Desde hace poco más de un año, Ana Cacho González inició una peregrinación periódica al Tribunal de San Juan para reclamar justicia para su hijo Lorenzo González Cacho, asesinado en su hogar el 9 de marzo de 2010.

Como de costumbre llegó puntual a la sala 1105, que preside la jueza Eloína Torres Cancel, para asistir a la vista de seguimiento de Luis Gustavo Rivera Seijo, conocido como El Manco.

Según ha mencionado a este medio previamente, con su presencia en sala, Cacho González busca resaltar la peligrosidad de Rivera Seijo y llevar un mensaje a las autoridades para que no descarten la posible participación del hombre en la muerte de su hijo.

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Varias cabezas se giraron para ver a Cacho González entrar al salón de sesiones, que esta mañana estaba atestado de público.

Sola, se sentó en la segunda fila del salón de sesiones. Sacó de su cartera la libreta rosa en la que toma notas y donde guarda fotografías de sus tres hijos.

A su lado, una mujer conversaba con su sobrino cuando de pronto se percató de la presencia de Cacho González.

"¡Mira Ana Cacho está a mi lado!", comentó sorprendida la mujer a su sobrino.

"Mucho gusto", respondió Cacho González, mientras le extendía la mano a la mujer, que también llegó a sala para su propia vista de procesabilidad y conocer el resultado de su evaluación psiquiátrica.

El gesto tomó a la mujer por sorpresa, quien sonrió ante la acción de Cacho González.

"Dios quiera que salgas bien. No fuiste tú. Dios te bendiga", afirmó la mujer, mientras un alguacil pedía silencio en sala.

"Dios te bendiga", volvió a repetir cuando salió del lugar.

Poco después, la secretaria de sala llamó el caso de Rivera Seijo.

Desde el banco de los testigos, el psiquiatra del Estado, Rafael Cabrera Aguilar informó que evaluó al hombre y aunque en vistas pasadas había recomendado tratamiento ambulatorio, en esta ocasión recomendaba que se mantuviera internado en el Hospital de Psiquiatría Forense en Río Piedras.

Recomendó también otra evaluación de seguimiento, pero contrario a otras ocasiones, Cabrera Aguilar no ofreció detalles de la condición mental de Rivera Seijo.

En las vistas pasadas, donde el siquiatra recomendó tratamiento psiquiátrico ambulatorio para el hombre, explicó que esta opción no se había materializo porque no contaba con un "recurso familiar" que asumiera responsabilidad por Rivera Seijo.

La jueza Torres Cancel ordenó volver a evaluar al hombre el 4 de diciembre. Los resultados de esa evaluación se informarán en la vista del 9 de diciembre.

Rivera Seijo no estuvo en sala. Permaneció internado en el Hospital de Psiquiatría Forense.

La abogada de Rivera Seijo, María Soledad Saéz Matos, de la Sociedad para la Asistencia Legal, estuvo en sala durante la breve vista. El Ministerio Público estuvo representado por el fiscal Mario Rivera Géigel.

Concluida la audiencia, Cacho González salió del lugar sin emitir comentarios y escoltada por un alguacil. No respondió preguntas de la prensa.

Luego de ser declarado inimputable por un cargo de asesinato atenuado y una violación a la Ley de Armas por hechos relacionados a la muerte de una persona sin hogar en febrero de 2010, Rivera Seijo se ha mantenido bajo la supervisión del Estado.

El hombre supuestamente confesó el asesinato de Lorenzo, pero luego se retractó de dicha admisión. Documentos sobre su excarcelación aparecieron en el patio de la residencia en la urbanización Dorado del Mar donde residía Cacho González con sus tres hijos, días después de la muerte del niño, de 8 años.

Las autoridades federales han investigado el posible vínculo de Rivera Seijo al asesinato del niño, pero las autoridades estatales han descartado dicho escenario.

En enero pasado, Rivera Seijo participó en una recreación de la escena en la casa en la urbanización Dorado del Mar, donde Lorenzo recibió los golpes que supuestamente le causaron la muerte.

Cuatro años después de la muerte del menor, las autoridades no han esclarecido el asesinato, ni han presentado cargos por el crimen.

Sin embargo, han identificado como sospechosos del asesinato de niño a Cacho González, a Jesús Genaro Camacho, al agente federal William Marrero y a Arnaldo Colón.