El constante congestionamiento vehicular, el exceso de monóxido de carbono y el incesante ruido son solo algunas de las razones expuestas por los residentes del Viejo San Juan para respaldar el plan de la alcaldesa del municipio, Carmen Yulín Cruz Soto, que limitaría el tránsito en algunas calles de esta importante zona comercial y turística.

Según indicó la alcaldesa a la prensa, el plan propone restringir el flujo vehicular durante ciertas horas al día y en los fines de semana en la Ciudad Amurallada, excepto por los residentes, quienes tendrán acceso en todo momento. 

Durante un recorrido por la zona histórica, Primera Hora pudo constatar que la gran mayoría de los residentes consideran como sumamente necesaria la restricción del tránsito.

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Ana María Molina, residente de la calle Norzagaray hace 28 años, dijo estar completamente de acuerdo con que se imponga una medida que regule el tráfico en el casco histórico.

“Es una medida necesaria, especialmente para los que vivimos aquí. Nosotros queremos tener momentos de sosiego y el constante tráfico,  el ruido y el humo de los carros nos hacen la vida un poco difíci”, explicó la mujer.

“Lo que se debe es analizar bien para que tampoco vaya a afectar a los comercios. Si la alcaldesa está impulsando este plan es porque los residentes ya se han quejado”, añadió.

Asimismo, José Antonio Rosario, residente en la calle Cruz hace tres años, consideró la idea como “magnífica”.

“He visitado otras ciudades amuralladas como la de Cartagena en Colombia y me parece fenomenal que hagan eso aquí”, indicó el fotoperiodista de profesión.

“Hay que hacerlo organizadamente para que nadie sufra, pero el plan que utilizaron para las Fiestas de la Calle San Sebastián fue fenomenal”. 

“Lo que más nos afecta aquí son los tapones y la falta de estacionamiento, así que me parece magnífica idea y la respaldo”, indicó.

Por su parte, Vaiti Garay, residente en la calle Tetuán, también aplaudió la medida impulsada por la administración municipal.

“Lo veo muy positivo para la ciudad. Los que vivimos aquí sufrimos en cada actividad que hay. Nos afectan mucho los tapones, la falta de estacionamiento, el constante monóxido de carbono de los carros… no creo que vaya a afectar el comercio porque el que viene a San Juan va a venir como quiera. Al contrario, eso podría hacer la ciudad más atractiva para los visitantes”, explicó la empleada de un quiosco de comida en la Plaza de Armas.

Joel Ayala, abogado con residencia en la calle Luna hace siete años, señaló la protección de la arquitectura histórica como la razón más importante para respaldar un plan de esa índole.

“El Viejo San Juan no es una ciudad diseñada para aguantar tanto tráfico. Es urgente que se creen acciones para proteger la arquitectura. Creo que nosotros somos de las pocas ciudades históricas en el mundo que todavía permite el tráfico de vehículos”, indicó.

“Para mí también es bien importante tener en cuenta las necesidades de los residentes, ya que nosotros debemos ser la prioridad pero muchas veces no lo somos”, añadió.

Tienen sus reservas

Los comerciantes del Viejo San Juan, no obstante, tienen sus reservas en cuanto a un plan que regule la entrada del público a la Ciudad Amurallada. Estos temen que un cierre del flujo vehicular afecte grandemente el intercambio comercial en la zona.

“La vida en el Viejo San Juan depende de los residentes y del comercio, y claro, de la apertura y comodidades que tengan los visitantes. Este es un lugar muy importante y tenemos que hacer que sea conveniente para las personas venir hasta acá”, aseguró por su parte Adriana González, gerente de la Ferretería True Value en la calle San Francisco.

“En nuestro caso, necesitamos recibir mercancía, especialmente en momentos de emergencia, y un cierre no planificado nos afectaría grandemente. No nos oponemos a mejorar la calidad de vida en la ciudad, pero nos gustaría escuchar el plan y que nos permitan a los comerciantes dar nuestras sugerencias”, añadió la mujer, quien no es residente en la zona.

Asimismo, Luani Mafuz, diseñadora de prendas en la tienda de joyas y piedras Turquesa, aseguró que la implementación de un plan como el propuesto por la alcaldesa sería el golpe de gracia que aniquilaría el comercio local.

“Eso sería fatal. Cuando hay tapón o cierran las calles la gente no viene y eso se traduce a menos clientes para nosotros. A nivel económico sería un golpe mortal, eso va a alejar a la gente que ya de por sí no vienen por el tapón y la cantidad de construcciones que hay, que se tardan años en completarse”, señaló la artesana, quien trabaja en la zona hace 10 años.

“La cantidad de negocios que se han ido a la quiebra por eso mismo... Solo da una vuelta y mira la cantidad de locales vacíos. Yo lo que espero es que esto no lo hagan como hicieron con las fotomultas, porque aquí todo se hace por debajo de la mesa y por intereses políticos”, indicó.