El preso político puertorriqueño Oscar López Rivera no podrá acudir mañana a la celebración por el 119 aniversario del izamiento de la bandera de Puerto Rico, pero su espíritu estará en las inmediaciones del Ateneo Puertorriqueño en San Juan, cuando el pueblo lo represente en el acto al cual fue invitado.

A pesar de que la Junta de Gobierno del Ateneo sabía desde el principio que sería imposible la comparecencia de López Rivera, por encontrarse preso en una cárcel de Estados Unidos desde hace 33 años, de manera simbólica le extendió la invitación para que encabezara el izamiento de la monoestrellada, a la vez que reiteró por escrito el pedido de libertad para el activista político al presidente estadounidense, Barack Obama, y el secretario de Justicia federal, Eric Holder, como un esfuerzo más para lograr que este regrese a casa, detalló el presidente de la institución cultural, Eduardo Morales Coll.

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“Es una manera de demostrar que somos firmes en nuestra solicitud de libertad para Oscar, y aunque no pueda estar físicamente allí, sí lo estará en espíritu, como él mismo nos respondió en una carta, y será nuestro invitado de honor”, abundó Morales Coll al catalogar como “abusiva” la condena de 70 años que cumple López Rivera, aun cuando no existe evidencia de que haya participado algún acto de violencia.

En efecto, el pasado 14 de diciembre, el confinado nacido en San Sebastián, agradeció a Morales Coll la invitación mediante una emotiva misiva de su puño y letra, en la que anticipó que debido a su confinamiento en una prisión de Estados Unidos no podría estar presente en la actividad.

“Deseo expresarles a usted y a los miembros de la Junta de Gobierno del Ateneo el más profundo agradecimiento por considerarme digno de ser invitado de honor para izar la bandera de nuestra amada patria, el 22 de diciembre. Sé que no podré estar con ustedes y participar de tan excelsa y patriótica ceremonia. Pero estaré espiritualmente con ustedes, y en esta prisión, exactamente a la misma hora que ustedes estarán celebrando la ceremonia, yo estaré izando la pequeña bandera boricua que me ha acompañado por más de tres décadas”, expresó López Rivera en la carta manuscrita.

“Es a esa pequeña bandera a la que le juro lealtad todas las mañanas al despertarme, y el día que salga de la prisión, ella estará en mis manos ondeando sola”, abundó.

López Rivera, de 71 años, al mismo tiempo agradeció la comunicación enviada al presidente Obama, en la que se solicita su excarcelación.

Morales Coll indicó que, ante la ausencia del líder nacionalista en la actividad, los asistentes realizarán un lazo humano para representarlo al enarbolar entre todos la bandera. Para lograr que todos participen del izamiento, se extenderá una cuerda larga para que todos los que quieran tiren de ella durante el simbólico acto.

“Lo que buscamos es que el pueblo use el símbolo de la bandera como signo de unidad puertorriqueña. La bandera es el símbolo que nos une en cada competencia, deporte o en cualquier área que Puerto Rico se destaca. Y nuestro llamado es ese, que usemos la bandera indistintamente de las ideologías políticas, religiosas y nos unamos en esa bandera”, reiteró Morales Coll.

Los interesados en participar del simbólico acto, deben llegar al Ateneo Puertorriqueño a eso de las 11:00 a.m. El acto de conmemoración por el aniversario del izamiento de la bandera está pautado para las 12:00 del mediodía, frente a las instalaciones de dicha institución. Como parte de la actividad, un artista cantará coplas puertorriqueñas y una demostración de bailes folclóricos, según anticipó.

Minutos antes de que la bandera sea elevada, el abogado y activista por los derechos humanos Eduardo Villanueva ofrecerá un corto mensaje y se leerán expresiones del preso político, que cumple los 72 años el próximo 6 de enero.

El 22 de diciembre de 1995, el Ateneo celebró el centenario del izamiento de la monoestrellada, ocurrido ese mismo día en 1985. Desde entonces, la entidad conmemora cada año dicha fecha e invita a una figura para que dirija el izado de la bandera.

López Rivera fue acusado por cargos de conspiración sediciosa, después que las autoridades estadounidenses lo vincularon con el grupo clandestino Fuerzas Armadas de Liberación Nacional (FALN), que luchaba por la independencia de Puerto Rico.

De los 33 años que lleva en prisión, ha estado 13 en confinamiento solitario, sin tener contacto con su familia. Además, es el prisionero político puertorriqueño que más tiempo ha estado tras las rejas en Estados Unidos.