Pareciera que en esta isla tenemos una especie de instinto de autodestrucción.

Por un lado, los asesinatos y agresiones contra turistas o visitantes se han convertido en incidentes demasiado frecuentes, justo cuando la actividad de turismo alcanza niveles históricos.

Por otro lado, tenemos las violaciones ambientales con descargas de aguas usadas en las playas, contaminando uno de nuestros recursos más importantes.

Entonces pareciera que por fin recuperamos terreno después de los huracanes, terremotos y la pandemia y ahora hacemos todo lo posible por sabotear los esfuerzos de promoción de la isla y el éxito que se ha alcanzado en este sector.

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Por segundo año consecutivo, Puerto Rico ha tenido un crecimiento en el área de turismo, que ha sido celebrado por el gobierno y por las organizaciones relacionadas a la industria. Los hoteles llenos, las hospederías a capacidad y los alquileres a corto plazo también. De todas partes del mundo están llegando visitantes, pero las deficiencias en el área de seguridad nos pueden echar a perder todo el terreno ganado.

Repaso los más recientes incidentes. En los siete meses que van de este año, siete personas que estaban de visita en la Isla han sido heridas o asesinadas. En el mismo mes de enero, temporada alta de turismo, ocurrió el primer incidente. Luego, en febrero, hubo dos incidentes, uno de ellos en La Perla, lo que dejó a tres turistas heridos a puñaladas. En mayo, dos estudiantes peruanos fueron ultimados en una balacera en la calle Loíza, mientras disfrutaban de unos días de vacaciones en Puerto Rico. A principios de julio, fue asesinado un jovencito de solo 17 años, después de un día de playa en Isla Verde. Y esta semana, en la concurrida Placita de Santurce, un ataque a puñaladas dejo a un hombre mal herido.

Las circunstancias de cada incidente son distintas, pero la información que trasciende fuera de la isla les resta a los esfuerzos por proyectar a Puerto Rico como un destino seguro.

Yo sé que no puede haber un policía en cada esquina, pero el gobierno tiene que hacer un mayor esfuerzo para reclutar más agentes y reforzar los equipos de investigación. Es imposible atender la criminalidad si no logran procesar a los responsables.

De todos los incidentes violentos que involucran a turistas, solo uno está siendo procesado en los tribunales. La impunidad en Puerto Rico es incentivo a la violencia.

Ahora, hablemos de las playas contaminadas con descargas que –afortunadamente- algunos ciudadanos han logrado evidenciar con videos y que afectan algunas de las playas más concurridas.

Ocean Park, el Condado, ahora Dorado, han sido los eventos más recientes de descargas de aguas que, se supone, sean pluviales, pero que claramente están también contaminadas con aguas usadas.

El agua de la playa se torna turbia, de color oscuro y mal oliente, no puedo pensar en peor impresión para un turista que las cristalinas aguas de nuestras playas convertidas en una gran cloaca.

No es un secreto la causa de este problema, la infraestructura de alcantarillados sanitario y pluvial ha colapsado en muchas áreas. Las autoridades lo saben, desde hace ya bastante tiempo. Seguramente, la logística para corregirlo es complicada, pero en los últimos años han podido resolverlo o cuando menos comenzar los trabajos. Eso no ha ocurrido. Mientras tanto, los turistas observaran con espanto cómo nosotros permitimos el daño a nuestras aguas y la destrucción del hábitat para muchas especies, como la tortuga que anida en esas playas.

Es hora de exigir acción, no solo para proteger la industria del turismo y todo el movimiento económico que eso representa, sino también -y más importante aun-, para proteger nuestros valiosos recursos y la hermosura que los caracteriza.