Los extraterrestres no llegaron. Se fueron a “juyir” o prefirieron pasar de largo. Eno Alaric, un hombre que se autoproclama “el viajero del tiempo” y quien afirma que se ha dado un brinquito desde el año 2671 hasta el 2023, había avisado - por aquello de que no nos agarraran con los pantalones abajo- que los extraterrestres vendrían a llevarse ocho mil almas para llevarles a un planeta habitable.

Tan pronto lo leí me entró la duda, ¿qué significará lo de “habitable” para este señor?. Digo, porque para los terrícolas sería vivir comoditos - techo, comida, plan médico y facilidades de salud e internet- bajo el manto de algún líder que dé el grado, o sea, que no sea embustero, chanchullero y mucho menos charlatán.

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Me quedé con las ganas de saber si esas ocho mil personas debían cumplir con algún requisito especial. ¿Vacunados o no vacunados? ¿Se llevarían a los más puros, nobles y honrados? ¿O a los más pecadores -porque aquí todos tiramos nuestra piedrita- para limpiarlos?

En el lee que te lee me entero de que los rescatados serían únicamente los buenos. Vamos, que los extraterrestres tontos no son. ¿Pero por qué no se llevan a los malos? ¿Por qué dejarles aquí si lo que merecen es irse al infinito y más allá, cerca de algún cometa o de los rayos ardientes del Sol? No tendrían que indagar ni pasar mucho trabajo, con gusto podríamos sugerirles una lista de candidatas y candidatos.

Digo, a mi se me ocurren bastantes nombres para aportarle a esa selección con boleto de ida y sospecho que no de vuelta. Imagínese usted, limpiaríamos la casa, que diga, el planeta, de abusadores, déspotas, maltratantes y criminales.

Entre ellos, ataviados con chaquetón y corbata o vestido línea A y de floretones, unos cuantos gobernantes de países, de esos que han botado la pelota pisando y estropeando a sus pueblos y condenándolos a vivir un presente de horror.

No faltaría una buena cantidad de soplapotes, alcahuetes y lambones. Esos son como el orégano brujo, que uno siembra un esqueje y de una ramita nacen veinte.

En primera fila estarían los abusadores de niños y ancianitos, seguidos de los chupacabras que se roban el dinero del pueblo con esquemas diagramados para llenarse el bolsillo mientras vacían los nuestros. No fue tan mala la ilusión de Alaric, lástima que los seres de otros mundos se rajaron.

Por mí que vengan aunque sea un momentito y que carguen sus maletas con quienes abusan de los animalitos, con los que destruyen la Madre Tierra, con quienes dañan el aire, los mares, los ríos. Que igual se lleven a quienes impulsan las guerras con tal enriquecerse a cuenta de la desgracia de los demás. Que reserven varios asientos para los asesinos despiadados que acaban con la vida de inocentes de todas las razas, edades y religiones. “Pa’ fuera…. pa’ la calle”.

El problema es que el “viajero del tiempo” se equivocó y me he quedado guindando con el deseo de que en el cielo se abriera un boquete por donde se asomara un gigantesco vacum cleaner que succionara con fuerza turbo a la gente mala para que los buenos, que siempre somos más, pudiéramos vivir tranquilos, en amor, armonía y paz. Ojalá y de repente viren pa’ trás.