Clairton, Pensilvania. Una explosión en una planta de U.S. Steel cerca de Pittsburgh dejó el lunes dos personas muertas y al menos otras 10 hospitalizadas, además de causar graves daños en la enorme instalación, informaron las autoridades.

Un trabajador fue rescatado de los escombros horas después de que la explosión envió una columna de humo negro hacia el cielo del mediodía en el Valle del Monongahela, una región del estado que ha sido sinónimo de acero durante más de un siglo. Los Servicios de Emergencia del condado de Allegheny indicaron que un incendio se originó en la planta a las 10:51 de la mañana. Las autoridades anunciaron posteriormente el fallecimiento de una segunda persona.

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La explosión, a la que siguieron varias explosiones más pequeñas, se sintió en la comunidad cercana de Clairton y las autoridades del condado advirtieron a los residentes que permanecieran alejados del lugar para no obstaculizar la respuesta de los trabajadores de emergencias.

“Se sintió como un trueno”, relató Zachary Buday, un trabajador de la construcción cerca del lugar, en declaraciones a WTAE-TV. “Sacudió el andamio, se me estremeció el pecho y sacudió el edificio, y luego, cuando vimos el humo negro que salía de la siderúrgica, llegamos a la conclusión de que algo malo había pasado”.

Investigan la causa

Scott Buckiso, director de fabricación de U.S. Steel, no dio detalles sobre los daños o las víctimas, y señaló en conferencia de prensa que todavía intentan determinar qué fue lo que sucedió. Los empleados de U.S. Steel “hicieron un gran trabajo” al entrar y rescatar a los trabajadores, cerrar los gases y asegurarse de que el sitio estuviera estable.

Buckiso dijo que la empresa, ahora una subsidiaria de la japonesa Nippon Steel Corp., colabora con las autoridades.

El director general de U.S. Steel, David B. Burritt, aseguró que la compañía investigará a fondo la causa.

“Termino cada reunión y cada mensaje con la frase: ‘Regresemos a trabajar con la mayor seguridad’. Ese compromiso nunca ha sido más importante, y lo honraremos”, indicó en un comunicado.

Allegheny Health Network informó que atendió a siete pacientes de la planta y dio de alta a cinco de ellos pocas horas después. El Centro Médico de la Universidad de Pittsburgh dijo que atiende a tres pacientes en UPMC Mercy, el único centro de trauma y quemaduras de nivel uno en la región.

La residente de Clairton Amy Sowers, de 49 años, estaba sentada en su porche a menos de un kilómetro y medio (una milla) de la planta y sintió que su casa se estremecía a causa de la explosión.

“Podía ver el humo desde mi entrada”, relató. “Escuchamos ambulancias y camiones de bomberos desde todas las direcciones”.

Sowers decidió abandonar la zona después de percibir un leve olor en el aire. Sowers, quien creció en Clairton, ha visto varios incidentes en la planta a lo largo de los años. A pesar de las preocupaciones de salud, Sowers señaló que muchos residentes no tienen los recursos económicos para irse.

Un trabajador de mantenimiento murió en una explosión en la planta en septiembre de 2009. En julio de 2010, otra explosión hirió a 14 empleados y seis contratistas. Según los registros en línea de la Administración de Seguridad y Salud Ocupacional de Estados Unidos (OSHA por sus iniciales en inglés) sobre muertes en el lugar de trabajo, el último deceso en la planta ocurrió en 2014, cuando un trabajador sufrió quemaduras y murió después de caer en una zanja.

Después de la explosión de 2010, la OSHA multó a U.S. Steel y a un subcontratista con 175,000 dólares por violaciones de seguridad. La compañía apeló sus citaciones y 143,500 dólares en multas, que luego se redujeron bajo un acuerdo de conciliación.

“Nuevamente se perdieron vidas”, manifestó Sowers. “¿Cuántas vidas más tendrán que perderse hasta que algo suceda?”.

La planta de coque de Clairton continuó operando después de la explosión, aunque se cerraron dos baterías donde se originó el estallido, indicaron las autoridades.

Preocupaciones por la calidad del aire y advertencias de salud

La planta, una enorme instalación industrial ubicada a lo largo del río Monongahela, al sur de Pittsburgh, es considerada la operación de coque más grande de América del Norte y es una de las cuatro plantas principales de U.S. Steel en Pensilvania.

La planta convierte carbón en coque, un componente clave en el proceso de fabricación del acero. Para hacer coque, el carbón se hornea en hornos especiales a altas temperaturas durante varias horas para eliminar impurezas que de otro modo podrían debilitar el acero. El proceso crea lo que se conoce como gas de coque, compuesto por una mezcla letal de metano, dióxido de carbono y monóxido de carbono.

El alcalde de Clairton, Richard Lattanzi, declaró que su corazón está con las víctimas de las explosiones del lunes.

“La planta es una parte tan importante de Clairton”, comentó. “Es simplemente un día triste para Clairton”.

El Departamento de Salud del condado Allegheny anunció que levantó el aviso que había emitido horas antes, en el que recomendaba a los residentes que se encontraban en un radio de 1 milla de la planta a permanecer en interiores y cerrar todas las ventanas y puertas. Apuntó que sus monitores no han detectado niveles de hollín o dióxido de azufre por encima de los estándares federales.

Según la empresa, la planta tiene aproximadamente 1,400 trabajadores.

La planta tiene un largo historial de denuncias por contaminación

En los últimos años, la planta de Clairton ha estado plagada de preocupaciones por la contaminación.

En 2019 resolvió una demanda de 2017 por 8.5 millones de dólares. Cinco años después, la empresa acordó gastar 19.5 millones de dólares en mejorar los equipos y 5 millones de dólares en esfuerzos y programas locales de aire limpio como parte de la resolución de una demanda federal presentada por Clean Air Council, PennEnvironment y el Departamento de Salud del condado de Allegheny.

La demanda se originó a partir de un incendio en Nochebuena de 2018 que causó daños por 40 millones de dólares. El incendio dañó el equipo de control de contaminación, lo cual provocó repetidas emisiones de dióxido de azufre. A raíz del incendio, el condado de Allegheny advirtió a los residentes que limitaran las actividades al aire libre, y varias semanas después los residentes insistían en que había una sensación de acidez en el aire, que olía a huevos podridos y causaba dificultades respiratorias.

La doctora Deborah Gentile, directora médica de Community Partners in Asthma Care, estudió los niveles de asma después del incendio y encontró que el doble de pacientes buscó tratamiento médico. Una de sus colegas encontró que los pacientes que vivían cerca de la planta tenían síntomas aumentados de asma, como tos y dificultad para respirar.

La noticia de la más reciente explosión hizo que Gentile se cuestionara qué tanto mantenimiento recibe la instalación.

“Me preocupa mucho que no mantengan su equipo al día y en buen estado”, puntualizó.

En febrero, un problema con una batería en la planta llevó a una “acumulación de material combustible” que se incendió, causando un “estallido”, apuntaron las autoridades. Dos trabajadores recibieron tratamiento de primeros auxilios en un hospital local, pero no resultaron gravemente heridos.

Grupo ambientalista pide una investigación

David Masur, director ejecutivo de PennEnvironment, otro grupo ambientalista que ha interpuesto demandas contra U.S. Steel por contaminación, declaró que se necesita “una investigación completa e independiente sobre las causas de esta última catástrofe y una reevaluación de si la planta de Clairton es apta para seguir operando”.

En junio, U.S. Steel y Nippon Steel anunciaron que habían finalizado un “acuerdo histórico” que le da al gobierno de Estados Unidos voz en algunos asuntos y que se produjo un año y medio después de que la empresa japonesa propuso comprar al icónico fabricante de acero estadounidense por casi 15.000 millones de dólares.

El intento de Nippon Steel por comprar la empresa con sede en Pittsburgh se vio afectado por preocupaciones de seguridad nacional y retórica política en medio de una campaña electoral, prolongando la transacción por más de un año después de que fue aprobado por los accionistas de U.S. Steel.