Él llevaba un año divorciado y sentía que había llegado el tiempo de darse la oportunidad de rehacer su vida. Ella es una madre soltera que hacía mucho tiempo que no encontraba a un hombre con las cualidades para establecer una relación seria. A ambos les hablaron, por separado, sobre una aplicación de citas en la que los usuarios tienen que contestar más de 150 preguntas que, al final, les sugiere prospectos con los que tienen mejor compatibilidad.

Sin muchas expectativas, cada cual se lanzó al reto. Y fue así como Wilfredo Cubero y Silvia Bonet encontraron el amor uno en el otro hace cuatro años a través de una aplicación llamada eHarmony.

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Según se explica en la página web de la aplicación, por la que hay que pagar para ser miembro, este sitio “es perfecto para personas maduras” y mayores de 18 años que saben lo que necesitan de las relaciones. Su red en línea recopila rasgos de personalidad de cada usuario y otro tipo de información alusiva a gustos y creencias (incluyendo las religiosas), vida social y “empareja” a aquellos con más compatibilidad.

“En mi caso, la aplicación me la sugirió una vecina, porque ella encontró pareja por ahí. Recuerdo que me dijo: ‘tú estás soltero y me imagino que estás en búsqueda’. Y la verdad es que no, no estaba buscando a nadie. Pero, yo no salgo, no bebo, no soy de estar por ahí y a lo mejor eso se convertía en un problema para mí...”, explica Wilfredo, quien es periodista deportivo y comerciante.

La idea estuvo rondando en su cabeza hasta que una noche se animó a buscar la página de eHarmony, leyó la dinámica y decidió completar un perfil que parecía nunca terminar. Según cuenta, preguntan de todo, desde aficiones deportivas, música favorita, si tienen mascotas, entre otras cosas. Además, hay que colocar el zipcode y establecer algún tipo de perímetro para expandir la búsqueda por zonas geográficas.

Mientras más sincero seas contestando esas preguntas, mejor ‘match’ o pareo vas a conseguir con esa persona que esté en el mismo marco que tú. Eso me lo dijo la vecina y así lo hice”, sostuvo Wilfredo.

En el caso de Silvia, la sugerencia llegó por unas compañeras de trabajo que habían escuchado anécdotas positivas sobre el sistema. Así que abrió su perfil, pero no le hizo caso por muchos meses. De vez en cuando, conversó con algunos prospectos a través de la misma plataforma, pero la cosa no pasó de ahí.

Sin embargo, todo cambió aquella noche que Wilfredo ingresó sus datos y la plataforma le informó que era compatible con más de 30 personas. De esas, hubo nueve mujeres que le llamaron la atención, incluyendo a Silvia. La curiosidad lo venció hasta que hizo “click” sobre su foto para conocer más sobre aquella fémina de “una sonrisa hermosa”.

Al momento, ella recibió una notificación de que alguien había entrado en su perfil. Se puso un poco nerviosa, pero al final decidió enviarle un emoji de “carita feliz” en la que le dejó saber que él también le había llamado la atención.

Así que nuestra historia comienza a través de una carita feliz”, cuenta riéndose Silvia al explicar que Wilfredo no perdió el tiempo y rápidamente le hizo acercamientos preguntándole por escrito que cómo estaba.

Tras intercambiar varias impresiones por escrito varios días consecutivos, Wilfredo hizo la pregunta: “¿podemos hablar por teléfono?”.

Y en esas conversaciones telefónicas ambos pudieron corroborar cuán compatibles eran. La aplicación les había funcionado. Estaban anonadados de saber que, aún con sus diferencias, se llevaban muy bien.

Siempre ha sido una relación genuina, natural, sin sorpresas... me acuerdo que en una de esas conversaciones yo le pregunté qué ella esperaba de una relación y su respuesta fue: ‘lo único que espero es ser feliz’”, relata Wilfredo con una sonrisa de oreja a oreja y una mirada de complicidad con Silvia.

Y bueno, entonces llegó el momento de dar el próximo avance. “¿Podemos vernos en persona?”, le zumbó él.

Aunque un poco ansiosa, por lo que implica encontrarse con un desconocido, Silvia accedió y así fue como tuvieron su primer encuentro en el Viejo San Juan. Allí conversaron y confirmaron una vez más lo bien que se llevan y las aspiraciones personales que tenían respecto al amor.

“Ya van cuatro años de aquel momento... es la mejor inversión que él ha hecho”, suelta Silvia, a lo que Wilfredo responde con un “definitivo”.

Sin embargo, acepta que para ese primer encuentro tuvo temor y, como medida de prevención, le notificó a su hermana sobre el encuentro. Ella le recomendó que siempre se mantuvieran en un lugar público. Y así transcurrió esa primera cita, una que rememoran con una fotografía que decidieron tomarse cuando caía la tarde.

En retrospección no se arrepienten de haberse dado la oportunidad de encontrar el amor a través de una aplicación. De hecho, se lo recomiendan a todos los amigos solteros que conocen su historia.

Estos cuatro años han sido de conocernos... la convivencia, la interacción con la familia -porque tengo una nena de 15 años- y eso también fue un proceso. Fue un reto presentarle a Wilfredo como mi pareja, pero tengo que decir que han sido cuatro años de mucho amor. Como todo, hay momentos de desacuerdos, pero es también aprender a manejarlo”, manifiesta Silvia, quien es Contadora Público Autorizada.

Wilfredo, por su parte, también describe el tiempo transcurrido como uno “maravilloso” en el que todo resultó ser como lo esperaba.

“Es que ella siempre ha sido bien sincera. Y creo que eso ha sido clave en la relación desde el primer momento y es lo que me hace sentir a gusto. Además, fue bonito ver que mi familia la aceptó... mi mamá la trata como si fuera su hija”, destacó.

Entre los retos que han vivido, como mencionó Silvia, estuvo la convivencia pues ella es de Carolina y él vive en Hatillo. Por un tiempo prolongado convivieron en Carolina, pero hace unos meses tomaron la decisión de pernoctar cada cual en su hogar, pues a Wilfredo se le estaba complicando la situación viajando diariamente al oeste para cumplir con proyectos profesionales. Sin embargo, fue la propia Silvia la que le recomendó a Wilfredo que se vieran los fines de semana y cada vez que pudieran, para evitar el riesgo de cualquier accidente durante las largas horas de viaje que realizaba diariamente.

Y, ¿ahora cuál es el plan?, le preguntamos a la pareja.

“Esa ha sido una de las cosas que desde el principio ha funcionado bien y es que no hay planes. La realidad es que vivimos el día a día sin tratar de establecer presiones innecesarias porque lo que queremos es ser felices. Es tratar de vivir sin ese tipo de presiones de cómo la sociedad quiere que se lleve una relación”, respondió Silvia.

Aun así Wilfredo está consciente de que tampoco se descarta una boda. “Pero es algo que llegará sin presión”, destaca.