Rodeada de seres queridos y amigos, y tras ser despedida por miles de personas a lo largo del cortejo fúnebre, esta tarde fueron sepultados los restos de la joven Keishla M. Rodríguez Ortiz, cuyo asesinato días atrás conmocionó a todo Puerto Rico, al tiempo que su familia ha reiterado que espera sea el último asesinato por violencia de género en el País.

El féretro de Keishla llegó al cementerio Los Ángeles Memorial de Guaynabo en una calesa tirada por caballos blancos, mientras cientos de personas la despedían con mensajes de cariño y oraciones.

Keishla, y el bebé que comenzaba a gestar, fueron víctimas de un brutal asesinato la semana pasada. El presunto autor del crimen, el boxeador Félix Verdejo, y su alegado cómplice, Luis Antonio Cádiz Martínez, están encarcelados a la espera del proceso judicial en su contra por varios cargos.

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Frente al camposanto, Sonia Román, tía de Keishla, reiteró el agradecimiento de la familia de la joven al pueblo de Puerto Rico por las muestras de apoyo y solidaridad, y también reiteró el llamado al cese de la violencia de género y a acciones más contundentes de parte de las autoridades para acabar con ese mal, así como una participación más activa de la comunidad para evitar la violencia de género.

“Gracias a todo el pueblo de Puerto Rico por el apoyo y la solidaridad a todas las mujeres maltratadas en Puerto Rico, porque no solamente es Keishla, son muchas. La Policía, el gobierno, las leyes, tienen que ser más fuertes y tienen que ponerse más duras para que estas situaciones se detengan. Porque mientras sigan negándole órdenes de protección a las mujeres, teniendo grabaciones, teniendo amenazas, teniendo mucha evidencia, continúan negándole órdenes de protección, continúan las mujeres muriendo, porque no hay quién las proteja. Las leyes no están diseñadas para este tipo de situaciones. Hay que legislar y dejarse de tanto fanatismo”, exigió Román.

“Y que deje de morir tanta gente inocente. Tiene que haber más recursos para estas situaciones y tiene que haber más dinero para este tipo de situaciones y cómo afrontarlas”, añadió.

Familiares, amigos y ciudadanos despidieron a la joven en el cementerio Los Ángeles Memorial, en Guaynabo.

Ya en los momentos finales, el pastor Neftalí Díaz leyó pasajes bíblicos y celebró las bondades de Keishla.

“Estamos aquí reunidos para encomendar al descanso el cuerpo de nuestra amada, querida, Keishla, y de alguna forma está la gente que le quiere, la gente que le ama, la gente que sé que le va a recordar por el resto de la vida. Algunos de los que están aquí atravesaron momentos de alegría, disfrutaron de un tiempo maravilloso de quien en vida fuera Keishla. Ahora nos quedarán los recuerdos, ahora nos quedarán los momentos gratos. Y eso es lo que nos guardaremos, eso es lo que nos quedará. Nos quedarán las sonrisas, los abrazos, el tiempo que pudimos abrazarle y amarle”, dijo el pastor, exhortando a todos a aprovechar “el tiempo que Dios nos da en la tierra” para abrazar y amar a nuestros seres queridos.

El pastor Díaz auguró además que la familia de Keishla “tiene ahora una encomienda poderosa” de llevar el mensaje contra la violencia de género, “el mensaje de ni una más”.

Por último, el papá de Keishla, José Rodríguez, se dirigió a los presentes y agradeció, una vez más, el apoyo del pueblo a su familia en estos momentos tan tristes.

“Gracias por estar aquí con nosotros, por el apoyo. De verdad que es duro, ha sido duro. Pero ella no nos quiere ver tristes, conozco su corazón y sé que ella está con nosotros, y está en un mejor lugar que nosotros. Y sé que en algún momento la vamos a volver a ver, y le diré muchas cosas que a sus 27 años de vida no tuve el tiempo de decirlas. A lo mejor le dije muchas cosas, pero se me olvidaron algunas”, exclamó.

“El que conoció a mi hija, conoció su corazón. Mi hija era un ser de luz. Será para mí, todos los días, mi niña bonita. Todos los días de mi vida, ella va a ser la reina de mi corazón”, agregó, con voz entrecortada, y mientras muchos de los presentes sollozaban.

“De verdad que gracias al pueblo y a todos los que se unieron a nosotros, a la prensa, a todos agradecidos, con todo el mundo. Sean familia o no sean familia, de verdad nos dio fuerza para poder pasar este triste proceso. De verdad no me caben palabras para decir lo agradecido con ustedes. Que el Señor los bendiga siempre. Y de parte de mi familia, un abrazo. Los amo a todos, de verdad que sí”, concluyó el emocionado padre, mientras los presentes daban un fuerte aplauso final a Keishla.

De manera simultánea, soltaron palomas blancas y desde el cielo cayeron pétalos de flores lanzados desde un helicóptero.

Los familiares se fundieron en un doloroso abrazo, consumidos por la pena y el llanto, mientras depositaban el féretro en su destino final.

Antes, en horas de mañana, la caravana fúnebre pasó brevemente por el residencial Villa Esperanza, donde vivía la joven. Allí, era evidente el luto entre los residentes, muchos de los cuales vestían camisetas con diferentes imágenes de Keishla, ya fuera sonriendo junto a alguna de las mascotas que solía cuidar o en la interpretación artística que refleja el mural que pintaron en la pared del edificio donde estaba su residencia.

Junto a ese mural, los residentes han colocado un altar improvisado para recordarla, con flores, velas y mensajes de cariño. A la entrada del residencial otro altar improvisado también le rinde homenaje a Keishla.

“El caserío está completo resentido, porque es una muchacha que era de su trabajo a su casa, diariamente. Se veía más que por las mañanas y por las tardes cuando salía a su trabajo y eso a hacer su trabajo. Una muchacha dedicada a su trabajo y a su casa. Era muy sensible, con los perros, con los animalitos y todo eso. Siempre estaba ahí. Siempre era la misma en todos lados, saludaba a todo el mundo, siempre cariñosa, como se ve en los retratos, risueña. Los residentes están bien resentidos con los que pasó”, comentó Juan Cotto, vecino del residencial.

Al llegar la caravana fúnebre en horas de la mañana, los vecinos abarrotaron las calles junto a la entrada, para despedir a Keishla y dar mensaje de apoyo a la familia. Muchos se unieron en ese momento a la procesión para seguirla hasta el cementerio.