Washington. El secretario de Comercio de Estados Unidos Wilbur Ross insinuó ayer que el brote viral en China podría ofrecer un beneficio inesperado para la economía de Estados Unidos: motivar a los fabricantes estadounidenses en China a regresar a Estados Unidos.

“Creo que podría ayudar a acelerar el regreso de empleos a Norteamérica. Algunos a Estados Unidos, quizás otros también a México”, dijo Ross a Fox Business Network.

El nuevo virus, de la familia del coronavirus, ha paralizado a la manufactura en China. Wuhan y otras ciudades industriales del país están aisladas.

La crisis también comenzó a afectar a las compañías de Estados Unidos con operaciones en China. El director general de Apple, Tim Cook, dijo que los proveedores de la compañía en China se han visto obligados a demorar la reapertura de las fábricas que cerraron durante la festividad del Año Nuevo Lunar. Más de la mitad de las cafeterías Starbucks en China están cerradas. McDonald’s ha cerrado varios restaurantes en China.

Relacionadas

Ross enfatizó que no “quiero hablar de una vuelta de la victoria gracias a una enfermedad muy desafortunada, muy maligna”.

Aunque el “hecho es que sí les da a los negocios otra cosa que considerar cuando hagan su revisión de su cadena de suministro”, agregó.

Incluso antes del brote del virus, Estados Unidos y otras compañías extranjeras evaluaban su presencia en China y consideraban sus opciones para ubicarse en otro lugar, posiblemente en otras partes de Asia. Eso en parte porque el presidente Donald Trump ha impuesto aranceles a importaciones chinas por un valor de 360,000 millones de dólares por las políticas económicas de Beijing, y en parte porque la mano de obra y otros costos chinos han aumentado.

Sin embargo, los escépticos dudan que las compañías estadounidenses con raíces profundas en China puedan abandonar al país solamente por el virus. De entrada, nadie sabe cuánto durará el brote o cuánto daño causará. Y se necesita un tiempo considerable para que las empresas escojan proveedores y ubicaciones para sus fábricas.

Rosemary Coates, cuya firma Blue Silk Consulting ayuda a las compañías a tomar dichas decisiones, dijo que era “ridículo” pensar que el brote viral podría resultar en un regreso significativo de empresas a Estados Unidos.

“No puedes chasquear los dedos”, dijo. “Puede tardar 18 meses o dos años encontrar otro proveedor. No es fácil, es complicado”.

Wuhan, un centro de la industria acerera de China, ha atraído a General Motors y otros enormes manufactureros extranjeros.

“No puedes simplemente decir que General Motors va a recoger sus cosas y mudarse”, dijo Coates. “Tienen una planta manufacturera ahí y experiencia ahí. Su cadena de suministro pasa por ahí”.

Después de que surgieran críticas por los comentarios de Ross, el Departamento de Comercio emitió un comunicado: “Como dejó claro el secretario Ross, el primer paso es controlar el virus y ayudar a las víctimas de esta enfermedad”, decía. “También es importante considerar las ramificaciones de hacer negocios con un país que tiene una larga historia de encubrir riesgos reales a su propia gente y el resto del mundo”.