Pues mire usted, estaba decidida a aprovechar este espacio para hablar sobre Titantos, el show de lecturas dramatizadas a voz que estrenamos la próxima semana. Quería contarles que es un viaje de risas que recorre todo lo que vivimos las mujeres. Los maridos, los achaques, los hijos, el encuentro con el cuerpo en el espejo, las peripecias diarias… en fin, todo lo que TODAS vivimos. Es un show diferente del cual hemos presentado dos temporadas a llenos totales y que en esta tercera promete ser un alivio al estrés, un ataque de risa, una cháchara divertida, lanzada, pícara, un siéntate en esa butaca que te voy a contar par de cuentos. La lectura es mágica y activa imágenes en el cerebro. Es una cura.

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Igualmente pensé comentar sobre esa foto del papisongo Ben Affleck en los brazos de Morfeo, que le ha dado la vuelta al mundo a través de las vísceras de las redes sociales. Parecía extenuado, con la boca medio abierta y a punto de babearse tirado sobre una silla, con las piernas recostadas de una baranda. Pobrecito, los paseos históricos por la romántica ciudad de París durante su luna de miel con la flamante Jennifer López pasaron a un segundo plano. De lado quedaron las imágenes de sus visitas a los museos, los besitos entre los floripondios de algún parque y los paseos tomados de la mano.

Lo peor para el pobre Affleck, quien tiene todo el derecho de escracharse de cansancio y enganchar los guantes, es que el que más y el que menos le atribuye su agotamiento a los retozos matrimoniales -que imaginamos fogosos, con tijerilla y llave cuatro- que debe sostener con sus esposita como mínimo cuatro veces a la semana. A sus 50 se ve como un pimpollo, pero los 53 de su amada no son unos cincuenta y tantos cualquiera. A juzgar por su performance sobre el escenario, a pesar de llevarle tres años debe darle mano y manigueta.

Pero bueno, hablemos sobre lo verdaderamente importante, lo que nos sacude el espíritu y nos hace bebernos las lágrimas de dolor profundo, intenso. Lo que debería obligarnos actuar, pero ¡YA!.

¿Se ha fijado usted con detenimiento en un bebé? Si es así, debe haber observado esa cabecita delicada, pequeñita y suave. Con ternura y amor uno los acaricia con la puntita del dedo, delicadamente. Entonces me pregunto, como deben estar preguntándose miles y miles de puertorriqueñas y puertorriqueños, ¿cómo es posible que un ser haya sido tan despiadado de tirar una bebecita tan tierna, tan inocente, a la orilla de la carretera ocasionándole una fractura craneal? No hay excusa, no hay explicación, no hay misericordia alguna para quien realizó bestialismo tal. No lo hay. No, no y no.

Y entonces, para zarandear el principio de la semana, estremecernos y tirarnos al suelo, lloramos solidarios al enterarnos de que una niña de trece añitos que padece de autismo severo, fue abusada y preñada por su padrasto. O sea, agredida sexualmente una y otra vez, una y otra vez, una y otra vez. Y con su madre bajo el mismo techo. Imaginar a esa criatura siendo atacada -porque eso es un ataque- me produce un escalofrío que me recorre y corta todo el cuerpo y unas ganas de llorar con sentimiento e histeria. Él es culpable. Punto. Y las madres -hermanos y hermanas que me leen- tenemos el deber de proteger, amparar y servirle de escudo a nuestros hijos contra cualquier ser o acto maligno. Culpable también. Punto.

Como sociedad, ¿qué vamos a hacer? El foro queda aquí abierto.