Houston. Eddie Rosario no tuvo unas Navidades 2020 muy animadas luego de que se quedara sin equipo a principios de diciembre pasado al ser descartado por los Twins de Minnesota.

Este año la contentura y el baile le va a durar posiblemente hasta después de la próxima Navidad.

El jardinero guayamés de los Braves de Atlanta se coronó por primera vez en su trayectoria en el Béisbol de Grandes Ligas cuando su equipo derrotó 7-0 a los Astros de Houston en el sexto juego de la Serie Mundial el martes, ganando la misma 4-2 antes del límite.

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El lente de Ramón "Tonito" Zayas capturó todas estas imágenes de celebración del jardinero de los Braves.

Para Rosario, en lo personal, es motivo de orgullo. Después de todo, no tuvo posibilidades ni remotas de conseguir un anillo de campeón con los Twins de Minnesota durante seis temporadas con ellos, así que sin darse cuenta le hicieron un favor.

“Contento, de verdad. Me lo merecía. El equipo se lo merecía, trabajó duro. Creo que esto es espectacular; un sueño hecho realidad”, dijo a preguntas de la prensa en el terreno del Minute Maid Park de Houston la noche del martes, luego del triunfo y de la euforia que lo llevó a correr por todo el campo, primero para unirse en algarabía con sus compañeros el cuadro interior, y luego paseándose con el trofeo de los nuevos monarcas de las Grandes Ligas.

“Aquí está el triunfo, el esfuerzo, todo el trabajo que tuve y de verdad que me lo merezco. Lo mejor que me ha pasado en mi carrera”, dijo.

Rosario, quien en la ronda anterior de los playoffos fue escogido Jugador Más Valioso de la Serie de Campeonato de la Liga Nacional, tuvo una postemporada de ensueño luego de que su aparición con los Indians de Cleveland tampoco fuera auspiciosa.

Rosario firmó con los Indians en febrero, justo antes del inicio de la campaña 2021, y apenas bateó .254 con siete cuadrangulares y 46 carreras empujadas. Para colmo de males estuvo lesionado, y cuando Cleveland lo cambió a Atlanta, perdió de juego cerca de un mes más mientras se recuperaba de un esguince en el lado derecho del abdomen.

“Aquí era el destino. Aquí (con Atlanta) era que me iba a ganar mi campeonato. Dios lo quiso así y mírame aquí, disfrutándome el campeonato. Dios tiene propósitos. Creo que Dios siempre tiene un propósito en uno cuando uno es bueno y trabaja fuerte. Creo que uno no puede dejar de creer en uno. Nunca dejé de creer en mí y mírame aquí”, agregó el patrullero guayamés.

Rosario bateó en la Serie Mundial solo .227 pero contribuyó en el triunfo con cinco carreras anotadas. No obstante, fue el principal responsable de colocar a los Braves en el Clásico de Otoño, con un descomunal ataque ofensivo de .560 de promedio con tres cuadrangulares y nueve carreras remolcadas para llevarse el premio de MVP en la Serie de Campeonato de la Nacional contra los Dodgers.

En general Rosario fue el jugador de todos los playoffs que más hits conectó con 23. Y terminó la postemporada con .383 de promedio en bateo, producto de esos 23 hits en 60 turnos, con tres jonrones, 11 empujadas y 11 anotadas. Su porcentaje en base fue de .456.

“Esto es lo mejor que me ha pasado en mi carrera. Lo mejor. Súper emocionado, muy contento de mi esfuerzo, de mi trabajo duro, y de verdad que me lo merezco”, indicó.

“Creía que esto iba a estar bien lejos al principio del año. Creí que nunca iba a poder llegar hasta aquí, y mírame aquí, gozándome el momento”, agregó Rosario, explicando por qué subió con la bandera de Puerto Rico a la celebración en la tarima.

“Yo tengo que representar a mi isla y a mi pueblo de Guayama; demasiado orgulloso. Sin Puerto Rico yo no estuviera aquí”.