Por solo un momento piensa que tu hija un día se levantó con una crisis de llanto y desesperación, alegando haber tenido una pesadilla tan horrible que le parecía real. Continúa su relato, indicando que, en el sueño, igual que ella, había otras personas descontroladas porque sentían tanto y tanto dolor, que les impedía caminar o moverse. Añade, que sentía que su cuerpo estaba siendo aplastado por montones de piedras, que habían provocado que su dolor se apoderara de su cuerpo, por lo cual ahora no sabe cómo lidiar con esta nueva realidad, ya que es como despertar a la vida en el cuerpo de otra persona.

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Este alegado “sueño”, para los pacientes de artritis reumatoidea (AR), es pura realidad. Su dolor no se va con acostarse, con levantarse de su asiento o con tratar de moverse.

Cuando la artritis reumatoide llega a tu vida, se adueña y pasa a formar parte de la realidad de la mayoría de las personas de que la padecen, por lo cual, tener a la familia cerca, dándote apoyo, en lo que encaminas tu vida hacia un nuevo comienzo esperanzador y un nuevo despertar a la vida, es sumamente importante.

En su página electrónica, la Arthritis Foundation de Estados Unidos reporta que, al momento, hay más de 50 millones de adultos que padecen de algún tipo de artritis, con un costo anual de más de $81 mil millones en gastos médicos. Además, informa que, más de 24 millones de adultos de Estados Unidos padecen de algún tipo de limitación en sus actividades diarias como consecuencia de padecer algún tipo de artritis, siendo las más comunes: la osteoartritis, la artritis reumatoide, el lupus y la gota. Sin embargo, en los últimos tiempos, la condición autoimmune mayormente encontrada en los pacientes es la artritis reumatoide, por lo cual muchas de las investigaciones se han dirigido a atender sus diversas secuelas.

La artritis reumatoide es una enfermedad crónica que provoca inflamación, rigidez y dolor en las articulaciones periféricas, sobre todo en las manos y los pies, aunque también puede afectar otras partes del cuerpo, como los hombros, los codos, las caderas y las rodillas, lo cual se ha asociado, en muchas ocasiones, con el progreso de la condición.

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Se debe resaltar que la AR también puede afectar significativamente la salud mental de los pacientes, por lo cual el apoyo de la familia y la atención del profesional de la salud mental es esencial para el mantenimiento de su estado emocional y poder sobrellevar las secuelas emocionales de la condición.

El personal de salud mental es súper importante para los pacientes con la condición; sin embargo, en la mayoría de los casos, los pacientes van cuando ya se sienten cansados, agotados y desesperanzados de la lucha contra una enfermedad que agobia. Pero lo importante es que sepan, que no están solos.

Agotamiento mental que no para

El apoderamiento del paciente en todos los sentidos, es importante. El profesional de la medicina tiene una responsabilidad de cambiarle al paciente su medicación todas las veces que sean necesarias; sin embargo, el paciente es el único que puede abonar a su mejoría al apoderarse de sus procesos, conociendo, haciendo preguntas en sus visitas médicas y asistiendo a un profesional de la psicología adiestrado y que comprenda sus necesidades emocionales, sin juzgar ni cualificar su dolor, ya que el dolor más profundo se encuentra en el alma.

La limitación del paciente en sus funciones y el desconocimiento de la condición por parte de algunas personas dentro y fuera del núcleo familiar del paciente hacen que sobrellevarla se haga mucho más difícil. Es precisamente la incomprensión lo que promueve la depresión, la ansiedad y el desasosiego. El acompañamiento psicológico del paciente promoverá que se apodere de su proceso, que logre adherencia al tratamiento y, sobre todo, que sobrelleve su condición.

4 estrategias para manejar la condición

  1. Mientras más temprano conozcas tu padecimiento, tendrás mejor capacidad para atender todas las fases del tratamiento y obtendrás mejores resultados.
  2. Visitar a un profesional de salud mental, te asegurará una mejor calidad de vida (el psicólogo no sustituye al profesional de la medicina, pero sí lo complementa en el tratamiento). Ambos deben de ir a la par, lo cual promueve en el paciente un mejor manejo de la condición, a la vez, que previene la adquisición de trastornos mentales.
  3. Edúcate y fluye en el manejo de tu condición. Tener diálogos abiertos con todos los profesionales que te atienden, te ayuda a conocerte y a tener un mejor cuidado. En la internet hay mucha información no evidenciada, por lo cual los profesionales que te atienden deben ser tu fuente primaria.
  4. Mantente activo y añade a tu lista otros cuidados como: nutricionista, terapia física, meditación o yoga, acupuntura, natación con personal adiestrado en pacientes reumáticos, masajes terapéuticos, danza terapia con personal especializado en pacientes reumáticos, terapia de arte y visitar espacios de la naturaleza.

Es importante recordar que la enfermedad paraliza al paciente; pero, la vida sigue. Retomar, de vez en cuando, lo que no pudiste hacer en cierto momento, es la mejor forma de continuar dando tu mejor cara a las situaciones que ahora serán cotidianas bajo la condición. Recordemos que, de eso se trata: de ir lentamente con pasos seguros hacia un futuro sin limitaciones, con nuestras propias percepciones y con lo más importante a tener en cuenta… sin la cárcel mental del estigma de padecer una enfermedad.

La autora es miembro de la Junta Directiva de la Fundación de Enfermedades Reumáticas de Puerto Rico, Inc. (FER) y directora del Programa de Psicología de la Universidad Ana G. Méndez (Recinto de Cupey).