Los mensajes detrás de los cadáveres hallados en Carolina y Santurce
Expertos analizan las señales halladas en los lugares donde fueron tirados los cuerpos de cinco hombres desnudos y torturados hasta morir.

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Mensajes de poder, supremacía, venganza, humillación y escarmiento pudieron haber sido enviados por los asesinos y verdugos de cinco hombres cuyos cadáveres desnudos fueron desechados en dos escenas el pasado lunes -con cinco horas de diferencia-, en la avenida Paseo de los Gigantes, en Carolina y en la barriada Figueroa, en Santurce.
Su patrón, nunca visto en la isla, es similar a las marcas que dejan carteles de la droga en otros países, o a los que se observan en series de capos del narcotráfico que, en muchas ocasiones, son idolatrados por las audiencias por la violencia cruda y morbosa que emplean cuando sus rivales les roban mercancía u ocupan sus territorios.
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Para Carlos J. Boria Guanill, catedrático auxiliar de la Universidad Interamericana de Puerto Rico, el motivo de estos crímenes no debe adjudicarse -como se ha sugerido- a una escasez de drogas por la presencia militar en Estados Unidos que se encuentra en conflicto con el gobierno de Venezuela.
“Son hechos macabros o de violencia generada por narcotráfico. No creo que se deba a una escasez de sustancias controladas en la isla. No lo creo, eso no se está dando, porque cuando ocurre, hay otros incidentes mayores que suceden. Sí creo que ha sido, básicamente, para llamar la atención de las autoridades y de algún bando contrario”, sostuvo el profesor de Justicia Criminal y Ciencias Forenses.
En su opinión, los macabros actos deben ser considerados como un hecho aislado y confiar en la capacidad de las autoridades para que esclarezcan los casos.
Las escenas en Carolina y Santurce
Sobre la acción de cercenarle los dedos a varias de las víctimas, Boria Guanill teorizó que podría implicar una traición y presentar sus cuerpos desnudos estaría relacionado con el motivo de humillación o para eliminar alguna evidencia, como ADN, que pudo haberse traspasado.
Mientras, la colocación de los cuerpos -uno sobre otro- podría ser indicativo de que querían demostrar su poderío por estos escarmientos.
“No creo que sea motivo para pensar que, por lo menos por ahora, esa va a ser la nueva norma en los asesinatos en Puerto Rico, pero sí hay que estar vigilante”, se reafirmó el experto, quien laboró durante 17 años en el Negociado de Investigaciones Especiales (NIE).
Mientras que el coronel José J. García Díaz, comisionado de la Policía Municipal de Humacao y quien llevó una carrera destacada en la seguridad pública y como jefe del Negociado de Drogas, Narcóticos, Control del Vicio y Armas Ilegales, señaló que las autoridades tienen que descifrar la razón por la que se decidió presentar al país este tipo de crímenes atípicos de esa forma.

“Las características presentan alguna apariencia de que este caso tiene que estar vinculado al narcotráfico, bien sea porque un cargamento de drogas llegó incompleto, alguna deuda de drogas, información que dieron que no debieron haber dado o si alguien los mandó a ejecutar. Lo que estamos mirando aquí es una escena que es impactante y es diferente a las escenas de narcotráfico en Puerto Rico”, puntualizó.
Continuó argumentando que “este caso es uno atípico, una situación que no es la que hemos visto normalmente, pero si fuera en otros países sabemos que esa es la forma de enviar un mensaje, enviar señales, de marcar territorio y medir fuerza y autoridad y crea un impacto distinto a lo que hemos visto a través de los años”, indicó García Díaz.
También advirtió que es urgente redefinir el plan vigente para combatir el narcotráfico considerando la escasez de personal en la Policía de Puerto Rico, entre otros factores.
Como dato curioso, el catedrático auxiliar, comentó que a menudo al día siguiente o cerca de la fecha de una masacre las autoridades federales lanzan un operativo.
En esta ocasión, se trata de la Administración para el Control de Drogas (DEA, en inglés) que intervino ayer con una organización transnacional vinculada con el narcotráfico y el lavado de dinero con base en la isla, el Caribe y varias jurisdicciones de Estados Unidos.
Boria Guanill subrayó que “el estado no debe mantener el crimen en los límites aceptables, más uno, menos dos, más tres. Eso no debería ser así. Creo que una muerte es demasiado, pero sabemos que la política en Puerto Rico funciona de esta manera. Así que, creo que de una vez y por todas debe haber un plan establecido para que los factores que inciden en la violencia y el narcotráfico no continúen”.
También habló de la impunidad que se proyecta al momento de cometer delitos, esclarecer los casos y la radicación de cargos.
La primera escalofriante escena del crimen se reportó el lunes a las 3:26 a.m. en la calle Roosevelt de la barrida Figueroa, en Santurce, donde fueron hallados los cadáveres atados, desnudos, torturados y con impactos de bala de los jóvenes de 18 años, Nathan Borques, vecino del Embalse San José en Hato Rey y Wilber Javier Germoso Ramírez, quien vivía en calle Cortijo en Barrio Obrero, Santurce.
Además de los signos de tortura, como azotes, laceraciones y surcos, ambas víctimas presentaban impactos de bala. En la escena se ocuparon solo tres casquillos y una pieza de ropa, que serán analizados por las autoridades.
Mientras que, a las 8:20 a.m. del mismo lunes un ciudadano acudió a un cuartel municipal para denunciar que había tres cuerpos apilados unos sobre otro al lado del arrastre de una cisterna en la avenida Paseo de los Gigantes final, en Carolina.
“Yo tengo una sola visión de mi hijo”
Una de las víctimas, Jean Daniel Santana Márquez, de 18 años, con domicilio en Trujillo Alto, fue descrito por su padre en un conmovedor mensaje como universitario “sin malicia callejera” que solo soñaba convertirse en cantante y compositor.
“Hasta el sol de hoy, y hasta siempre, yo tengo una sola visión de mi hijo. Y es que era un adolescente muy bueno, amoroso y sin malicia callejera que no merecía partir de este mundo de esa manera. Muchas veces no tenemos el control de algunas cosas de las acciones que tomen nuestros hijos. Hoy me toca a mí cargar con este dolor que es para siempre y seguir hacia adelante agarrado de Dios”, lee un fragmento de su mensaje acompañado de una foto de graduación con él de la escuela libre de música Ernesto Ramos Antonini.
Los otros cuerpos correspondían a Eliezer Derickson Messon, de 30 años, con domicilio en Santurce y quien poseía un pasaporte de la República Dominicana; y Ramón Pierret, de 41 años, también de nacionalidad dominicana.
Al presente, no se desprende que alguno de los occisos tuviese antecedentes penales.
Según informaron las autoridades, al menos uno de los tres hombres tenía un dedo cortado. Se indicó que todos fueron asesinados a golpes tras haber sido torturados.
Por su parte, la comunidad dominicana en la isla se encuentra consternada por estas muertes, según lo expresó el líder comunitario y productor de eventos, Luis Aguasvivas, tras la identificación de los cuerpos,ya que, al menos dos, contaban con pasaportes de la República Dominicana.
“Estamos muy consternados, quisiéramos llevar el mensaje de que el dinero fácil no es el camino correcto. No podemos decir más, porque todavía está en sus inicios la investigación, pero podemos reaccionar, yo como presidente de la Parada Dominicana en Puerto Rico, que es la actividad más importante que celebramos”, comentó Aguasvivas, quien todavía no ha tenido contacto con los familiares.