La estenosis aórtica es una de las valvulopatías más frecuentes en la práctica clínica, especialmente en pacientes de edad avanzada.

Se caracteriza por la obstrucción progresiva al flujo sanguíneo a través de la válvula aórtica debido a la fusión de las valvas, la calcificación y engrosamiento de la válvula, lo que lleva a una reducción del área valvular efectiva.

Este proceso degenerativo se asemeja a la aterosclerosis, con inflamación crónica, depósito de calcio y remodelado del tejido valvular.

Aunque también puede ser congénita (válvula bicúspide) o secundaria a la fiebre reumática, en países desarrollados predomina la forma degenerativa calcificada.

Diagnóstico de la estenosis aórtica

El diagnóstico de estenosis aórtica se basa en la sospecha clínica y la confirmación mediante ecocardiografía transtorácica.

Al examen físico, el hallazgo más característico, es un soplo sistólico eyectivo en foco aórtico, con irradiación al cuello.

La ecocardiografía permite cuantificar la severidad. Estudios complementarios como la ecocardiografía transesofágica, la tomografía computarizada o el cateterismo cardíaco pueden ser necesarios para definir la anatomía valvular, el grado de calcificación y la factibilidad de un tratamiento intervencional.

Síntomas de la estenosis aórtica

La estenosis aórtica puede permanecer asintomática durante años, pero una vez aparecen los síntomas, el pronóstico empeora drásticamente si no se realiza una intervención.

Los síntomas clásicos de manifestaciones clínicas incluyen angina de pecho, pérdida de conocimiento, falta de aire e insuficiencia cardíaca.

Sin tratamiento, la supervivencia promedio es de dos a tres años, después del inicio de los síntomas.

Manejo percutáneo con TAVR de la estenosis aórtica

Tradicionalmente, el reemplazo quirúrgico de válvula aórtica mediante esternotomía ha sido el tratamiento estándar con muy buenos resultados.

Sin embargo, muchos pacientes ancianos o con múltiples comorbilidades no son candidatos adecuados debido al alto riesgo quirúrgico. En este contexto, el reemplazo valvular aórtico transcatéter (TAVR, por sus siglas en inglés) ha revolucionado el manejo de esta patología.

El procedimiento consiste en la implantación percutánea de una válvula biológica montada en un sistema que se introduce a través de un catéter, generalmente por vía femoral, y se despliega en el sitio de la válvula nativa estenótica y la reemplaza.

Esta técnica minimiza la necesidad de cirugía abierta y reduce las complicaciones asociadas a la esternotomía, ventilación prolongada o recuperación en unidades críticas.

Luego del procedimiento, la estadía hospitalaria de más del 90 % de los pacientes es de solo 24 horas.

Estudios clínicos han demostrado que TAVR ofrece beneficios significativos, no solo en los pacientes considerados de alto riesgo quirúrgico, sino también en aquellos de riesgo intermedio e incluso bajo, ampliando la elegibilidad del procedimiento.

La mejoría en la calidad de vida, la reducción de los síntomas y el aumento en la supervivencia, lo han consolidado como una alternativa eficaz y segura.

La estenosis aórtica es una enfermedad progresiva y potencialmente letal que con un diagnóstico oportuno mediante ecocardiografía es esencial para identificar el momento adecuado de la intervención.

Gracias al reemplazo percutáneo TAVR, hoy en día un mayor número de pacientes —especialmente los ancianos y con comorbilidades significativas que antes no eran candidatos a cirugía— pueden beneficiarse de un tratamiento efectivo, mínimamente invasivo y con excelentes resultados clínicos.

El autor es cardiólogo intervencional con especialidad en enfermedades estructurales cardíacas y director del Departamento de Cardiología en Mayagüez Medical Center.