Si la semana pasada te topaste con un exnovio en el supermercado, de modo casual, y apenas intercambiaron un saludo, ¿se lo debes decir a tu pareja? ¿Es necesario confesarle que ese reloj de pulsera que tanto te gusta fue un regalo durante tu pasada relación amorosa?

Para muchas parejas, la idea de tener secretos es inaceptable como parte de una relación saludable. Por otro lado, tampoco les parece bien callar un sentir respecto a alguna situación, como el que no te gusta ese plato especial con el que te sorprende de vez en cuando o que detestas ese perfume que usa.

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Sin embargo, hay quienes se preguntan bajo qué circunstancias es mejor optar por el silencio ante la preocupación de que demasiada honestidad provoque algún malestar en la otra persona.

“Yo tenía una cartera que era mi favorita, que me la regaló un exnovio, la prefería por encima de las que me regalaba mi esposo, no porque lo amara todavía, sino porque me parecía la más linda”, recuerda “Sofía”, quien prefirió ocultar su nombre real. “Un día él lo notó y me preguntó que si qué de especial tenía, que no usaba las que él me regalaba. Pensé rápido y le inventé que había sido un regalo de mi madre, por eso significaba mucho”. Al indagar la razón para ocultar la verdad, Sofía responde de inmediato: “porque eso iba a desencadenar una guerra. Sé que se pondría a discutir por los celos, aunque no hubiera nada entre mi ex y yo, y para mí tenía más valor la paz”.

¿Es correcto callar?

La psicóloga Myralys Calaf responde que todo “depende, hay secretos ‘inocentes’ y secretos más serios”, y agrega que “cualquier información importante que se le oculte a nuestra pareja tiene el potencial de crear problemas”.

Si bien aclara que “podríamos callar cosas pensando que son secretos ‘inofensivos’ o sin relevancia”, lo cierto es que “las parejas más saludables gozan de buena comunicación que incluye compartir sus intimidades y/o secretos que no compartiríamos con otras personas en nuestras vidas”.

La doctora agrega que “no hay nada objetivamente malo en no decir que vimos a un exnovio de lejos en el colmado que ni siquiera saludamos o que el reloj que usamos fue un regalo de un ex con quien ya no nos relacionamos, pero debemos preguntarnos por qué no lo decimos”. “¿Es por miedo? ¿Es por vergüenza? ¿Por no querer herir a nuestra pareja? ¿Por no querer bregar con las consecuencias de revelar la información?”, agrega.

Por otro lado, el psicólogo Carlos Sosa señala que “cada uno en la pareja debe compartir todo lo que quiera compartir, pero también tiene derecho a mantener asuntos en privado, y eso no implica que le estás fallando a tu pareja”. El doctor insiste en que “toda persona, independientemente esté o no en pareja, tiene derecho a guardarse cosas para sí mismo”. Ahora bien, “si es una relación sólida, no hay por qué tener miedo o inseguridad al hablar. Una persona que mantiene una buena comunicación, no le da importancia a detalles insignificantes que no van a alterar los sentimientos ni la calidad de la pareja”.

El doctor aclara que todo va a depender de qué tipo de verdad se oculta, ya que, por supuesto, hay temas más serios que otros.

¿Cuándo no afecta callarlo? “Cuando es algo que no es nocivo para la relación, que no va a dañar la salud mental de la otra persona”.

A su vez, la psicóloga abunda sobre los riesgos de callar ciertos asuntos. “Si mantenemos un secreto que luego sale a la luz tiene el potencial de ser fatal para la relación. La confianza es un aspecto esencial de toda relación y algo difícil de reparar una vez ha sido lacerada. No importa las razones por las cuales has callado cierta información, al enterarse tu pareja podría sentirse traicionada al punto de no querer continuar en la relación”.

Calaf añade que optar por el silencio en vez de confesar un sentir o un secreto “nos limita las posibilidades de crear un ambiente de buena comunicación, confianza y una profunda intimidad emocional”.

En cambio, “contarle a nuestra pareja asuntos que potencialmente pueden ser difíciles de hablar nos abre también a la oportunidad de crear mayor intimidad con nuestra pareja. El posicionarnos de forma vulnerable ante nuestra pareja puede ser un acto de mucha valentía que puede resultar en una mayor conexión e intimidad emocional con la persona con quien estamos compartiendo nuestra vida”.

“Betty”: “Como tenemos cuentas apartes, yo una vez hice un préstamo de $5,000 en un banco para viajar a Nueva York con mis amigas y nunca se lo he dicho. Ya lo saldé, pero me las ingenié para que jamás se diera cuenta de la libreta de pagos”

“Gisela”: “Mi esposo no sabe que cada vez chequeo en Facebook la vida de mi ex, pero no porque lo ame todavía, sino para alegrarme de lo mal que le va”

“Lucía”: “Él no sabe que yo soy una coqueta con otros, y que si me cucan... yo respondo”

“Karla”: “Él jura que cocina rico y a veces lo que prepara no sabe bien, pero como lo hace con esmero, me lo como. Disimulo y no le digo nada. Me da pena”

“Melanie”: “Mi esposo no está de acuerdo en que me exceda en comprar juguetes y ropa para el nene. A veces me salgo con la mía y no se entera. En otras, el nene me delata”

“Fabiana”: “Por un tiempo planificaba viajes a Atlanta y Nueva York con mis amigas del trabajo. Todas les decíamos a nuestros esposos que eran talleres de trabajo para que así se quedaran con los hijos mientras nosotras estábamos en nuestras ‘vacaciones”

“Inés”: “Soy una espía innata. Mi novio no habla mucho, así que para saber quién es su exesposa entré al portal de la Rama Judicial (de Puerto Rico). Ahí apareció el nombre de ella, por el divorcio. De vez, busqué posibles casos de él, violencia doméstica, por ejemplo, por si acaso. Cuando busqué el nombre de ella en Internet, apareció en una página de perfil laboral, y ahí vi su email. Por su email la busqué en Facebook, y ya le tenía rostro al nombre. Jamás le he dicho que hice toda esa investigación antes de estar en una relación con él, no vaya a ser que se asuste”

“Sonia”: “Compro mercancía por Internet y cuando es de colección, él se enoja mucho por lo costoso, así que tengo que hacer malabares para que no se entere, ni vea paquetes, ni la factura”

“Zulma”: “Hago compras que él ni se entera. Cuando me pregunta, le digo que me lo regalaron como parte de alguna oferta y eso lo deja tranquilo”