas optan por una medicación para los problemas de sueño cuando tienen dificultad para quedarse dormidos, cuando no pueden mantener el sueño y se despiertan de madrugada o porque cuando despiertan en la mañana no sienten que han descansado lo suficiente como para recuperarse.

Los medicamentos específicos para dormir se conocen como hipnóticos y lo único que hacen es producir sueño. Usualmente, acortan el tiempo que a la persona le toma quedarse dormida. También hay medicinas que no son para dormir, pero, como efecto secundario, causan sedación y, por ende, ayudan a que la persona descanse”, explicó el también asesor de la Administración de Servicios de Salud Mental y Contra la Adicción (ASSMCA).

Es importante mencionar que existen tres grupos de este tipo de fármacos que ayudan a lidiar con los problemas del sueño, y algunos crean cierto hábito en la medida en que pasa el tiempo y se continúan utilizando.

El grupo más grande de estas medicinas es el que se conoce como benzodiacepinas. Dentro de esa familia, tenemos medicinas que son específicamente para dormir, otras que no son para dormir y que se recetan para la ansiedad, pero como tienen un efecto secundario que da sueño, los doctores las recetan para que las personas descansen mejor”, detalló el psiquiatra.

En el segundo grupo se encuentran las medicinas que son no benzodiacepinas, pero que según el médico, “su mecanismo de acción es en los receptores donde las benzodiacepinas trabajan, por lo tanto, tiene un efecto similar”.

Mientras, que hay un tercer grupo de medicinas que son únicamente desarrolladas para combatir los trastornos del sueño.

“Hay medicinas que lo que hacen es trabajar en el receptor de melatonina. Su uso específico es para ayudar a que las personas descansen mejor. Cualquier otro medicamento son medicinas que no son para dormir, pero que dan sueño (como es el caso de las marcas comerciales de acetaminofén (PM)”, dijo el asesor de ASSMCA.

Cuando existen problemas para conciliar el sueño, puede deberse a la mera incapacidad de dormir bien, pero también a otros factores, como la depresión y la ansiedad.

“Lamentablemente, hay una presencia bien prominente de estos síntomas en distintos trastornos de salud mental como la depresión y la ansiedad. Una de las manifestaciones con frecuencia es que la persona duerme menos o más”, señaló el doctor.

Problemas de “tolerancia” y sus implicaciones

De los grupos de medicina mencionados, el que más desarrolla tolerancia, o sea que la persona se acostumbra a la medicina, es el de las benzodiacepinas.

No siempre, pero, en muchas ocasiones, el paciente que toma benzodiacepinas necesita que esa dosis siga aumentando porque su cuerpo ya ha desarrollado tolerancia. Esto es importante porque estos medicamentos son depresores del sistema nervioso central y, por lo regular, no se recomienda por más de 21 días. Aunque hay personas que las usan por años y años”, estableció el especialista.

Según Toraño, el hecho de crear tolerancia al medicamento es algo normal en este tipo de fármacos y, por lo tanto, los pacientes deben siempre consultar a su médico.

“La mayoría de las personas a quienes les recetan benzodiacepinas usan el medicamento adecuadamente. Muchas personas llevan 20 años usando alprazolam para dormir, pero según recetado. Por eso yo no puedo decir que esa persona tiene adicción, sí voy a decir que ha creado tolerancia al medicamento”, dijo.

Esta ‘tolerancia’ no ocurre de un día para otro. El cuerpo se va adaptando poco a poco. En el mundo ideal, esto debe llevar a que uno tenga una conversación con su doctor, para ver cómo se puede reducir gradualmente el medicamento y, considerar otro medicamento de otra familia que ayude a descansar mejor”, recomendó el experto.

Cabe mencionar que las benzodiacepinas, a largo plazo, pueden poner en riesgo al paciente “de desarrollar depresión y de morir por sobredosis al tomar una cantidad excesiva de estos medicamentos”. Además, el psiquiatra mencionó que existen estudios que han asociado este grupo de fármacos con problemas de memoria en personas mayores.

Cuando se torna en adicción

Las benzodiacepinas están entre los medicamentos para dormir más recetados y, a su vez, son los que tienen riesgo mayor porque “al igual que los medicamentos para el dolor como los opioides, ambos son medicamentos que tienen el potencial de mal utilizarse”.

Para el psiquiatra, la palabra “adicción” le añade otra dimensión al uso de los medicamentos.

“La connotación que yo le doy a la palabra ‘adicción’ no es una connotación negativa. La adicción es cuando una persona no utiliza el medicamento según recetado, cuando va a distintos médicos buscando que le receten el mismo medicamento. Ahí hay un mal uso, pero la mayoría de las personas a quienes les recetan benzodiacepinas usan el medicamento según recetado”, argumentó el doctor.

No obstante, Toraño hizo hincapié en que en caso de tener que retirar los medicamentos de un paciente porque ya la tolerancia llegó a límites peligrosos, el proceso debe realizarse de forma paulatina para evitar complicaciones de salud.

“Si se descontinúan abruptamente estos medicamentos, el paciente va a tener síntomas de rebote que podrían ser peligrosos porque pudieran llegar hasta convulsiones. Estas medicinas deben recetarse con mucho cuidado y el descontinuarse debe ser un proceso paulatino, de la misma forma que se comenzó el tratamiento”.

Efectos en el organismo

En cuanto a las consecuencias de utilizar las pastillas para dormir, el especialista estableció que el cuerpo no tiene secuelas graves por estar sometido a esta medicación para conciliar el sueño. Sin embargo, sí mencionó los problemas cognitivos como uno de los posibles riesgos que aún son evaluados por la ciencia.

“Físicamente la persona no va a notar una diferencia, excepto que hay unos estudios que sugieren que personas mayores que llevan usando esa familia de benzodiacepinas, a largo plazo su memoria pudiera verse afectada. Hay estudios que dicen que sí puede afectar a otros que no. Aparte del aspecto cognitivo, de pensamiento y memoria, no tiene efectos mayores en el organismo”, expuso Toraño.

La sugerencia del médico para tratar de controlar el uso de las pastillas para dormir es empezar el medicamento en la dosis más baja posible y, entonces, ir ajustando de acuerdo al efecto en la persona.

“Si comienza con una dosis baja no debe tener problemas. Pero, si una persona sobrepasa la tolerancia y está acostumbrada a tomarse 30 miligramos de temazepam, y en vez me tomo 30 tabletas de 30 mg, estoy sobrepasando lo que mi cuerpo está acostumbrado. Esto pudiera llevarme a tener una sobredosis y morir como consecuencia de esa sobredosis”, advirtió el doctor.

¿Cómo identificar que tienesun problema de adicción a pastillas?

  1. No estoy tomando el medicamento según se me ha recetado.
  2. La cantidad de medicina no me da para el mes. Me quedo sin medicina a mitad de mes.
  3. Estoy visitando distintos doctores para que me receten el mismo medicamento.