Inútil, bruta, estúpida, cab#&%!, pen#@*%, son sólo algunos de los insultos que reciben a diario miles de mujeres que pertenecen a la terrible y horrorífica fila de víctimas de la violencia de género. Algunas viven presas de la crueldad, otras han muerto a destiempo bajo un manto de salvajismo.

Y el patrón es repetitivo. Primero el vituperio, la ofensa, la palabra hiriente, filosa y punzante. Luego el regalito, las flores, el abrazo, el besito y los perdones que intentan TAPAR lo sucedido y seguir así, como si nada hubiera pasado, sin mancha de pecado original.

La Coordinadora Paz para la Mujer ha compartido una iniciativa extraordinaria que pretende -y en esto deberíamos colaborar todas y todos- sacudir la conciencia colectiva sobre un hecho que se manifiesta cada vez más con mayor crudeza y que es la punta de lanza de una pesadilla que muchas veces culmina arrancando una vida.

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El mensaje es contundente, necesario y pertinente en estos tiempos en que ese crimen -no podemos llamarle de otra manera- está tan rampante. La violencia NO se borra. NO se tapa.

Como madre y abuela de mujeres, como esposa, madre de varones, como amiga, vecina, hermana, sobrina… como mujer puertorriqueña, me hago eco de este mensaje y levanto mi voz.

“El ciclo de violencia se da por etapas y, por lo general, comienzan con un periodo de ‘luna de miel’ en los que todo en la relación aparenta estar bien. En su segunda fase, se comienzan a ver señales de conflictos que podrían parecer menores o normalizados, con algunas manifestaciones de maltrato verbal o físico y el intento de la víctima de agradar al maltratante para evitar conflictos.

El ciclo evoluciona a incidentes de violencia graves que pueden desencadenarse por cualquier tipo de desacuerdo de la pareja. Es aquí donde usualmente la víctima trata de buscar ayuda y salir del ciclo. Como última etapa está la ‘reconciliación’, momento en que el agresor pide perdón y promete cesar los actos violentos, hace regalos o compromisos de rehabilitación o cambio, lo que abre la puerta para que la víctima reconsidere sus razones para no abandonar la relación y ofrece otra oportunidad. Y así, el ciclo se repite en muchos casos con consecuencias fatales”, explica Vilma González Castro, de Coordinadora Paz para la Mujer.

¿Qué hacer?

-Apoya los esfuerzos de las personas que quieren salir de una relación de violencia.

-No critiques, ni juzgues sus acciones, aunque no estés de acuerdo con sus decisiones.

-Promueve y participa en redes de apoyo entre personas en situaciones de violencia y sus familiares y amistades para facilitar los esfuerzos de desarrollo e independencia que le permitan sobrevivir a la relación.

-En tu comunidad, ofrece servicios y ayuda a sobrevivientes de violencia en el intento de cambiar sus vidas, asumiendo un compromiso personal con la erradicación y prevención de la violencia de género.

Hagamos que el hashtag #NOSTENEMOS cobre la validez de lo que implica.

Si verdaderamente nos tenemos, si no queremos enterarnos de que muere una más, entonces toca empujar entre todos y todas el pedal del acelerador para que se reconozca la importancia de frenar el inicio de un ciclo que puede tener una consecuencia fatal. ¡Vamos!