El Departamento de Salud ha anunciado que casi 2 millones de personas en Puerto Rico han recibido al menos una dosis de la vacuna contra el COVID-19. Apreciamos y agradecemos la tarea de todas las personas que laboran en los programas de vacunación por tan encomiable logro, pero todavía no hemos alcanzado el porcentaje de vacunación esperado para llegar a la ansiada inmunidad comunitaria o inmunidad de rebaño: ese punto donde el virus del COVID-19 ya no pueda propagarse porque la gran mayoría de las personas en una población tienen defensas en contra del virus.

Para lograr la inmunidad comunitaria en Puerto Rico, tenemos que identificar qué personas de 12 años de edad o más no se han vacunado todavía y proveerles vacunación. Algunas personas todavía no han podido acceder al servicio de vacunación porque en muchos centros se requieren citas a través de metodologías electrónicas y hay grupos de personas que no dominan los sistemas de información digital. En ese caso, los ciudadanos que tenemos mejor dominio de la tecnología debemos asistir a estas personas, conseguirles cita o sugerirles algún centro que no requiera citas. Sería óptimo que pudiéramos asistirles, también, en la transportación al centro de vacunación. Si cada ciudadano apoyara, al menos, a una persona que no se haya vacunado todavía, la inmunidad comunitaria se lograría muy próximamente.

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Otras personas no se han vacunado porque aún tienen dudas acerca de la vacuna o desconfían de la misma. En varias ocasiones, los médicos hemos hablado en los medios sobre la gran efectividad y seguridad de las vacunas contra el COVID-19, pero todavía, hay ciudadanos con dudas. Un artículo reciente del New England Journal of Medicine (NEJM) sugiere que en personas que presentan dudas sobre la vacunación, la aceptación a la vacuna aumentaría si se garantizara un cambio próximo en las actividades permitidas una vez ocurra la vacunación. Las personas que perciben que su vida cotidiana va a cambiar después de la vacunación (porque van a poder viajar al exterior o asistir a eventos donde solamente permitan personas vacunadas o acudir a espacios donde ya no se les requiera mascarillas a las personas vacunadas), se sienten más inclinadas a vacunarse.

También, el artículo del NEJM sugiere que las personas que tienen dudas sobre la seguridad de la vacuna tienden a confiar más en su médico u otro profesional de la salud que en la información que les llega a través de los medios de comunicación, de las compañías farmacéuticas o de la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés). Sobre este particular, la responsabilidad de identificar personas que no se hayan vacunado porque tienen dudas sobre la seguridad de la vacuna recae en los médicos y otros profesionales de la salud. Nos corresponde educar a esas personas y brindarles las herramientas de información para que aclaren cualquier pregunta que puedan tener acerca de la vacunación.

En términos generales, la única contraindicación absoluta que existe para las vacunas contra el COVID-19 es tener un historial de alergia severa a alguno de los componentes de la vacuna. En el resto de las personas, la vacunación puede efectuarse con un marco amplio de seguridad y eficacia, por lo cual los médicos y otros profesionales de la salud debemos exhortar a nuestros pacientes a que se vacunen.

Algunas personas en los grupos más jóvenes de edad o personas que no padecen de ninguna condición crónica de salud, podrían suponer que no necesitan vacunarse porque se encuentran a bajo riesgo de complicaciones serias o mortalidad en el caso de que se infectaran por el COVID-19. Aunque la mortalidad por el COVID-19 es más alta en personas de mayor edad y en pacientes con condiciones crónicas, lo cierto es que también se han reportado fallecimientos en personas jóvenes que no padecen de ninguna condición. La doctora Rochelle Walensky, directora de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés), recientemente ha enviado un mensaje claro a la ciudadanía: debido a que las vacunas contra el COVID-19 son casi 100% efectivas para prevenir mortalidad, casi todas las muertes por el COVID-19 en adultos que ocurren en este momento podrían haberse evitado con la vacuna.

En esta oportunidad histórica, nos corresponde asumir una postura altruista de trabajo colaborativo. Todas las personas que puedan vacunarse deben hacerlo por su propia protección, pero también para proteger a aquellas personas que no pueden vacunarse porque tienen alguna contraindicación o porque todavía no han cumplido la edad mínima (12 años) para vacunarse. Un joven de 20 a 30 años a lo mejor pensará que tiene poco potencial de complicaciones por el COVID-19, pero debe vacunarse para proteger a sus hermanos, primos o sobrinos más jóvenes que todavía no pueden vacunarse. Solamente adoptando una mentalidad de trabajo en equipo podremos conseguir que la isla pueda regresar a la normalidad que tanto ansiamos.

El autor es infectólogo de adultos, miembro de la facultad de HIMA-San Pablo, Bayamón; catedrático asociado de la Escuela de Medicina de la Universidad de Puerto Rico y vicepresidente de la Sociedad de Enfermedades Infecciosas de Puerto Rico.

Fuentes:

https://covid19datos.salud.gov.pr. Accedido el 27 de junio de 2021

SteelFisher GK, Blendon RJ, Caporello H. An Uncertain Public - Encouraging Acceptance of Covid-19 Vaccines. N Engl J Med. 2021 Apr 22;384(16):1483-1487. doi: 10.1056/NEJMp2100351. Epub 2021 Mar 3. PMID: 33657291.

https://www.deseret.com/coronavirus/2021/6/23/22546956/covid-19-death-cdc-director-rochelle-walensky. Accedido el 27 de junio de 2021.