A pesar de todo el revuelo de las últimas horas en torno a la orden ejecutiva para combatir la pandemia del COVID-19, y el tirijala entre el gobernador Pedro Pierluisi y algunos alcaldes en cuanto a las restricciones a imponer en diversas áreas, como el uso de las playas y comercios, al final de cuentas mucha gente salió este sábado a tratar de sacar lo mejor de su fin de semana, en la inmensa mayoría de los casos cumpliendo con las recomendaciones sanitarias de uso de mascarillas y distanciamiento social.

Sin embargo, al menos en algunas de las playas del área metropolitana no se observó gran cantidad de público, a pesar que el tiempo soleado invitaba a visitar el mar, que además exhibía un oleaje bastante benévolo para la costa norte.

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A eso del mediodía, en el balneario de Carolina algunas personas disfrutaban la brisa y el mar en grupitos más o menos pequeños, pero a considerable distancia unos de otros. De hecho, en los estacionamientos había capacidad para recibir muchos más vehículos. Cabe mencionar que, además del orden que reinaba, el balneario se notaba libre de basura sus arenas.

Sin embargo, Ashleyn Crespo y Diego Oscar Lilavois, unos jóvenes amigos que acudieron al balneario, lamentaron que no se esté ofreciendo información clara a la ciudadanía sobre qué se puede o no hacer.

Ashleyn Crespo y Diego Oscar Lilavois en el balneario de Carolina.
Ashleyn Crespo y Diego Oscar Lilavois en el balneario de Carolina. (Osman Pérez Méndez)

“Opinó que el asunto está un poquito caótico. Estamos como desorganizados en que pues hoy estamos en algo, mañana estamos en otra cosa”, expresó Crespo. “Por lo menos en el área lo que veo es la gente ha entendido lo que es el distanciamiento social. Cada uno está compartiendo en grupo. Pero entiendo que debería de haber un poquito más de ese orden o esa organización gubernamental para ver qué realmente podemos hacer, qué vamos a hacer. Porque, pues, nosotros como pueblo nos debemos sentir obligados a protegernos, pero también tenemos que seguir las instrucciones, a ver qué rayos está pasando”.

“Y las playas deberían mantenerse (abierta), deben mantenerse”, agregó Lilavois.

“Deberían mantenerse (abiertas) las playas, con su distanciamiento social, porque es un sitio público. Así al mismo tiempo no se pierden. Porque el problema ha sido que se han dejado las infraestructuras vacías, y se han perdido. No es como que han tratado de buscar un mantenimiento y todo lo demás”, agregó Crespo.

“Pero entiendo que no deberían de cerrar la playa si todos tratamos de buscar un distanciamiento correctamente. Y seguir el protocolo. Por ejemplo, si hay 100 personas ya que entraron aquí, como estamos ahora en el balneario, pues ciérralo, no permitas que más ninguna otra persona entre, porque ya sabes que estamos con un distanciamiento y con una capacidad de personas en un lugar”, sostuvo la joven.

El dúo celebró que a pesar que era sábado, la playa estuviera con poco público y todos observando las recomendaciones de seguridad.

“Está tranquilo, el día está tranquilo. Cada cuál tranquilo en su área, sin molestar al otro”, comentó Lilavois.

“Está bien vacío, para ser sábado, para ser la hora, está supervacío y supertranquilo. Están todos los protocolos cumpliéndose. Y limpio, cada uno en su espacio, cada uno con sus mascarillas la mayoría de ellos también. Ha estado súper”, sostuvo Crespo.

“Por lo menos la gente se ha acostumbrado a seguir su propio protocolo”, insistió la joven.

“Siempre aparece uno que otro que no respeta, pero... hay que vivir con eso. Y por esos, los demás pagan. Pero esto está súper”, reafirmó Lilavois.

En el balneario de Ocean Park, mientras, el panorama era bastante similar. Apenas unas pocas familias disfrutaban de la playa, y había tramos bastante grandes completamente vacíos.

Solo en el pequeño espacio de la playita de Condado había un poco más de aglomeración de personas, incluyendo un número considerable de turistas.

Al otro, lado en la Laguna de Condado, también había personas disfrutando de diversas formas de deportes náuticos como kayak o “snorkeling”.

Entretanto, cafés y restaurantes del área de Condado llevaban su rutina diaria de servir en tiempos de pandemia, ahora con la reducción de horas disponibles y de capacidad de ocupación al 30%, y el tener que explicar a los clientes, en particular a turistas foráneos, que tal decisión es una medida salubrista dictada por el gobierno que tienen que observar.

Empleados entrevistados por Primera Hora, al igual que sucedió con los bañistas, pidieron al gobierno claridad y uniformidad en su mensaje sobre restricciones, y lamentaron la confusión que se genera cuando eso no ocurre.

“Todo es de momento. Nosotros nos tenemos que acostumbrar, y ahora es al 30%. Por lo menos hoy, todo ha sido fluido, no hemos tenido percances, pero sé que ya en las horas de la noche pues las personas se van a desesperar un poco más. Solamente ya teniendo el 50% la gente se desespera. El toque de queda también, el no poderle servir la comida hasta cierta hora, eso también los pone un poquito tensos. Así que, esperemos que no, pero me imagino que va a ser un poquito tensa la situación con el 30% ahora”, comentó Nicole Medina Reyes, empleada de Cayo Caribe.

Nicole Medina Reyes, empleada de Cayo Caribe.
Nicole Medina Reyes, empleada de Cayo Caribe. (Vanessa Serra Díaz)

Agregó que esos cambios en la capacidad a la que se permite operar, “para nosotros en la industria, los meseros, ‘bartenders’, los que trabajamos en restaurantes, eso nos crea incertidumbre, nos crea un peso, porque obviamente nosotros dependemos de esto. Así que un día sea 50, el otro 30, a nosotros nos pone en tensión. Ya estamos en tensión, así que tratarle de explicarle a personas que están desesperadas ya por esto, sí nos afecta un montón. Bregamos con eso todos los días, y estamos cruzando los dedos que la gente lo pueda entender”.

Como ocurre en otros restaurantes y cafés, aseguró que en el suyo observan una serie de medidas y protocolos de seguridad para proteger a clientes y empleados.

“Le pedimos siempre a nuestros clientes que esperen a ser sentados para que las mesas estén desinfectadas, les tomamos la temperatura, tenemos la distancia, no pueden aglomerarse aquí (frente a la puerta), tenemos lista de espera, le cogemos los números y los llamamos a ellos para que vengan en el momento que ya su mesa está lista. De esa manera hemos estado manejando todo lo que es la aglomeración, los turistas y todo eso”, afirmó Medina.

¿Y cuando alguien se pone majadero?

“Pues con toda la amabilidad y el cariño le recordamos a la ciudadanía que no somos nosotros, que tenemos reglas que seguir. Si no, claramente nos van a cerrar el restaurante, y eso va a ser muchísimo peor, para nosotros, para los dueños, para la industria. Y si los restaurantes cierran pues nos vamos a quedar todos encerrados en las casas y nos vamos a aburrir. Con todo el amor y la paciencia, siempre le recordamos lo que está sucediendo, los traemos a la realidad de que estamos en una pandemia, y aunque queramos tener el restaurante a capacidad, no podemos hacerlo”, afirmó la joven.

De manera similar, Wined Hernández, empleada de The Place, lamentó la reducción de horarios de trabajo, en particular en horas tempranas de la noche, ahora que se está viendo más turismo.

Wined Hernández, empleada de The Place.
Wined Hernández, empleada de The Place. (Vanessa Serra Díaz)

“Se ha afectado (el trabajo) un poco. A la misma vez, obviamente tenemos que tomar todas las mediadas. Pero se ha afectado en el sentido que tenemos menos tiempo para poder atender comensales, porque ya a las 8:00 en punto (de la noche) tenemos que literalmente cerrar la puerta, porque si no, la gente se desespera, comienzan a pelear. Y tenemos que cerrar la puerta para así evitar y poder salir a tiempo, ya que la orden (ejecutiva) ahora a las 9:00 p.m. no puede haber nadie. Pues entonces, no afectamos en ese punto, porque hay mucho turismo ahora mismo”, comentó.

Agregó que, para evitar problemas, explican a cada cliente “desde un principio, cuáles son las nomas del establecimiento y los nuevos requerimientos del gobierno”.

“Hay muchas personas que no lo entienden, pero hay otras que fluyen, y todo fluye normal. Y pues, el que no lo entiende, pues pasamos con el gerente, y él decide. Pero no ha sido fácil, especialmente con el turismo, que ellos entiendan que aquí hay un gobierno que dirige, y que toma la última decisión”, sostuvo.

La joven comentó además que causa muchos inconvenientes la cantidad de mensajes diferentes, e imploró porque haya uniformidad en las reglas.

“Los falsos anuncios nos han afectado, porque la gente dice, ah me llegó de que van a cerrar los domingos. Entonces todo esto confunde a la gente, más el hoy a las 7:00 p.m., mañana a las 8:00 p.m., después a las 9:00 p.m., después a las 10:00 p.m. Tenemos que darnos a la tarea de explicarle a cada comensal y a cada turista cada vez que hay un cambio de orden, porque si no, ellos no saben, y hacen las cosas al garete”, sostuvo.

“Sinceramente, yo entiendo que todo es por el bien de nosotros, para evitar contagios, pero hay cositas que yo creo que pueden ir un poquito más reguladas para que nosotros los de la industria no nos afectemos de la manera que nos estamos afectando”, agregó. “Que sea más uniforme. Mano, que para nosotros sea algo fijo. Nosotros podemos seguir reglas y podemos seguir órdenes, pero que sea algo fijo”.