La Junta de Supervisión Fiscal ha tenido muchos puntos de acierto desde su llegada a la isla, pero ha fallado malamente en otros. Su principal fracaso ha sido el desarrollar una política que facilite el clima de inversión en la isla.

La ley que los creó les facultaba a que también tenían que caminar por esos senderos. Algunos ya olvidaron que hasta se nombró a un funcionario para tales tareas y sólo empujó un triste proyecto, que ocasionó más dudas que aplausos.

La Junta se ha concentrado en el rol de la tijera, negociar la deuda, revocar leyes y monitorear tímidamente las asignaciones federales de la reconstrucción. Eso está cool, pero también actúan de manera caprichosa.

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Un ejemplo de sus caprichos es la Corporación para la Difusión Pública, mejor conocido por todos como WIPR o el canal 6. La institución que albergaba dos canales de televisión y dos estaciones de radio, ha quedado a la deriva. Es un buque que navega sin brújula y nadie se acuerda de ellos.

La facilidad de Mayagüez cerró y su señal se convirtió en un mero repetidor de la de San Juan. Su presupuesto se ha ido recortando y recortando, hasta hacerlo casi inoperante. Actualmente, muy poco personal labora allí.

La situación deteriora la moral de los pocos empleados que quedan. Sienten que no cuentan con ellos, al tiempo que el gobierno y la Legislatura los olvidaron.

Cerrar esas facilidades no debe ser alternativa. Ese centro se creó a finales de los años 50 con una misión de brindar una programación diferente a la comercial. Muchas de sus producciones jamás hubiesen llegado a la pantalla de no ser por la misión del canal 6.

A modo de ejemplo doy el Festival Casals. La música clásica nunca ha encontrado eco en las plataformas regulares de televisión. Esa música tiene el prejuicio de ser clasista y aburrida. ¡Nada que ver! Es diferente y antigua. Durante siglos, exponentes y compositores han dejado un gran legado.

Gracias al canal 6, el maestro Casals pudo llevar esa música a otra dimensión y, actualmente, es uno de los festivales más importantes del mundo.

El canal 6 también ha documentado las transiciones de gobierno, que de forma democrática pasan de persona a persona, sin derramamiento de sangre y en respeto al voto ciudadano.

En distintas ocasiones, mantuvo informativos de calidad con espacio a la noticia internacional y local. Los compañeros reportaban con estricta rigurosidad periodística y usted nunca ha podido acusarlos de cargar la información en beneficio de alguien o en perjuicio de otro.

Hoy en día el departamento de noticias ha sido limitado en su función por falta de presupuesto. Debe entenderse que las licencias de los canales de televisión son de enfoque educativo. No se pueden cambiar. Eso quiere decir que se limita la posibilidad de ser vendida, como al parecer, han insistido los integrantes de la Junta de Control Fiscal.

En lugar de limitar su presupuesto y ponerle amarres, ¿por qué no se han ocupado en definir algún grupo o entidad que pueda trazar algún plan profundo de cara al futuro? Explorar posibilidades que potencien su carácter de televisión pública.

No estoy pidiendo que abran la pluma del dinero de manera descontrolada, es entender que su rol difícilmente puede ser asumido por el sector privado.

Sé que en el pasado se han dado críticas. ¡Difícil que no ocurra! En Puerto Rico le encontramos las cinco patas al gato en todo. Sin embargo, la Corporación tiene más luces que sombras.

Una vez concluya la tarea de la negociación de la deuda de la Autoridad de Energía Eléctrica, valdría la pena que la Junta revisara su agenda. Que le den una mirada seria al rol de nuestros canales públicos. Que convoquen a directores y administrativos que puedan proponer ideas sobre la mesa para dibujar un nuevo norte.

No todo en la vida es cerrar, destruir, demoler o vender. En ocasiones, vale apostar a renovar, reconstruir, enfocar y hasta recalibrar estrategias, funciones filosóficas en el bien de un orden filosófico educativo.

No todo puede ser cultura de masas. Obras excelentes también tienen derecho a ser escuchadas, vistas y leídas. Siempre existen personas que valoran eso. Se trabaja por el bien de muchos pero se debe buscar servir a todos. Así que tenemos una deuda con WIPR, ¡veremos a ver cuántos levantan la mano en su favor!