Pocos canasteros han vivido la vida y han jugado el baloncesto con la intensidad y la emoción que lo hizo Andy “Corky” Ortiz y el jueves en la tarde su despedida final y la de su hijo de cinco años, Alexander Ortiz Vázquez, fue igual de intensa y emotiva entre las cientos de personas que fueron a velarlos en la cancha Nilmarie Santini del Departamento de Recreación y Deportes y los que, posteriormente, acudieron a rendir sus respetos en el cementerio Municipal de San Juan.

La concurrencia que se dio cita primero al DRD fue testigo de varios vídeos de la vida de Andy y de Alex y de varios mensajes por parte de familiares y amigos, entre ellos una carta escrita como si fuera Alex despidiéndose de su madre y de sus abuelos, la cual tuvo hasta al más fuerte allí bebiendo lágrimas.

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Su padre, Andrés “Corky” Ortiz Sr., sin embargo, trató de permanecer fuerte y exhortó a todos a que “se mantuvieran con la cabeza en alto y que no hubiera nadie triste allí” porque “Dios los va a cuidar allá arriba a ambos”.

Pero el adiós a alguien que dio tanto amor a mucha gente y que tenía mucho más por dar a su joven edad de 28, sumado a la pérdida del pequeño de cinco años, era una realidad muy difícil de aceptar para los allí presentes.

El momento más duro fue cuando la madre del pequeñín, Gloria del Mar Vázquez Pastrana, no pudo soportar el quebranto de su corazón y gritó desconsolada “mi bebé, mi bebé… se llevaron a mi bebé”, antes que se llevaran el féretro de Alex para transportarlo junto al de su padre en los autos fúnebres de camino al cementerio.

Llegados todos al cementerio, cerraron una sala abarrotada de familiares y amigos para que dijeran unas palabras sobre la vida de Andy y de Alex en el último duelo, mientras decenas que se quedaron fuera trataban de ver y escuchar desde las afueras por las ventanas.

Allí la compañera sentimental de Andy por los pasados años, la voleibolista Daranjelyss Yantín, quien fue la única sobreviviente del accidente automovilístico del sábado en Arecibo que reclamó las vidas de Andy y de Alex, agradeció a la madre de Andy, Carmen Colón, por un hijo ejemplar y exhortó a los presentes a mantenerlos a ambos en sus oraciones.

“Gracias Carmen por darme ese hombre. Gracias”, dijo Yantín con voz entrecortada. “Y por favor, nunca se olviden de él. Pidan por él y por su hijo todos los días. Desde allá arriba ellos nos van a cuidar”.

A Yantín le siguieron los dirigentes de Ortiz con los Indios de Mayagüez, Eddie Casiano e Iván Vélez, quienes resaltaron el espíritu guerrero y competidor de su pupilo mientras lo tuvieron bajo sus servicios, incluyendo cuando ganaron un campeonato en el Baloncesto Superior Nacional en el 2012.

“Nadie jugaba más intenso, nadie se fajaba más. Si tenía que meterle un puño a alguien y tirarlo contra el piso, Andy lo hacía. Eso incluía las prácticas, pues decía que ahí tenías que jugar hasta más duro que en los juegos”, recordó Casiano, quien pidió un minuto de aplausos para Andy.

“Competía en todo. En lo que sea, él te quería ganar. Andy es parte de una especie en peligro de extinción. En el baloncesto no era el más rápido, no tenía el mejor tiro y no era el que mejor dribleaba, pero compensaba con su intensidad. Hoy puedo darme el ‘guille’ de decir que pude ‘coachear’ a un tipo como Andy 10 a 12 juegos todos los años”, agregó Vélez.

Otro que resaltó su entrega total en la cancha lo fue su ex compañero de equipo en la Universidad del Turabo, Víctor Mondríguez, con quien ganó un campeonato de la Liga Atlética Interuniversitaria en el 2006 y llegó a una final en el 2007.

“Recuerdo un juego de semifinal (ante American University en 2007) que estábamos abajo por un punto faltando 20 segundos y nuestro coach Raymond Cintrón mandó a dar falta para parar el reloj y llevarlos al tiro libre. Pero Andy dijo ‘No den falta na’ que yo voy a cortar ese balón. Confíen en mi”. Ahí Raymond entonces diseñó una jugada para cuando Andy cortara el balón. Andy cumplió su palabra cortando el balón a los cinco segundos, luego corrimos la jugada de Raymond, metimos la bola y ganamos ese juego al final. Ése era Andy”, relató Mondriguez entre sollozos.

“También recuerdo un día que a Andy se le quedó su camisa de uniforme en Caguas y estaba destrozado porque quería jugar. Estaba molesto, dando golpes a los ‘lockers’ en el camerino. Yo le dije “toma mi camisa. Juega hoy por mi”. Para el próximo juego, Andy trajo su camisa y me dio la de él para que me quedara con ella. Hasta el día de hoy había guardado su camisa. Andy eres un campeón, eres el jugador más intenso que haya conocido en mi vida y siempre te admiraré. Hoy traje esta camisa para enterrarla contigo”.

Padre ejemplar

Aparte de sus dotes como competidor, varios de los allí presentes resaltaron su rol como el padre de Alex, a quien tenía como sombra inseparable en su vida.

“Andy dondequiera que se metía hablaba de su hijo, andaba con él a todas partes, fuese el caserío más malo o la mejor urbanización. Cuando iba a Lloréns, soltaba a su hijo por allí como una paloma. Nunca fue ‘feca’. Siempre te voy a recordar porque me enseñaste a mí a ser padre, a buscar a mis hijos. Para mi fuiste un verdadero guerrero y un verdadero padre”, dijo el jugador Antonio “Puruco” Látimer, que era uno de los visiblemente más afectados por la tragedia.

“El tiempo es corto y hay que apreciarlo y disfrutarlo con la familia”.

Por su parte, José “Hueso” López, con quien Ortiz ganó medalla de oro durante el primer torneo Mundial 3 x 3 de FIBA en el 2012 junto a Jonathan García y a William Orozco, indicó que lo más importante es que los presentes aprendiesen de la entrega de Ortiz a sus familiares y amigos en todo momento.

“La lección de esto es que debemos buscar de nuestros seres queridos. No había un momento que él no buscara a su gente para decirles que los amaba. Andy siempre fue el motor de nosotros. El vino a enseñarnos cómo se vive, a darnos esperanza, a tener la familia presente”, dijo López, agregando que los allí presentes no deben abandonar a los más afectados en esta situación.

“Les digo que después de esto sigan pasando por la casa de (su madre) Carmen (Colón), de Gloria (Vázquez – madre de Alexander) y de “Golda” (Daranjelyss Yantín) para darles apoyo”.

Dolorosa despedida

Tras el emotivo duelo de despedida, todavía faltaba las parte más fuerte, la parte donde colocarían los féretros de Andy y de Alex en los mausoleos que tenían preparados y que serían sellados con cemento.

Allí, Gloria, madre de Alex, se volvió a derrumbar en llanto mientras exclamaba a toda voz “Alexander te amo, Alexander te amo. ¡Ay mi bebé!”.

Y Andrés “Corky” Ortiz Sr., que hasta ese momento se había mantenido fuerte como un roble, también cedió a las lágrimas mientras se dirigía a su retoño.

“Gracias hijo mío. No fuiste perfecto, pero no tengo quejas de ti. Hiciste tu trabajo aquí”, dijo Ortiz, padre. “Solo espero que cuando regresemos a verte aquí, sea con alegría, con música, especialmente el rap, como te gustaba. Que hoy sea el último día de llorarte”.