Las parejas compuestas por personas con un alto nivel de educación académica suelen distribuir equitativamente las tareas domésticas del espacio que comparten. Pero cuando tienen el primer hijo, el peso del trabajo se inclina hacia la mujer, aun si ninguno de los dos se da cuenta.

En un estudio en el que se les preguntó directamente a hombres y mujeres cuánto estimaban que había sido el incremento de trabajo diario luego del nacimiento del bebé, ambos dijeron que más de cuatro horas, pero cuando se examinaron los diarios detallados, el total de horas diarias para la mujer fueron dos y apenas 40 minutos para el varón.

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“Las mujeres terminaron asumiendo mucho más del trabajo que implica un recién nacido a pesar de que ambos pensaban que se habían  añadido la misma cantidad de labor”, indicó Claire Kamp Dush, coautora del estudio y profesora asociada de la Univesidad Estatal de Ohio.

Los resultados fueron inesperados porque antes de que naciera el bebé, las parejas compartían las tareas del hogar relativamente proporcionadas. 

"Lo que antes era una división uniforme del trabajo del hogar, ya no se veía igual”, señaló la también coautora de la investigación, Jill Yavorsky, según reseñado en la sala de prensa de la Universidad de Ohio.

Los datos de la investigación son del New Parents Project, un estudio a largo plazo que analiza cómo las parejas en las que ambos trabajan se adaptan a lo que implica criar un hijo. 

Las 182 parejas participantes se salen del promedio porque ambos tienen un nivel educativo más alto, trabajan y piensan seguir haciéndolo aunque se conviertan en padre y madre.

“Estas son las parejas que se esperaría tengan relaciones más equitativas. Tienen la educación, los recursos económicos y otros factores que los investigadores han creído que llevaría a una distribución justa de la responsabilidad. Pero eso es lo que hemos encontrado”, dijo Dush.

Las parejas fueron estudiadas dos veces, primero durante el tercer trimestre del embarazo y luego cuando sus bebés tenían nueve meses.

En ambas ocasiones completaron, por separado, un diario detallado sobre las tareas en un día de trabajo y en uno libre. Antes del bebé, el trabajo doméstico sumó 15 horas semanales para los dos y entre 42 y 45 de trabajo remunerado. Después del nacimiento, las horas del hombre bajaron a diez y las de la mujer se quedaron en 15.