A los padres les encanta monitorear el crecimiento de sus hijos, ¡y con razón!, ya que este puede ser un indicador importante de cómo se está desarrollando su salud en general. Pero, debido a que el crecimiento de los niños no siempre es constante, es probable que haya períodos de crecimiento rápido y momentos en los que el crecimiento sea más lento o incluso se estabilice.

Entonces, ya sea que estés monitoreando la altura de tu hijo en una pared o anotando cuidadosamente las medidas en un diario, ¿cómo puedes saber si su crecimiento y desarrollo van por buen camino, especialmente con respecto al crecimiento lento?

Según Jennifer Williams, MPH, científica pediátrica de Abbott, existen varios indicadores clave del crecimiento saludable en los niños y la mejor manera de asegurarse de que estos los alcancen es brindándole una buena nutrición desde el primer día.

¿Qué constituye un crecimiento saludable?

Cuando un niño crece lentamente o está experimentando un estancamiento de crecimiento, es fácil desanimarse por los números, pero las pulgadas y las libras no siempre son indicativas de un crecimiento óptimo.

De hecho, el crecimiento saludable se mide por lo que es normal para tu hijo. Cuando su pediatra mide la altura y el peso de tu hijo, está buscando una tendencia constante, no un número mágico.

Por ejemplo, si tu hijo siempre ha estado en el percentil 25, no hay motivo de preocupación, mientras permanezca en esa curva de la tabla de crecimiento. Sin embargo, una caída repentina al percentil 10 podría ser una señal de alerta. Por ello, aunque tendemos a centrarnos en la altura, no siempre es el indicador más importante de un crecimiento saludable.

¿Cómo puede afectar la nutrición el crecimiento y el desarrollo de los niños?

El crecimiento lento puede tener efectos de gran alcance, como afectar los niveles de actividad de un niño, su rendimiento en la escuela e, incluso, puede aumentar su riesgo de sufrir enfermedades crónicas más adelante en la vida. Si te preocupa que el crecimiento de tu hijo se esté atrasando, toma en cuenta que esto puede deberse a muchos factores que pueden afectar su tamaño. ¿Cuáles son algunos?

El primero es la genética. Por ejemplo, si tú o tu pareja tienen una constitución pequeña, es probable, y perfectamente normal, tener un hijo cuya altura y peso estén por debajo del promedio. Luego se encuentra la nutrición, pues también afectará el crecimiento y el desarrollo. Para alcanzar su máximo potencial de crecimiento, los niños necesitan consumir suficientes calorías y nutrientes clave.

Si bien comenzar una dieta nutritiva durante el embarazo es óptimo para el desarrollo inicial saludable del niño, continuar después de su nacimiento también puede marcar una gran diferencia.

¿Son algunos nutrientes más beneficiosos en la dieta de un niño que está en crecimiento?

Una buena nutrición puede ser de gran ayuda para el crecimiento de tu hijo, pero saber por dónde empezar puede ser difícil. Williams recomendó comenzar por observar de cerca cómo come tu hijo, especialmente si sospechas que está rezagado en el crecimiento.

“¿Está comiendo lo que siempre ha estado comiendo o algo ha cambiado? Si ves que tu hijo está comiendo mal o sabes que no está recibiendo toda la nutrición que necesita porque no está comiendo una variedad de alimentos, agregar un suplemento nutricional completo y equilibrado como PediaSure® podría ayudar”, destacó la científica.

Al elegir un suplemento nutricional entre comidas, busca uno que proporcione calorías de calidad, así como nutrientes que se hayan comprobado que apoyan el crecimiento, como:

  • Proteína de alta calidad, para apoyar el crecimiento y el desarrollo de los músculos y los huesos. Las proteínas también se pueden encontrar en carnes, pescados, huevos, leche, queso, yogur y habichuelas.
  • Calcio y vitaminas D & K, para ayudar a desarrollar huesos fuertes. Encuentra el calcio en los productos lácteos, las almendras y los vegetales de color verde oscuro como la espinaca; encuentra la vitamina D en pescados grasos, las yemas de huevo y la leche fortificada; y la vitamina K en vegetales verdes como el “kale” y el aguacate.

Para los padres ocupados, poner comidas nutritivas en la mesa no siempre es fácil, pero Williams enfatizó que los suplementos nutricionales no deben usarse en lugar de una comida, sin importar cuán agitada se vuelva la vida.

“Cuando los niños no obtienen suficientes calorías, realmente queremos que primero aprendan a comer bien los alimentos integrales”, explicó. “Bríndales la oportunidad de desarrollar esos hábitos saludables, comiendo con el resto de la familia, y luego agrega una batida nutricional como merienda, si es necesario”, aconsejó.

Si descubres que tu hijo no siempre tiene hambre en el almuerzo, pero está hambriento a la hora de la cena, las meriendas pueden ser una excelente manera de asegurarse de que obtenga todos los nutrientes que necesita. Hay muchas meriendas sabrosas y nutritivas que puedes agregar a la alimentación, pero asegúrate de consultar al médico o al dietista de tu hijo antes de realizar cambios significativos en su dieta. Ellos pueden ayudarte a identificar las áreas exactas de la nutrición en las que tu hijo puede estar fallando, para que puedas ayudarlo a encaminarlo hacia el crecimiento y el desarrollo óptimos.