De sus manos nacen obras de arte. La madera de cedro que toca la transforma en casi cualquier cosa, aunque prefiere los santos. Eric Saunders Malavé es un artista plástico que está dando mucho de qué hablar porque talla con un estilo único y creativo en el que mezcla lo tradicional puertorriqueño con elementos pop.

Sus piezas pueden ir desde los conocidos Tres Reyes Magos hasta tallar un San Martín negro, con un afro y un poste de barbero en la mano. Incluso, ha creado a Aníbal Acevedo Vilá con el famoso vaso rojo, a Roberto Clemente, Oscar López y Master Yoda.

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Todos los ejemplares son únicos. Saunders siempre intenta, cuando talla al mismo santo o personaje, variar los detalles en sus piezas.

Entre sus obras se aprecia a Santa Ana con afro, San Benito con dados en la mano, San Mateo con un brazo en forma dequela, o un San Patricio cargando bolsas plásticas de compra. Todos los detalles son reinterpretaciones del artista sobre los atributos del santo.

“Para vivir de esto (de la talla de santos) yo me tuve que reinventar. Desligarme. La gente quiere exclusividad, algo único, algo diferente”, asegura el creador de Taller ES.

Saunders es fiel creyente de la creatividad. Al parecer, ese ha sido el toque del éxito: la incorporación de elementos singulares mezclados con trazos sencillos y minimalistas. Como su ropa. Dice que casi siempre viste con camisa negra, mahón, Vans y sus gafas. “Más nada, soy así”, asegura. Habla rápido, con energía, se mueve constantemente, y resalta el trabajo de los demás antes del propio.

Cuenta que sus padres compraban santos desde que era un niño, pero que nunca se le había pasado por la cabeza ser tallador. Todo cambió en el 2008, cuando fue al Encuentro Nacional de Santeros en Orocovis por unas piezas para decorar su nuevo apartamento. Allí, conoció a Pedro Pablo Rinaldi, quien se convirtió en su maestro. Saunders fue fiel a sus clases por tres años consecutivos. Todos los martes y viernes iba a Plaza las Américas, en el Paseo Cultural Ricardo Alegría, a tomar sus lecciones. Hasta que Rinaldi le abrió la jaula para que tomara su propio vuelo, su propio estilo.

Desde entonces, Saunders ha afinado sus piezas y su talento desde su casa. No necesita mucho, unos audífonos y su iPad son suficientes. Bueno, y el silencio. Por eso prefiere trabajar en las noches, cuando su esposa y su hijo duermen.

“Hay que ser bien dedicado”, recalca. “Y lo más importante, es ser tú mismo”, añade.

Saunders tiene 37 años, nueve de ellos los ha dedicado a la talla. No ha ganado un solo premio. Él dice que no le hacen falta, es más, ni le interesan. Quizás porque, en el mundo de los artesanos, sus trabajos no son la norma.

“Pero yo voy a lo mío. Mi talla es mi talla y ha tenido una acogida brutal”, suelta con una sonrisa que se esconde entre su bigote y barba color azabache. Para el artista, la mayor satisfacción es que el público aprecie sus piezas.

Y así lo han hecho. El artista gráfico ha presentado sus piezas en diversos escenarios como la exposición “Ay santo!” en Santurce; en la Galería San Juan Bautista de la Casa Alcaldía del Viejo San Juan y Espacios Minerva.

Su primer santo se lo compró el artista Antonio Martorell. Era 2009 y se celebraba una feria en la Plaza de las Delicias en Ponce. Fue un San Sebastián. Quizás, vaticinando su éxito, y a su vez, el martirio que pasaría entre los artesanos por no seguir sus reglas. “A mí nadie me había comprado un santo y viene este artista y se fija en mis piezas. Es como que ¡diablo! Fue una emoción bien brutal. Después de eso, vendí todas las piezas”, recuerda con entusiasmo.

En estos momentos, Saunders trabaja mayormente por encargo, aunque espera pronto poder comenzar unos proyectos que tiene en mente para Navidad.

Por más que se reinvente y talle a sus personajes favoritos de ficción como Snow, de Game of Thrones, o a Chewbacca, de Star Wars, afirma que no abandonará su origen.

“Yo no puedo dejar de tallar santos porque eso es lo que yo siempre he hecho. Es un modo de preservar la cultura”, asegura.

San Martín 

Roberto Clemente

Chewbacca

Aníbal Acevedo Vilá

Calma Carmona

Chente Ydrach