Ella es una estilista de profesión y panadera de corazón.

Suena extraña la combinación, pero Marilyn Cabezudo sacó la empresaria que lleva dentro en los tiempos más difíciles y logró alcanzar metas que jamás hubiese imaginado con tan solo mover sus manos y tener la fe en sí misma y en su Baby Blue Artisan Bread, una línea de panes artesanales confeccionados con ingredientes naturales libres de preservativos.

El empeño de esta exitosa mujer la llevó recientemente a ganar el concurso “Yo apoyo lo de aquí pa’ que tú lo sepas, el cual le hizo merecedora de un premio de $15,000 para su negocio.

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“El concurso era para Talleres del Centro para Puerto Rico y estaba dirigido para personas con negocios de agricultura y alimentos. El objetivo era darles un incentivo y ese empujoncito que todos los pequeños empresarios tanto necesitamos para estar en otro nivel en lo que es el negocio”, dijo Cabezudo.

En este concurso, la gurabeña vio la oportunidad de llevar su negocio a otro nivel, ya que no cuenta con los recursos para invertir en maquinarias que son necesarias para la manufactura de sus panes artesanales.

“En la actualidad, no hemos recibido ninguna ayuda, todo se ha hecho bajo autogestión. En mi caso, me motivó a participar el hecho de que los equipos de panaderías son costosos y he tenido que hacerme de máquinas de segunda y terceras manos con lo que genero de las mismas ventas porque no puedo invertir”, sostuvo la empresaria, quien tiene su taller de trabajo en un sótano habilitado de una residencia en el Barrio Rincón de Gurabo.

Esa motivación la tuvo desde el principio cuando entró a la competencia y es que Marilyn no se visualizaba de otra forma que no fuese ganando ese dinerito, al punto de que ya tenía los planes de en qué lo invertiría.

“Yo tenía la fe de que iba a ganar y tenía metas de cómo en el 2018 iba a estar establecida con ese dinero. Actualmente cuento con la que llamo “mi caballito de Troya”, una máquina de cortar pan que lleva un año conmigo. Esa máquina nos ayuda tanto, pues antes cortando el pan podía estar cinco horas y ahora me tardo siete minutos. Pero ya se me ha dañado dos veces”, indicó la mujer de 40 años.

Ahora, con este empuje, Marilyn espera ver despegar aún más sus sueños y poder llegar al paladar de más puertorriqueños en y fuera de Puerto Rico.

“Aprendí que uno llama las cosas con la boca. Ahora estamos en la etapa final para tener producto en supermercado. Como somos una pequeña manufactura, necesitábamos la liquidez, pero ahora podremos hacer inversiones y, quien sabe lo que traerá el futuro. Quizás podamos llevarle el pan de coco a quienes extrañan tanto esos sabores tropicales de nuestra Isla”, culminó.